Comienzo del genocidio armenio

En 1908 un grupo de oficiales del Ejército Otomano conocidos como los Jóvenes Turcos se rebelaron ante el sultán Abdul Hamid II y lo obligaron a restaurar la Constitución de 1876. El nuevo régimen se presentó como una monarquía constitucional que respetaba las libertades individuales y los derechos étnico-nacionales. Las minorías armenias vieron con muy buenos ojos la revolución, pues en teoría vendría acompañada de políticas mucho más amenas para ellas. Incluso el partido político armenio Tashnaksutiún apoyó la rebelión y se levantó en armas.

Pero muy pronto los Jóvenes Turcos y su partido Comité de Unión y Progreso impusieron su nacionalismo de exclusión y siguieron con la segregación a las minorías. Su objetivo era crear un Estado turco moderno homogéneo, no religioso como el del Sultán, para lo que la heterogeneidad cultural del Imperio era un impedimento. En 1909, casi en simultáneo con la sofocada contrarrevolución de Abdul Hamid II, se llevó a cabo la Masacre de Adaná, en donde 30.000 armenios fueron brutalmente asesinados.

“El discurso democratizante permitía aunar adhesiones para deshacerse del viejo poder otomano", sostiene Daniel Feierstein, expresidente de la Asociación Internacional de Investigadores sobre Genocidio y quien ha escrito libros como "Introducción a los estudios sobre genocidios" y "El genocidio como práctica social", entre otros, en diálogo con Página|12.  

En las conferencias del partido Unión y Progreso durante el 1910 se tomó la decisión de ejecutar el genocidio. El desmembramiento del Imperio comenzado en el siglo XIX no cesaba. En 1911 Italia anexiona Trípoli. Serbia, Bulgaria y Grecia, junto a Montenegro y Macedonia dan inicio en 1912 a las primeras guerras balcánicas contra el Imperio Otomano, que desgastado por el conflicto con Italia renuncia a Albania y Macedonia. En 1913 cede la isla de Creta a Grecia. Para ese entonces, los otomanos prácticamente habían perdido todos sus territorios en Europa, y los armenios eran de los pocos cristianos que quedaban dentro del Imperio.

Nacionalismo panturco

Estas pérdidas territoriales son vitales al explicar el genocidio armenio. El Imperio sufría una paranoia de derrumbe que se acrecentaba con el pasar de los años. En ese marco, el Estado apoyó e hizo de las minorías no turcas, sobre todo las musulmanas, una pieza clave para el Genocidio. Estos grupos étnicos habían sido expulsados de los territorios donde los diferentes Estados cristianos habían declarado su independencia y traían consigo un enorme odio que los otomanos fogonearon. 

"El nacionalismo panturco permitió un proyecto de homogeneización nacional sobre la base del 'peligro de las minorías' que implicó una articulación de un discurso militarista con formas de utilización política del odio”, define Feierstein. 

Ejecuciones a armenios, Constantinopla, 1915 . Imagen: genocide-museum.am

Tártaros, circasianos y kurdos, cómplices y autores materiales del genocidio 

Tártaros, circasianos y kurdos también participaron de las masacres. El Gobierno no solo les hizo creer que los armenios eran traidores que ponían en riesgo el Imperio y una amenaza para sus étnias, sino que les prometía quedarse con las tierras de aquellos que asesinaran para allí crear su propio Estado autónomo. Incluso se liberaron y armaron presos con la condición de que se unieran a la cacería de armenios.

En 1913 los oficiales Mehmed Talaat, Ismail Enver y Ahmed Djemal tomaron el poder del Imperio Otomano bajo el lema "Turquía para los turcos". Atrás quedaron las promesas iniciales del respeto a la diversidad. "La idea de los Jóvenes Turcos era eliminar el sistema imperial y uno de sus planes era homogeneizar al Estado. Ellos ya traían ese plan de exterminio desde un comienzo", sostiene el doctor en Antropología Carlos Antaramian, descendiente de armenios y autor de varios textos relacionados al genocidio, en diálogo con Página|12.

Los armenios, al igual que otras tantas minorías, vivían en barrios cerrados y mantenían su propia religión y cultura e incluso cierta autonomía política —siempre respondiendo al Sultán en última instancia— , aunque eran considerados ciudadanos de segunda y no tenían los mismos derechos que los musulmanes: no se podían casar con una musulmana, ni testificar en una corte contra un musulmán o tener caballo o armas, entre otros impedimentos. Los Jóvenes Turcos querían un Estado centralizado sin ninguna otra organización de minorías que interfiriera. 

El Triunvirato buscaba unir a todos los pueblos turcos en una nueva y moderna nación homogénea, para lo cual creían necesario una enorme expansión territorial y una profunda limpieza étnica. Fue el reemplazo del otomanisno por el panturquismo. "Los Jóvenes Turcos no eran religiosos, pero para homogeneizar Turquía sabían que debían apelar a la religión, pues gran parte de la población era radicalmente musulmana", explica Antaramian.

A comienzos de agosto de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, que fue vista por los Jóvenes Turcos como una oportunidad para cumplir con su plan sin preocuparse por las presiones de las potencias occidentales. A mediados de 1915 y con la excusa de la Guerra, los Jóvenes Turcos disolvieron el Congreso.

Los 10 puntos del plan del exterminio armenio ideado por el Imperio Otomano

El plan de exterminio fue pensado y redactado en un documento conocido como “Los diez mandamientos del Comité Unión y Progreso”, que constaba de 10 artículos y cuya fecha es de entre finales de 1914 y comienzos de 1915.

En este documento, que se hizo público luego de que el Alto comisionado británico en Constantinopla se lo enviara al Ministerio de Relaciones Exteriores Británico a principios de 1919, se explicaba paso a paso el plan de exterminio

Los 10 artículos del genocidio armenio

Las etapas del genocidio armenio

La primera etapa del Genocidio fue el secuestro, deportación y asesinato de líderes políticos, eclesiásticos e intelectuales el 24 de abril de 1915. Lo que se buscaba era dejar sin representación a los armenios. Se impulsó una fuerte propaganda para hacer ver a los armenios como traidores y conspiradores, pues el apoyo de la población musulmana era vital para el plan.

Armenios deportados en tren hacia Baghdad en el marco del genocidio armenio. Imagen: Instituto Nacional Armenio.

La segunda etapa fue la eliminación de los hombres aptos para combatir, o sea aquellos de entre 18 y 40 años. Más de 60 mil hombres armenios fueron reclutados al ejército otomano y luego asesinados. Se los hacía cavar sus tumbas antes de ser fusilados.

La tercera etapa fue el comienzo de las deportaciones masivas de armenios hacia los desiertos de Siria, como Deir ez-Zor, y la Mesopotamia. La mayoría eran mujeres, ancianos y niños, sometidos a torturas extremas. Las mujeres eran raptadas, violadas y convertidas al Islam por la fuerza, para en algunos casos ser las esposas de musulmanes. Quienes no morían en el tortuoso camino eran ejecutados al llegar a destino.

Las deportaciones y las masacres se organizaban desde el gobierno central, más específicamente desde el Ministerio del Interior. Desde allí se instruía a los gobernadores, a las policías provinciales y a los grupos paraestatales armados. Los funcionarios que no cumplieran las órdenes del gobierno eran removidos e incluso asesinados

Armenios quemados vivos en Sheykhalan (1915) - genocide-museum.am

¿Qué hicieron las potencias? Los armenios asesinados y el negacionismo turco-azerí

En mayo de 1915, Francia, Gran Bretaña y Rusia emitieron un comunicado conjunto en el que advertían de estas matanzas y usaban por primera vez el término "crímenes contra la humanidad". El Senado de Estados Unidos se manifestó en febrero de 1916.

De los 2.100.000 armenios que habitaban el Imperio Otomano, más de 1.500.000 fueron masacrados. Algunos lograron escapar a otras zonas del Imperio o fuera del mismo, incluso con ayuda de turcos y/o musulmanes que no compartían las matanzas. En su plan de formar un Estado turco homogéneo, el Imperio asesinó también a más de 300.000 griegos —existen fuentes que triplican ese número— y un número similar de asirios

Hasta el día de hoy es que Turquía mantiene un férreo negacionismo, a pesar de la enorme documentación que respalda la definición de los hechos como genocidio. Se sigue recordando a las cabezas del genocidio como héroes, bajo la justificación de que todo ocurrió en un contexto de guerra y hambruna, y el Estado turco financia y apoya económica y militarmente a Azerbaiyán para que continúe con lo que comenzó a principios del siglo XX. 

Son 32 los Estados que sí reconocen el genocidio armenio a través de alguno de sus poderes: Argentina, el único que lo reconoció en sus 3 poderes, Uruguay, el primer país en reconocerlo, Chipre, Estados Unidos, Paraguay, Brasil, Rusia, Ciudad del Vaticano, Dinamarca, Canada, Grecia, Líbano, Bélgica, Francia, Suecia, Italia, Suiza, República Checa, Portugal, Eslovaquia, Países Bajos, Polonia, Venezuela, Lituania, Chile, Bolivia, Austria, Luxemburgo, Alemania, Siria y México. También se sumaron órganos internacionales como el Parlamento Europeo y el PARLASUR. 

Día de acción de respeto y tolerancia entre los pueblos

En Argentina desde 2007, a través de la promulgación de la Ley 26.199, se declaró el 24 de abril como el día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos en conmemoración del genocidio armenio. 

El artículo 2 de esta ley autoriza a todos los empleados y funcionarios de organismos públicos y a los alumnos de nivel primario y secundario de origen armenio a disponer libremente del 24 de abril.

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