
El sello DreamWorks no existe más, pero E y sus anguilas siguen aquí. De hecho, desde entonces han lanzado otros catorce discos, a los que deben sumarse las primeras experiencias solistas de Everett, A Man Called E (1992) y Broken Toy Shop (1993). A través del tiempo y todos los cambios vividos en el siglo XXI, eels se las ha arreglado para mantener una ética de trabajo al viejo estilo, grabar un disco, salir de gira, componer, grabar otro disco y seguir. Pero, otra vez el hecho curioso, eels nunca vino a la Argentina, ese país en el que han tocado decenas de propuestas quizá igualmente "de culto" (o más). Y llega el momento en que al fin se tiene del otro lado del teléfono a Mr. E: ¿Cómo esconder el tono casi de reproche al preguntarle por qué nunca se los pudo ver en vivo aquí?
"Bueno, es una cuestión de logística... hacemos lo que podemos", dice el músico desde Los Angeles, donde vive. "No somos Superman, el año tiene 365 días y sí, hubo momentos en los que pensamos que finalmente íbamos a ir a Sudamérica, pero resultaba que era un mal momento del año, en el que no querían que fuéramos. Y las cosas dependen de ir donde está el trabajo, ¿sabés? Si sale la oferta adecuada y es viable que vayamos, iremos. Hasta ahora no fue posible, pero queremos ir. Nos encantaría ir."
Aunque la esté tribuneando, uno quiere creerle a E. El tipo ha sabido convertir la agridulce experiencia de vivir en canciones encantadoras y discos como Blinking Lights and Other Revelations, Electro-Shock Blues, Daisies of The Galaxy, Extreme Witchcraft y el nuevo eels Time!, del que ya se hablará. Ha tenido una buena cuota de dolores personales, tragedias familiares (la muerte temprana de sus padres y hermana, la de una prima cercana en los atentados de 2001) y naufragios amorosos, sobre lo que cantó y sobre lo que escribió en el libro Cosas que los nietos deberían saber, reeditado recientemente por el sello Blackie Books. Convirtió todo eso en belleza musical, esa clase de alquimia que convierte a algunos artistas en amigos a distancia.
E, además, acaba de atravesar otro pequeño infierno, una operación a corazón abierto que el año pasado lo tuvo contra las cuerdas. "Me cortaron los pectorales, me serrucharon el esternón y me pararon el corazón en la mesa de operaciones", detalla. "Me pusieron una aorta nueva. Lo superé, o si no ahora estoy en un universo paralelo. En cualquier caso, todo bien. Estuve en el hospital durante una semana con gente maravillosa que me ayudó en todo. La única forma de sacar algo positivo de la muerte tan joven de mi padre fue que me enseñó a vigilar la salud de mi corazón." La experiencia estuvo lejos de detenerlo: junto a Koool G Murder, The Chet, Tyson Ritter y Sean Coleman, le dio forma a otra docena de canciones que integran eels Time!, el disco ya disponible en plataformas digitales.
Ese disco arranca en franco contraste con "Amateur Hour", el potente inicio del anterior Extreme Witchcraft: "Time" es una típica canción-eels, un minimalista rasguido de guitarra, un fondo de cuerdas y la áspera pero a la vez melodiosa voz de Mr. E reflexionando sobre el paso del tiempo. Inmediatamente después, "We Won't See Her Like Again" sigue en un clima similar. ¿Acaso está ejecutando un ejercicio a la Elvis Costello, que hace unos años alternaba un álbum potente con otro reposado? "Mmmm, no", señala él. "Para mí, se trata del estado de ánimo, y muchas veces lo que hacés la última vez puede dictar hacia dónde vas a ir después. A veces simplemente te cansás de una cosa y querés ir en una dirección diferente".
Con gente como Everett, que no parece tener problemas de inspiración, el método de composición es un tema interesante. Aun entre tanta lírica autobiográfica, el músico ha manifestado su iración por narradores como Mark Twain, y cabe preguntarle cuánto del mundo real y la ficción se cruza en su obra. "No estoy seguro... Son cosas que me salen de dentro. Realmente no lo analizo ni digo mucho al respecto, y supongo que eso es para que lo piensen los oyentes", dice, y cuando se le menciona una frase de Lou Reed ("Los escritores somos todos mentirosos"), se explaya: "Bueno, no, no lo sé. Quiero decir, creo que a veces es verdad. Creo que la gente piensa que todas mis canciones pueden ser autobiográficas porque... bueno, a veces lo son. Otras veces escribo en personaje, y es inventado, y es porque mi forma favorita de contar una historia es en primera persona, y creo que es la forma más eficaz de transmitir una historia. Así que escribís en primera persona, y es como si el personaje te dijera 'Hice esto, hice lo otro y todo eso'. Puede suponerse que es mi propia historia, pero no siempre es así."
Para ejemplificar, E aprovecha la mención a una de las grandes canciones de eels Time!, la preciosa "Lay With The Lambs": "¿Ves".
Eels puede, de hecho, lanzar dentro de un año y medio otro disco que sea "ciertamente negativo": sería muy raro que la banda se tomara una larga pausa antes de su próxima movida. Cuando se le dice que son una feliz anomalía para la forma de manejar los tiempos en la industria musical actual, él le resta importancia: "Bueno, nos manejamos más o menos en el calendario de un disco cada dos años. A veces cambia. Pero no sé. Quiero decir, durante años todo el mundo hablaba de la profundidad del álbum. Si le preguntás a Taylor Swift, parece que todo se trata de actuar en vivo. Pero a mí me gusta hacer álbumes." Quizá por eso no da precisiones sobre una nueva salida a la ruta -eso que hace que en Argentina se vuelvan a cruzar los dedos-, "porque estuvimos en gira hace menos de un año, después de la pandemia, y ahora se siente un poco demasiado pronto... pero no sé. Ya veremos".
La mención a la pandemia merece la repregunta: ¿Cómo ve hoy ese momento del mundo patas arriba, y las teorías sobre que "íbamos a salir mejores", que hoy no parecen estar verificándose? "Me alegro de que no sea tan malo como lo fue en realidad. No está en el primer plano de mi mente como lo fue durante todos esos años... después de estar encerrados y cancelar giras, la primavera pasada pudimos tocar por primera vez en casi cuatro años y en la primera parte casi me volví loco. Fue un jodido choque cultural. Pero al final me recuperé y creo que hicimos algunos de los mejores shows de nuestra historia. ¡Fue genial ver gente!".
Dan ganas de volver sobre el punto, insistir, señalarle que aquí abajo también hay gente y que un show de eels en la Argentina puede ser otra linda experiencia en su historial. Pero quizás sea pasarse de rosca, mejor dejarlo así. O volver al corazón del asunto, que son las canciones del Hombre Llamado E. Porque si eels Time! arranca con melancólicas reflexiones sobre los años que pasan, el cierre es allá arriba, a pura luminosidad, con Mark Oliver Everett cantando que "Yo sigo acá / Y no vas a verme desperdiciar un día como este".
-Entonces, ¿las canciones son tu forma de terapia? ¿Ir al estudio en vez de al diván?
-Supongo que sí. No llevo un diario o algo por el estilo, así que está bueno tener un lugar donde poner algunos de tus pensamientos. Supongo que debería estar agradecido.
De este lado del parlante también.
Resulta evidente que hay algo en las canciones de eels que atrae a los productores de cine y televisión: el ejemplo más taquillero fue Shrek con "I Need Some Sleep" y la muy apropiada "My Beloved Monster" ("Mi amado monstruo", del debut Beautiful Freak), pero una rápida búsqueda da cuenta de infinidad de films y episodios de series que han utilizado canciones de todas las épocas del grupo. Películas tan diferentes como Locura de amor en Las Vegas ("Hey Man - Now You're Really Living") y Scream 2 ("Your Lucky Day in Hell"), o series igualmente disímiles como Fear The Walking Dead ("Mistakes of My Youth"), Dawson's Creek ("The Sound of Fear"), The Blacklist ("Theme From Blinking Lights"), Sky Rojo ("You Are the Shining Light") y Futurama ("Manchild").
Así, al menos medio centenar de canciones de las anguilas andan desperdigadas por toda clase de productos audiovisuales, con lo que eso puede significar para la subsistencia de un músico. ¿Qué tienen las canciones de eels que van tan bien con tantos asuntos diferentes? Pero no, Mr. E no tiene ninguna teoría al respecto. "La verdad que no lo sé, no tengo idea de por qué sucede. Pero te aseguro que lo agradezco", dice, y en el teléfono suena algo que bien podría ser una risa.
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