De aquella primera intención surgieron “campañas de concientización y sensibilización sobre quién era la figura, quién era la artista. Se diseñó un programa donde se fue a las escuelas mostrándole material audiovisual a los chicos para que sepan quién fue y qué hizo Lola Mora. Empezamos desde ahí”, remarca Fabricio.
Este trabajo sostenido de concientización desde los más pequeños, luego continuó con acciones de mayor envergadura. “Comenzamos a crear fechas importantes como, por ejemplo, la Semana de las Artes, o el Festival Provincial del Arte y la Tradición, donde traíamos espectáculos de nivel nacional e internacional. A partir de todo esto se comenzó a notar el reflejo de que la figura de Lola Mora estaba instalada sobre todo en los más chicos”.
Fueron aquellos momentos propicios también para que el municipio revalorice la figura de Lola Mora inclusive en los símbolos gubernamentales. Luego de años de trabajo e investigación, la imagen de la escultora aparecerá en el centro del escudo de la localidad que la vio nacer, rodeada de un ramo de laureles, un sol naciente tras su cabeza y custodiada por las banderas argentinas y salteñas.
Quien dio marco y fundamentación histórica a la revalorización fue el docente e investigador Antonio Sorich. “Él tuvo mucho que ver con este impulso que se le dio desde el municipio, porque fue quien constató que realmente Lola Mora es salteña y taleña, que nació en El Tala, en la finca Las Moras, actualmente, la finca El Dátil”, afirma el secretario de Cultura.
Sorich, que en 1998 ganó un premio en el Senado de la Nación por su investigación histórica, hace más de 30 años investiga la figura de Lola, y no se fatiga al explicar una y otra vez las razones por las cuales la escultora es verdaderamente salteña y de El Tala.
“El primer censo de la Nación”, comienza Sorich, “que hace Domingo Faustino Sarmiento y tiene lugar en 15 de septiembre de 1867, es contundente. Aparece una pequeña de 3 años de edad llamada Dolores Mora, justamente en el censo de la localidad de El Tala, departamento La Candelaria, provincia de Salta”.
Además, enfatiza el historiador: “debemos hacer hincapié en el lugar de nacimiento de Lola, El Tala, y que siempre perteneció a la provincia de Salta. Es verdad que ella fue bautizada en la capilla de la Villa Vieja de Trancas, Tucumán, ¿Por qué razón? Porque justamente El Tala no tenía parroquias. Son dos localidades separadas por poco más de 15 kilómetros".
“Y aquí voy a hacer dos observaciones”, resalta Sorich, “el cura que la bautizó, José Torres, omite un dato central, y es poner dónde había nacido la criatura, lo que significó posteriormente toda una discusión alrededor del lugar de nacimiento de Dolores Mora. Pero debo recordar también que tanto la parroquia de Trancas, el curato de Trancas, como la iglesia matriz de San Miguel de Tucumán y toda su jurisdicción, dependían en forma directa del Obispado de Salta, fue un error de mucha gente decir ‘el Obispado de Tucumán’, porque recién se creó en 1897”.
Sorich continúa: “en el segundo censo de la Nación, que se hace durante la presidencia de José Evaristo Uriburu en 1895, Lola declara, como las hermanas y hermanos que están con ellos, que son nacidos en Salta”, certificando así, gracias a los censos nacionales, el real lugar de nacimiento de Lola Mora.
Sin duda el lugar más emblemático de la localidad de nacimiento de la multifacética artista es su casa natal, Finca Las Moras, actual Finca El Dátil. Allí el paisaje presenta un verde exuberante y un silencio que invita a contemplar sin emitir palabra.
Quien recibe a los visitantes en la bella galería y alrededores del casco de la finca es su dueño, Telasco Castellanos- “Lo más representativo para nosotros es el cariño que le tenemos a la casa, porque es una casa que desde mi bisabuelo está en la familia, a nosotros nos llega por herencia. Es por eso que le tenemos un gran cariño y lo que hacemos es mantenerla, y ojalá que lo podamos hacer siempre, es a lo que aspiramos”.
“Lo único que no dejamos es que ingresen a la casa, porque es donde vivimos, pero siempre mantenemos todo, de hecho ahora la estamos pintando porque llega mucha gente y nos gusta que esté bien, que la gente pueda venir y disfrutar tranquilos”, comenta Telasco.
Si bien el dueño de la finca guarda un gran respeto por Lola Mora, no es especialista de la obra, pero entiende cabalmente la trascendencia, a su vez que no escapa a la controversia natal. “Fue muy visionaria, y como escultora es una de las grandes artistas argentinas. Sé que hay controversia por el lugar donde nació, pero yo estoy seguro que ha nacido acá, en esta casa”, asegura.
Otra de las perlas que se pueden encontrar en el pueblo de El Tala es un mármol original tallado por la misma Lola Mora. La historia la cuenta el secretario de Cultura de la localidad, Fabricio Díaz: “aquí en el cementerio local es donde se encuentra una lápida esculpida por Lola Mora. Esta es la tumba de quien fuera el primer jefe de la estación ferroviaria de El Tala, Estación Ruiz de los Llanos. El señor que se encuentra en esta tumba es don Francisco Victoriano Zelarrayán (por eso las iniciales que se observan), que era un hombre con un poder adquisitivo bastante importante en ese entonces, y le pidió en vida a Lola Mora que le esculpiera esta lápida para ser emplazada en el lugar donde iba a descansar”.
El original de la multifacética artista, que lastimosamente se encuentra deteriorado por el tiempo y la falta de cuidado, aparece como un incunable en el humilde cementerio local. "En la imagen se puede ver a una mujer penitente, ofreciendo un ramo de flores y recostada”, comenta Fabricio y agrega: “Esta lápida que está emplazada acá, no es tan conocida como muchas obras importantes de Lola Mora, pero es una gran reliquia que nosotros tenemos en el pueblo aparte de su casa natal”.
Como otra “perlita” que todavía muestra firme los vestigios de Dolores Mora en su pueblo natal, hay que llegar al denominado “Solar de Lola Mora”, un complejo cultural municipal donde hoy funciona la Secretaría de Turismo y Cultura. En ese espacio, donde también funcionó la primera escuela primaria de El Tala, un edificio que estaba en ruinas y que se lo recuperó por parte del municipio, actualmente hay un pequeño museo con algunos objetos que fueron utilizados por Lola Mora.
Fabricio abre las puertas, muestra y relata: “Esta cama fue proporcionada por una familia de quien Lola Mora era amiga de una de las hijas, de María Luisa de Camla. Nos proporcionaron esta cama donde ella durmió. María Luisa era amiga íntima de Lola Mora y es una de las personas que en vida contaba que Lola Mora la visitaba y le contaba de sus anécdotas cuando era chiquita y vivía en la finca y que también recorrían algunos lugares de El Tala”.
El nacimiento de Lola Mora es una cuestión en disputa, que en definitiva queda como un debate menor si se toma real conciencia de lo solapada que fue su figura, inmersa en una época en la que las mujeres no gozaban en absoluto el mismo reconocimiento ni a determinados espacios públicos como sí podían los hombres.
Lola se abrió camino en el mundo de la plástica pero no solo allí; fue una gran artista y una inquieta buscadora de nuevas experiencias y posibilidades, desde sus inventos precursores que luego cobraron reconocimiento, hasta la búsqueda de petróleo en las cercanías de la localidad de Rosario de la Frontera.
La vida de Lola sin duda es la vida de una mujer que antecedió a su tiempo; hay quien dice que “es una mujer de hoy”, y también quien esboza “que al día de hoy todavía seguiría siendo de avanzada”. Lo cierto es que su vida estuvo atravesada por la sociedad de su tiempo y que la condenaron a la censura y el relegamiento por tomar partido en determinadas ideas políticas y no claudicar ni bajar los brazos ante el primer (ni el segundo) rechazo.
Sin duda la figura de Lola trascendió épocas y lo seguirá haciendo. Sin embargo, todavía es evidente la necesidad de generar un fuerte rescate que logre mostrar cabalmente la figura destacada mundialmente que resultó aquella mujer que dejó solo fisicamente este mundo el 7 de junio de 1936. Todo esto, más allá de las polémicas.
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