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El nivel futbolístico de Boca había sido muy bajo frente al conjunto del Sur y, debido a ello, le alcanzaba con muy poco para ofrecer una imagen diferente. El chico Delgado tenía presencia en el medio, y era el que iniciaba el andamiaje colectivo desde esa zona de la cancha. Los delanteros se movían por todo el frente, y eso generaba desconcierto en la última línea de los de Avellaneda.

Independiente se fue acomodando con el correr de los minutos, y la posesión de la pelota comenzó a ser compartida. El visitante, a partir de ahí, empezó a acercarse al área de Marchesín. Cabral probó con un derechazo desviado, y más tarde Matías Giménez tuvo la chance más clara pero no pudo ante la salida del arquero local. 

El encuentro se fue equilibrando, y ninguno podía prevalecer. Boca, en el final de la primera parte, volvió a estar cerca del gol dos veces: Merentiel primero no pudo ante el arquero Rey, y luego el chileno Palacios le pegó por arriba del arco cuando lo tenía a su disposición. El propio Palacios, unos minutos después, perdió una pelota en el medio y provocó el primer murmullo de la gente desaprobando su actuación.

El segundo tiempo mostró un escenario diferente en todos los aspectos. Independiente fue el que se adelantó en el campo, tomó el control del desarrollo, y empezó a provocar errores defensivos en el equipo local. El técnico Herrón se dio cuenta de la situación, y decidió los ingresos de Cavani y el español Herrera. 

La gente empezó a impacientarse a medida que pasaba el tiempo, y cada equivocación era motivo de descontento. La sorpresa mayor llegó cuando el colombiano Angulo convirtió un gran gol, después de aparecer a toda velocidad por la izquierda, y definir con un remate cruzado. El jugador dejó en el camino a Costa antes del gol.

La desesperación de los hinchas fue en aumento, y si bien no insultaban a los futbolistas, le pedían más entrega para poder revertir la situación. El problema fue que el juego del equipo se fue desdibujando, e Independiente era el que estaba más cerca de aumentar la ventaja, a través del contrataque. Matías Giménez desperdició una oportunidad al tirar la pelota por arriba, y después Marchesín apareció otra vez para evitar la caída.

La respuesta de Boca no llegó, Independiente avanzó a las semifinales, y el futuro del perdedor volvió a ingresar en un laberinto en el cual no encuentra la salida.

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