María Elena, en dúo artístico y amoroso con Leda Valladares


En una entrevista que le dió a Susana Giménez en su programa “Hola Susana” en 1995, le dijo haber tenido la suerte de ser exitosa desde sus inicios. Incesantes y casi apremiantes fueron la sucesión de preguntas sobre política que le propinó Susana, hasta que ella misma tuvo que pedir una tregua. Es que a partir de los 80 la figura de María Elena se comienza a leer en clave política. 

En agosto de 1979 publica allí, “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes” donde critica la censura: Sí, la firmante se preocupó por la infancia, pero jamás pensó que iba a vivir en un País-Jardín-de-Infantes. Menos imaginó que ese país podría llegar a parecerse peligrosamente a la España de Franco, si seguimos apañando a sus celadores. Esa triste España donde había que someter a censura previa las letras de canciones, como sucede hoy aquí y nadie denuncia; donde el doblaje de las películas convertía a los amantes en hermanos, legalizando grotescamente el incesto. En 1980 realiza una nota satírica en la revista Humor intitulada “Sepa por qué Ud. es machista”, en un filoso y acertado punteo que goza de la mayor de las actualidades. 

En esos años su tema “Como la cigarra” se transforma en un himno del exilio cuando Mercedes Sosa la canta desde su propio exilio y también, “El país del no me acuerdo”, suena en la película “La historia oficial”, haciendo de su título metafórico algo literal. Ya en democracia, fue convocada por Alfonsín para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia, un órgano de asesoría variopinto en su conformación, que se disolvió en 1989. Además en 1984 co-condujo en canal 11 “La cigarra” junto a Susana Rinaldi y Herminia Avellaneda, un programa donde repasaban críticamente la actualidad; en Instagram circula un extracto de un móvil en la calle donde una “señora bien”, las llama comunistas. El año pasado Alfaguara publicó “El feminismo”, que reúne distintos textos, algunos inéditos, escritos por María Elena a lo largo de 50 años.



Pero si volvemos al inicio veremos que, como ella dijo, gozó de éxito incluso con su primer libro de poemas “Otoño imperdonable”, editado a sus 17 años. Con él no sólo ganó un premio municipal sino que le valió una beca para pasar una desmoralizante temporada junto al sobreexigente Ramón Jiménez, autor de “Platero y yo”, y su esposa. Una fotografía los encuentra antes de esa experiencia en 1948, sonriendo junto a otros estudiantes que fueron a recibir al escritor recién llegado a Buenos Aires.

En 1952, a París ella se fue junto a Leda Valladares, cartógrafa del folklore latinoamericano, formando el dúo artístico y amoroso “Leda y María”. Pasean la música popular por Europa hasta 1956 que retornan a Argentina y continúan actuando, editando discos y girando por el norte argentino. 

En una de las fotografías presentes en la muestra las vemos vestidas de invierno y en un corte “taza” coordinado, caminando por el barrio latino de París. Mientras tocaban bagualas en cabarets parisinos, una joven Sara Facio que se encontraba de viaje por Europa, le alcanza una carta de un amigo en común. Claro que en ese momento no podía imaginar que sería su “gran amor”. 

Así es como María Elena la define en “Fantasmas en el parque", su biografía novelada. Pero recién en 1965 se presenta en el estudio de Sara, puntual e impetuosa pidiendo por ella; cuando la ve le dice “pensé que eras una vieja”, sin recordar su encuentro 10 años atrás.. A partir de ahí se vinculan afectivamente. ¿Eran primero amigas, luego novias? Sara cuida a su gato cuando María Elena se va de viaje, Maria la acompaña en la enfermedad de su madre. Sara la fotografía en cada uno de sus espectáculos, hace las tapas de sus discos, su portada en revistas. Sin embargo para posar en la intimidad era reacia, miraba para abajo, se tapaba la cara con un libro o lo que pudiera para evadir la cámara. En 1975 María Elena compra el departamento contiguo de Sara y tiran la pared del comedor, viven ahí juntas hasta 2011 cuando fallece María Elena.

Hoy en día, respecto a ellas, hay un leve reproche por la falta de verbalización de lo tácito de su amor, una sed de haber escuchado de sus bocas la manifestación de lo evidente. Se anhela la palabra apropiada: novia, pareja, esposa. Se dan respuestas por ellas, bien fundamentadas en base al sentido común: que tenían miedo al ostracismo al que esa “confesión” podía llevarlas o al contrario, a abrir una puerta de su intimidad que fuera difícil volver a cerrar, por pudor o por total falta de necesidad de hacerlo. 

Sara decía que María Elena no era una militante política tradicional, que era anti racista y una convencida pacifista y su militancia estaba puesta en su obra. Sara creó en 2018 la Fundación María Elena Walsh para preservar y difundir su legado y el año pasado, su nombre se agregó a la misma. Este octubre que viene seguirán juntas, participando en la cápsula del tiempo del Instituto Cervantes, dónde se guardará en dos cajas, una selección de la obra de cada una para la posteridad.


La muestra “Una invitación al mundo de María Elena Walsh” estará en el Centro Cultural Paco Urondo hasta el 30 de Junio

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