La visualización de estos memes nos genera endorfinas, una sensación de tranquilidad, al tiempo que consumimos discursos odiantes.

Así, “El odio en el cuerpo” a los 5 minutos de comenzar ya se revela como una obra necesaria de presenciar, trabajando en terreno ficcional un tópico sobre el cual nadie sabe bien qué hacer o decir ante la confusión instalada como política cotidiana desde los partidos y las agrupaciones en las redes: “En escena aparece una polarización entre ambas parejas, como si fuera una cancha, un ring de boxeo, intertextuando así con la obra de Alberdi, 'El gigante Amapolas': la idea de dos bandos que se enfrentan, pero en cuyo enfrentamiento hay una transversalidad que no se presenta como tal en la realidad de hoy. Hay una serie de contradicciones ideológicas que se le presentan a los padres sobre el accionar de los hijos, hijos con los que no acuerdan ideológicamente, pero que son sus hijos y no saben qué hacer con ellos. Este trabajo de laboratorio dramatúrgico, ideológico y afectivo, me permite generar más preguntas que respuestas sobre la complejidad de la realidad que transitamos”.

Galo Ontivero, director y dramaturgo

Focalizando en la llamada “batalla cultural” contra la identidad de género y la diversidad como bandera principal de la ultraderecha, “El odio en el cuerpo” destaca (y utiliza) el lenguaje del meme como la plataforma ideal para la expansión rápida y efectiva de la violencia, como lo resalta su director: “El meme, puntualmente, funciona como síntesis de una imagen significante que puede estar cargado de cualquier discurso, en especial de los discursos odiantes. Esos videos que se viralizan en la obra tenían que ser un pastiche de memes kitsch, con cierta saturación del color y con cierta composición de imágenes banales, exageradas, irónicas, puro artificio ostentoso y de mal gusto“. 

“Básicamente, trabajé a partir de las plantillas que están disponibles en Tik Tok, es decir, ya se usan en las redes para difundir una variedad de discursos, entre ellos, los discursos de odio. Y lo hacen de una manera bastante sencilla, porque el meme y los videos construidos como memes son consumidos en segundos. La visualización de estos memes nos generan cierta cantidad de endorfinas, cierta sensación de tranquilidad, al tiempo que consumimos discursos odiantes. Las derechas 2.0 tienen a las redes como territorio de guerra de guerrillas. Sus armas guerrilleras son el troleo, el doxeo, el escrache con cosas inventadas, y el meme”, cierra el director.

Funciones: sábados a las 20:30 en Felisberto, Yatay 112.


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