Es a esta relación alegre con el trabajo a la que llamará, en Televisión, «gay sçavoir», una fórmula que toma prestada de Nietzsche y que convierte en una virtud opuesta a la tristeza.
Esta fórmula condensa lo que la experiencia del análisis nos permite desplegar: una relación con el saber que no está ni del lado del aburrimiento, ni del lado del deber y del superyó, sino del lado del deseo, del placer y de la sorpresa.
¿Cómo es posible esta operación? Lo es gracias al Witz, a los lapsus, a las formaciones del inconsciente que constituyen el condimento del análisis, y que el analizante aprende a descifrar.
Entonces descubre que con un divino detalle inesperado -un lapsus, un elemento oculto en un sueño, un acto fallido- una certeza de larga data puede revelar repentinamente sus defectos, agrietarse y luego romperse en un estallido, a menudo de risa. Lo que el analizante creía saber se disuelve y al mismo tiempo revela Otra escena, inédita, poco conocida, y en la que, sin saberlo, él es el protagonista.
Es, por tanto, una relación con el saber que da lugar a lo que sé sin saberlo, contra el cual me resisto y que, por tanto, tendré que aprender a descifrar.
Un saber sobre el goce. El saber que logra hacerse escuchar, a pesar de esta barrera de represión, no es un saber triste; es un saber sobre el propio goce que nos anima y que, al mismo tiempo, nos perturba y nos da vida. Así, como señala Jacques-Alain Miller, «el sçavoir gay ite la extimidad del goce».
ite «que este goce ciertamente no es absorbible en el saber, pero que tampoco es externo a él». Hay, pues, un goce propio del saber o, más exactamente, propio del desciframiento, al final del cual surge un saber inédito. Así, a diferencia de la alegría cartesiana, «la alegría lacaniana es relativa al saber, consiste en dar lugar al goce en el ejercicio del saber».
Es este goce del desciframiento lo que sostiene al analizante en su tarea. Y es el producto de este desciframiento el que se descubre al final del análisis y provoca el entusiasmo evocado por Lacan en Televisión.
Así, el sçavoir gay, en oposición a la tristeza, puede entenderse de dos maneras: es lo contrario de la tristeza, ciertamente, pero también es lo que se opone a la tristeza, lo que la obstaculiza.
En una época en la que el significante «depresión» está en constante expansión, la experiencia del análisis representa un antídoto infinitamente precioso, un espacio de respiro que nos permite aligerarnos del peso de todo lo que ya creíamos saber -y que aplastaba el deseo- volverse hacia lo que falta aún al saber– y que hay que conquistar.
*Psicoanalista. Del blog de Psicoanálisis Lacaniano, publicado el 25/5/2025.
Este es un contenido original realizado por nuestra redacción. Sabemos que valorás la información rigurosa, con una mirada que va más allá de los datos y del bombardeo cotidiano.
Hace 37 años Página|12 asumió un compromiso con el periodismo, lo sostiene y cuenta con vos para renovarlo cada día.