Se trata de una industria que genera alrededor de 600 millones de dólares al año y concentra su actividad en el puerto de Mar del Plata y, en menor medida, la chubutense Madryn y la santacruceña Puerto Deseado

La dinámica habitual es que el Instituto Nacional de Pesca (Inadep) convoca a las empresas para que inscriban a sus barcos en una salida exploratoria, que tiene un cupo mínimo de cuatro. Como ese número no se completó, los días pasan y la campaña no comienza. 

De los 113 buques que permanecen amarrados, al menos un tercio se encuentra en Mar del Plata: son los que pertenecen a las grandes empresas como Moscuzza, Solimeno y Wanchese. Las estimaciones sobre cuántos empleos peligran varían entre 15 y 20 mil sumando directos e indirectos. 

La temporada de pesca de esa especie, que suele comenzar cada mes de marzo, aún no se inició. Por ese motivo, las provincias involucradas en la actividad analizan realizar un plateo conjunto ante nación.

La "tormenta perfecta" a la que aluden fuentes del sector tiene que ver no sólo con la caída del precio de 12 a 6 dólares, sino con los altos costos de producción derivados del dólar artificialmente bajo y con el aumento de los Derechos de Extracción (DUE) promovido por el actual gobierno nacional.

"Por ahora no nos citaron", dice desde Mar del Plata Daniel Flores, secretario general del Sindicato de Conductores Navales de la República Argentina (Siconara). "La secretaría de Trabajo llamó a las cámaras Capeca y CAPIP, al SOMU y al Simape. Nosotros permanecemos en alerta. Claro que la ecuación así no cierra, pero la variable de ajuste no pueden ser los trabajadores".

Flores sostiene que la caída del precio se debe a una guerra comercial que comenzaron los propios empresarios, bajando precios para ganarle cuotas de mercado a sus competidores directos y finalmente se les fue de las manos. 

Explica que el mercado del langostino fue cambiando, de acuerdo a los patrones de consumo. "Ahora es un producto gourmet, ya no se vende en bandejas de dos kilos sino en presentaciones mucho más chicas,  y hay distintos segmentos: el pelado, el entero y el vannamei, que es de criadero". 

Contrapunto

Gustavo Pulti, dos veces intendente de Mar del Plata, hoy diputado por la Quinta sección electoral,  responsabilizó directamente de la crisis sectorial a la política económica del gobierno nacional. 

"Han llevado al sector a una rentabilidad negativa y a una situación insostenible. No es una crisis inevitable, sino el resultado de decisiones políticas equivocadas”, afirmó, a la vez que reclamó al gobierno libertario una serie de medidas urgentes para revertir la situación: eliminar las retenciones a la exportación, reducir impuestos nacionales sobre materias primas e insumos productivos y crear condiciones que permitan la viabilidad de la pesca, siguiendo los ejemplos de países competidores y compradores.

Desde el radicalismo, otro diputado marplatense, Diego Garciarena, responsabilizó a través de sus redes al gobierno provincial. Ocurre que Garciarena responde al senador nacional Maximiliano Abad, de diálogo frecuente con Eduardo "Lule" Menem, que no descarta un inminente acuerdo electoral con el partido violeta.

"No habrá temporada de langostino por la inviabilidad económica. Hace dos meses presentamos un proyecto de ley para declarar la Emergencia de la Flota Pesquera y el mismo se encuentra frenado por falta de voluntad política del oficialismo provincial. Un gobierno exclusivamente preocupado y ocupado en cuestiones de táctica electoral, en internas y en candidaturas futuras no hace lo que tiene que hacer: Gobernar y Gestionar", tuiteó el radical.

Garciarena no respodió los requerimientos de Buenos Aires/12. Quien sí le respondió a Garciarena fue Pulti. "El problema central es el atraso de 35 o 40 puntos del dólar, ¿realmente creen que van a resolver algo o buscan desfinanciar a la provincia?", sostuvo. 

Quien se mantiene todavía al margen del conflicto es el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro que, con el pase en la mano, viene manteniendo os con La Libertad Avanza y cualquier gesto o palabra de compromiso con la pesca podría irritar a sus interlocutores.

Sturzenegger y la venganza de los DUE

La industria pesquera marplatense ya se encontraba en estado de alerta desde diciembre pasado, tras el aumento de los Derechos Únicos de Extracción aprobado por el pleno del Consejo Federal Pesquero, al que sólo se opusieron los representantes bonaerenses.

El acta 24, de comienzos de diciembre, impulsada por el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, sumada a los problemas de encarecimiento de insumos por la política cambiaria de dólar barato, y al decreto 35 que desregula el régimen de navegación marítimo, fluvial y lacustre, afectando a los trabajadores, dañó severamente a la industria pesquera en general.

Los DUE que se pagan varían según la especie. En los casos de las más pescadas (merluza, calamar, langostino), los porcentajes se multiplicaron por diez o por quince, al pasar de 0,15 a 2 y a 3.

Frente a esta novedad, las cámaras que reúnen a las principales empresas presentaron un pedido de reunión al ministro, que nunca fue respondido. Luego, en vez de manifestarse contra la medida, pretendieron compensar la pérdida de rentabilidad con congelamiento salarial en algunos casos, y en otros directamente con recortes de haberes, que van del 30 al 50 por ciento y obviamente fueron rechazados de plano por las autoridades sindicales.

La jugada cayó muy mal en los principales sindicatos de la actividad, el Sindicato de Conductores y Motoristas Navales (Siconara) que conduce Daniel Flores y el Sindicato Marítimo de Pescadores (Simape), encabezado por Pablo Trueba, que esperaban por parte de las empresas alguna solución más creativa, como el reclamo de un dólar sectorial o un subsidio al combustible.

Como ocurre en otras cadenas, la pérdida de rentabilidad no afecta a todos por igual: los más perjudicados son las empresas familiares, en su mayoría fresqueras, que tienen dos o tres barcos pequeños, de los tradicionales rojos o amarillos. Los barcos más grandes se adaptan mejor, por motivos de escala. Y, muchas veces, esos barcos están integrados con plantas frigoríficas y de envasado.

El consultor especializado César Lerena sostuvo oportunamente al respecto que "Sturzenegger tuvo un primer intento de extranjerizar el mar argentino e incluyó esa idea en el texto original de la Ley de Bases, que no se aprobó. El intento fue fallido, pero luego, en la práctica, termina logrando esos mismos objetivos". 

"Sturzenegger pretendía que flotas extranjeras pescaran en mar argentino y ni siquiera tuvieran que desembarcar en nuestros puertos", agregó al advertir que eso hubiera generado la quiebra generalizada de todo el sector. "Hasta parece que hubiera una intencionalidad de Sturzenegger de provocar esa quiebra, tal vez como consecuencia de aquella oposición que truncó el primer proyecto libertario. Asistimos a una especie de vendetta", cerró. 

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