La memoria, materia exquisita Por Martn Granovsky 4d3d36

Entender la memoria como commodity, una mercanca que tiene valor por s misma, fue parte de una larga despolitizacin.

La sensacin fue de hielo esa tarde del 9 de diciembre de 1985, cuando el juez Len Arslanian ley las penas. De los nueve comandantes de la dictadura procesados por la Cmara Federal, slo seis reciban condena: Jorge Videla, Emilio Massera, Orlando Agosti, Roberto Viola, Omar Graffigna y Armando Lambruschini. Dos solamente fueron condenados a perpetua, Videla y Massera. Agosti mereci una pena que sonaba absurda, cuatro aos y medio de prisin. Viola sorte la perpetua. Y, sobre todo, Leopoldo Galtieri sali inocente. Como los jueces no aceptaron el criterio de los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo de acusar por juntas y lo hicieron por comandante, cada uno de los procesados de una fuerza se salv de compartir los delitos cometidos por las otras dos.
Era posible un final tan fro para el juicio ms importante en el mundo desde el Tribunal de Nuremberg? Los sentimientos, poco a poco, se fueron acomodando. Incluso ante golpes duros, como las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y ms que nada el indulto, aquella sentencia quedaba cada vez ms en perspectiva. Poltica. Histrica. Personal. En las ideas y en el corazn.
El mismo juicio, con los testigos desnudando la verdad y los defensores de los comandantes prolongando la tortura, haba servido para conocer mejor a la sociedad argentina de la dictadura, esa mezcla despareja de miedos, complicidades, culpabilidades, paranoia y vocacin por el orden sin vida.
El juicio, ms los efectos de la derrota militar en Malvinas, conect a la Argentina con el nuevo derecho internacional de los derechos humanos que terminara, muchos aos despus, en el proceso de Baltasar Garzn y el arresto de Augusto Pinochet en Londres.
Mirado a la distancia, aquel 9 de diciembre no qued entre los fros histricos sino entre los pocos das de justicia del siglo XX. Sin embargo, hay algo de ingenuo en el hielo desmesurado que se va convirtiendo en euforia sin crtica. Fue as que se endios la memoria por s misma, como si recordar garantizase, de manera automtica, un buen futuro. Con la memoria no habra ms golpes, ni autoritarismo, ni polica bonaerense, ni mafias en el aparato estatal. Con la memoria no habra ms injusticia.
Entender la memoria como commodity, una mercanca que tiene valor por s misma, fue parte de una larga despolitizacin. La memoria sola no poda ser otra cosa que museo, o un libro de historia, o un paso imprescindible en la reconstruccin de vidas enteras. No es poco, es mucho. Pero no se transforma en poltica ni pasa a formar parte del Estado y sus compromisos. Por eso result que los ejercicios ms eficaces de memoria eficaces para poner frenos reales a cualquier vuelta atrs fueron los ms activos, los que al mismo tiempo relacionaron la Justicia, la institucionalidad democrtica, la restitucin de identidad, la apertura argentina al derecho internacional de los derechos humanos y la pelea, desde dentro y fuera del Estado y los Estados provinciales, por desprenderse de policas bravas de otro tiempo.
En el museo del campo de concentracin de Buchenwald, cerca de Weimar, el experto alemn Daniel Guede no muestra a los chicos la insignia de las SS del derecho sino del revs. All figura el nombre del sastre que la confeccion. Y los tanques de gas para las cmaras tienen el nombre de la fbrica que los elabor.
Cuanto ms concreta y menos mtica es la memoria, ms llano es el camino para que se transforme en materia exquisita, como bellamente la defina Osvaldo Soriano.