El tic tac de las cacerolas Por Luis Bruschtein 49315r

Pero esa noche, algunos redactores que ya se haban ido empezaron a volver. Por toda la ciudad se escucha el ruido de las cacerolas, dijeron ya con la sospecha de que ese da empezara a ser distinto.

El ciudadano estaba pintado. El desocupado, desocupado. Y el pas se caa a pedazos. La televisin mostraba a los jubilados que no podan cobrar y se desmayaban en las colas frente a los bancos. Hubo saqueos, gente aqu en la ciudad que sali a buscar comida. Los bancos cerraban, la deuda externa, las exigencias del Fondo, las peleas y las promesas de los polticos. El dueo de un almacn lloraba porque haba perdido todo en los saqueos. Pobres contra pobres disputndose migajitas en un pas rico. Los ricos que ostentaban su riqueza reciente. Recuerdo una mujer que lloraba frente al televisor, que no poda separarse de esa ventana que se abra a un pas destrozado.
Haba empezado como un da ms, con la misma rutina del todo mal y las mismas noticias agobiantes en un clima resignado y sin esperanza. De caminar con los pies pesados hacia el trabajo, de saber que iba a ser otro da de malas noticias. Domingo Cavallo que se ira o se quedara y al final se ira, y despus un discurso presidencial de que todo estaba de lo ms bien, pero que por si acaso declaraba el estado de sitio. Y muchos que lo haban votado, que se arrepentan de haberlo hecho, ahora maldecan como si ese voto hubiera sido el peor acto de sus vidas. Este idiota no se da cuenta de lo que pasa?, pregunt alguien despus de escuchar, pasmado, el discurso presidencial.
Era otro da ms en esa rutina de cada perpetua, de perder algo cada da, a veces la vergenza de ver a otros comiendo de la basura y bandadas de chicos pidiendo en las calles, de andar por la ciudad en una burbuja de vaco, de sentarse a contarlo como otro da ms. Pero esa noche, algunos redactores que ya se haban retirado, empezaron a volver. Por toda la ciudad se escucha el ruido de las cacerolas, dijeron ya con la sospecha de que ese da empezara a ser distinto.
Las calles estaban vacas y oscuras en ese estado de sitio. Pero un leve rumor metlico pareca salir de todos lados y creca sin llegar a convertirse nunca en estruendo. Era un tic-tac metlico, como un reloj que marcaba otra hora en todos lados y al mismo tiempo. Haba que seguir ese latido en el aire, asirlo con el odo igual que hacen los perros con el olfato cuando siguen una presa. No haba un origen, haba muchos. Uno caminaba a tientas para encontrarlos sin cita ni convocatoria.
Cerca de la redaccin, lo que ms fuerte se escuchaba provena de la Plaza de Mayo. En ese momento estaba iluminada y los grupos que haban llegado en forma espontnea estaban delante del monumento a San Martn. Eran vecinos de los barrios del centro, de San Telmo y Montserrat, eran empleados, desocupados, amas de casa, trabajadores y gente de clase media y muchas mujeres y chicos. Golpeaban sus cacerolas, rean y gritaban contra el estado de sitio y contra los polticos que los haban engaado, lloraban, pero ahora de alegra cuando abrazaban a los nuevos contingentes que llegaban. Toda la mufa se haba transformado en un despertar, con una alegra pacfica, pero furiosa. La pobreza, el hambre, la falta de trabajo, los jubilados sin cobrar y los polticos mentirosos del doble discurso no iban a desaparecer de la noche a la maana. Pero la nica posibilidad de que sucediera alguna vez era que aflorara esa conciencia ciudadana solidaria, ntida y filosa, que converta la tristeza en sonrisas esa noche.
Despus se dijo que era la clase media que haba salido a protestar slo porque le haban metido la mano en el bolsillo. Se dijo que era la misma clase media portea que no haba hecho nada cuando las provincias se caan a pedazos. Se dijo que eran los ahorristas. Se dijeron muchas cosas que suenan a autojustificacin de polticos en falta. Lo cierto es que la mayora de los que estaban esa noche tena ms deudas que ahorros, eran ciudadanos que haban votado a la Alianza porque esperaban un cambio y se sentan estafados. Justamente esa gente haba votado por un cambio cuando en las provincias, destrozadas por el modelo, ganaban los caudillos menemistas. El 19 de diciembre de 2001 fue un ejemplo de ejercicio de la democracia y un fuerte empujn para democratizar verdaderamente el sistema poltico.