17 AѠOS
1987 / 2004
Desgracia a la cabeza?


Por Alfredo Zaiat

La ta abuela se espant: –El 17 a la cabeza, ni loca (22). Es la desgracia. Su sobrino (68), tambin amante de los nmeros y, por lo tanto, exorcizado con cada uno de los significados que se le adjudica en el juego, la respald en el mismo momento que sacaba del bolsillo las boletas del Loto y quiniela con la esperanza que el cementerio (94) o la nia bonita (15) lo haya bendecido. No tuvo fortuna, como es costumbre. Su hijo (52), o sea el sobrino nieto, insista con que el 17 era su nmero de la suerte desde nio (02): –Yo estaba enamorado (93) de mi maestra de cuarto grado, fue siempre mi preferida, y se cas un 17 de agosto. Los dos saltaron con los ojos desorbitados, como si hubieran encontrado un mensaje bendito: –Jug al 63 (casamiento) o al 84 (la Iglesia).
Los ltimos treinta aos de la economa argentina fueron una gran lotera, un gran pao donde las riquezas o las miserias se terminaron distribuyendo no por azar sino por la rapidez para pasarle el muerto (47) al Estado. O por jugar con habilidad en el mundo financiero o burstil, destreza que implicaba aprovechar las ganancias rpidas y no andar borracho (14) con el dinero (32) fcil, puesto que de esa forma, al final, terminaban haciendo agua (01). La tablita, el austral y la convertibilidad fueron fiestas (20) que mostraron que, pese a que el cuchillo (41) de esos planes haba dejado heridas profundas, los vicios (69) no se abandonaron con tanta facilidad.
Por ese motivo muchos se convencieron a fuerza de la sucesin de cadas (56), de las cuales en sus respectivas recuperaciones quedaron en escalones inferiores previos del incendio (08), que Argentina es, aunque les cuesta itirlo, yeta (13). Sin embargo, para sorpresa (72) de esos soldados (12) del pesimismo y para desmentir esa mala fama, el pas acaba de ganar el Loto, la grande de Navidad y Ao Nuevo y el pozo del Quini 5 en un mismo momento. Y la mayora todava sigue hablando de crisis, que es comprensible por el miedo (90) que sell las llamas (76) del diecinueve y veinte de diciembre, corralito, devaluacin y pesificacin.
La verdad es que, a esta altura, hablar de la crisis es una historia vieja, aunque sta haya dejado una estructura social fragmentada y expulsado a la mitad de la poblacin fuera de la mesa (97). Argentina, por esas razones que desorientan a economistas propios y extraos, tiene una capacidad de resucitar que asombra. Lo que pasa es que ahora goza de la gallina (25) de los huevos (00) de oro. Y son huevos doble yema: soja + petrleo.
Los precios internacionales de esos dos commodities que cotizan en valores por las nubes son como anillo (16) al dedo para erguir de la cama (04) a una economa que estaba postrada. La lluvia (39) de dlares por las exportaciones de la frmula S+P facilit el rescate de la inundacin (62). Los productores del campo, que estaban ahogados (58) por sus deudas, levantaron la cabeza (34); algunos porque pudieron arrendar a buen precio sus lotes; otros porque reunieron el capital para sembrar el poroto sagrado. Las mieles de la soja, a pesar de que la produccin y comercializacin se encuentra bastante concentrada, se distribuye a varios sectores. En cambio, la sper renta que regala el oro negro queda en muy pocas manos.
El Estado, entonces, interviene en esas utilidades extraordinarias, en las del campo y en las de los petroleros, a travs de retenciones (impuestos a las exportaciones). As, con la recuperacin global de la economa y actuando de cazador (65) de un porcin de esas rentas, el Tesoro Nacional ha ido acumulando excedentes que fueron a paliar en parte los efectos de la crisis. Esta vez, y a pesar de aquellos que aunque salga el sol piensan en el mal tiempo (83) por venir, el premio mayor del Loto fue para Argentina. En esta semana del aniversario, el 17 a la cabeza. Saldr?

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