Fuera de timing, y también de época, resonó ayer el alerta de Moody’s.
La experiencia argentina de los últimos años, sustentada en una política de estímulo al consumo, es hoy mirada con recelo por las principales economías del mundo, que ven peligrar su sendero de crecimiento producto de la crisis global. Los gobiernos de los países centrales ensayan por estas horas agresivos planes de recorte para achicar sus déficit presupuestarios. A partir de 2003, el sistema bancario local comenzó una fuerte recuperación de sus principales indicadores de actividad, niveles de depósitos y liquidez, créditos, rentabilidad y calidad de sus carteras. Esto le permitió sobrellevar sin problemas el arribo en 2008-2009 de los efectos de la crisis “subprime” con epicentro en los grandes holdings bancarios estadounidenses. Superada esa prueba, Moody’s entiende que el sistema bancario argentino presenta algunas debilidades. El reporte establece tres preocupaciones: “La fragilidad de las ganancias, que dependen cada vez más de las políticas acomodaticias pero insostenibles del Gobierno; su vulnerabilidad a la confianza de los inversores y su exposición a riesgos políticos”.
“El análisis de la firma carece de todo fundamento objetivo y se basa en especulaciones”, dijo a Página/12 el vicepresidente del Banco Central, Miguel Pesce. El informe de Moody’s, que firma su vicepresidenta, María Andrea Manavella, sostiene que el principal inconveniente en materia crediticia para los bancos del país radica en “si podrán continuar financiando el boom de consumo al mismo tiempo que preservan sus actuales fundamentos financieros estables”. En particular, sostiene que el incremento del endeudamiento de consumo podría representar riesgos para la calidad de los activos de los bancos. Según explicó Pesce, el ratio de endeudamiento sobre el Producto Interno Bruto “es de los más bajos del mundo”. “Además, la expansión del crédito se está dando con una reducción en la irregularidad de las carteras. Lo único que hace esto es ratificar la teoría de que las calificadoras están siempre equivocadas”, criticó el directivo del Central.
Marcó del Pont aseguró que la revisión de Moody’s “está impregnada de un gran contenido ideológico”, tras lo cual reiteró que “todos los indicadores del sistema son sólidos” (ver aparte). “Ellos abren el paraguas y hablan de las supuestas intervenciones que va a implementar el gobierno argentino en los próximos 18 meses y realmente no sé de qué están hablando. Quizá lo que les preocupa es que siguen pensando en el mercado libre y desregulado, cuando la Argentina y los países de América latina han recuperado Estado”, argumentó. Por su parte, la Asociación de Bancos privados de capital argentino (Adeba) y de capital extranjero (ABA) emitieron sendos comunicados en los que informaron que la baja en las perspectivas de calificación “carece totalmente de fundamento y no guarda ninguna relación con la situación real del sistema financiero” (ver aparte).
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