Domingo, 7 de noviembre de 2004
CRECIMIENTO, industria Y restriccion externa 11272i
¿Alcanza con un dólar alto? 532642
Para morigerar la âbrecha externaâ y viabilizar el crecimiento, MartÃn Schorr propone que el equipo económico abandone la lógica del âpiloto automáticoâ. 5q3h5b
MartÃn Schorr: âUn dólar alto no es suficiente para viabilizar un proceso de sustituciónâ.
MartÃn Schorr *
El comportamiento de las principales variables macroeconómicas revela la magnitud y las caracterÃsticas del proceso de desintegración productiva derivado del âhuracán neoconservadorâ que arrasó sobre la Argentina en las últimas tres décadas. También señala la necesidad de aplicar ciertas medidas si se aspira a consolidar el crecimiento, evitando que el mismo se vea frenado por la aparición de un âcuello de botellaâ en el sector externo.
La información que brinda el Sistema de Cuentas Nacionales indica que entre 2002 y 2003, el PIB global (a precios constantes) creció aproximadamente un 9 por ciento, mientras que el correspondiente a la industria manufacturera se expandió un 16. Asimismo, al comparar la evolución de ambas variables entre el primer semestre de este año y el mismo perÃodo de 2003 se verifican incrementos del 9 y de más del 14 por ciento, respectivamente. Esta fuerte recuperación de la actividad en general, e industrial en particular, ha traÃdo aparejado un aumento de consideración en las compras al exterior. En los perÃodos mencionados las importaciones totales aumentaron, respectivamente, casi un 38 por ciento y alrededor de un 50. Estos incrementos fueron de singular importancia en dos rubros claves para el sector fabril (maquinaria y equipo e insumos intermedios) y, de continuarse, amenazan con traer aparejada una situación de âequilibrio comercialâ en un lapso relativamente corto. Más aún si las exportaciones globales siguen experimentando el bajo dinamismo que han venido registrando desde la maxidevaluación.
Estos datos, que generalmente son utilizados por los defensores del âmodelo de dólar altoâ para destacar la reactivación y el crecimiento de la inversión, no deberÃan soslayarse por varios motivos. Por una parte, porque reflejan la desarticulación del tejido manufacturero local verificada en los últimos años y la debilidad relativa de un número considerable de empresarios nacionales vis-à -vis sus similares de otros paÃses, por ejemplo, del Brasil. Por otra parte, porque alertan sobre un tema sumamente relevante: que en ausencia de una radical redefinición del grado de apertura de la economÃa y de la estructura arancelaria, asà como de una polÃtica activa de reconstrucción de encadenamientos productivos y de medidas de apoyo efectivo a las pymes, más temprano que tarde existirán presiones tanto por el lado de las divisas (para pagar las importaciones) como por el de los precios de los bienes finales (por el costo de los insumos y/o de los bienes de capital involucrados en los procesos productivos).
Respecto de lo anterior, en la actualidad se estarÃa ante un problema asimilable al que existÃa durante la vigencia del modelo de industrialización por sustitución de importaciones (sobre todo, hasta mediados de los años â60), en tanto la expansión económica genera una considerable demanda de divisas para pagar importaciones de, fundamentalmente, maquinaria y equipo e insumos intermedios que lo hagan âviableâ. En aquel entonces, dicha situación se derivaba de la falta de maduración de estos sectores (proceso que se concretarÃa, con no pocas dificultades y limitaciones, a comienzos de los â70) y generaba una âbrecha externaâ que terminaba frenando el proceso expansivo, a lo cual seguÃa un ajuste recesivo que pivoteaba sobre una devaluación de la moneda y una contracción de la absorción interna asociada, en buena medida, a la caÃda de los ingresos de los asalariados.
En el presente, la elevada âelasticidad importaciones/productoâ se vincula con la destrucción, bajo la hegemonÃa neoliberal, de gran parte de los núcleos neurálgicos de la matriz productiva doméstica. Sin duda ello configura un escenario mucho más acuciante que durante la sustitución de importaciones por cuanto se da en el marco de un muy distinto contexto mundial (tanto en términos económicos como geopolÃticos) y de una economÃa nacional fuertemente endeudada y extranjerizada (con el consiguienteimpacto que ello conlleva sobre la balanza de pagos âpago de intereses, remisión de utilidades, royalties, etc.â).
De allà que, dadas las dificultades que enfrenta el paÃs para proveerse de recursos del exterior (sea bajo la forma de endeudamiento y/o de Inversión Extranjera Directa) y la histórica aversión de los grandes capitalistas locales a repatriar parte de los ingentes recursos que tienen en el exterior, los esfuerzos que se deben realizar para obtener un superávit comercial son mucho más grandes que los que habÃa que hacer durante el esquema sustitutivo (y, por el tipo de estructura productiva y el perfil exportador existentes, con implicancias mucho más regresivas en materia distributiva).
Lo que antecede indica que la vigencia de un âtipo de cambio real competitivoâ no constituye una condición suficiente para viabilizar un proceso de sustitución de importaciones que permita revertir el cuadro de desindustrialización resultante de largos años de neoliberalismo extremo y, en ese marco, morigerar la âbrecha externaâ y viabilizar el crecimiento. El comportamiento de las variables analizadas expresa la necesidad de abandonar la lógica del âpiloto automáticoâ.
* Investigador de la Flacso-Sede Académica Argentina.
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