En octubre pasado, dos reuniones del Convenio de Diversidad Biológica en el marco del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente tuvieron lugar en Montreal, Canadá. Dicho convenio se abrió después de la Cumbre de la Tierra en RÃo de Janeiro en 1992 y entró en vigor en 1993. Participan en él 190 paÃses y declara como objetivos conservar la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes asà como una justa y equitativa participación en los beneficios derivados de los recursos genéticos. Las dos reuniones en Canadá trataron sobre el de las corporaciones de los paÃses desarrollados a la biodiversidad, sobre la participación en los beneficios de las poblaciones locales y sobre el papel de sus conocimientos. c1r5k
La agenda estuvo centrada en el régimen internacional sobre y participación en los beneficios por el uso de los recursos genéticos y el conocimiento tradicional de los pueblos indÃgenas. En una reunión anterior, los paÃses en desarrollo habÃan avanzado en la implementación del régimen que se demanda: que los paÃses desarrollados paguen por el , el uso de los recursos genéticos y por el conocimiento tradicional asociado a ellos. En estas reuniones de octubre, esa negociación se volvió a estancar. En la actualidad la entrada a los lugares de la biodiversidad está garantizada por este mismo convenio que manda a las partes (gobiernos nacionales) facilitar dicho . Como no existe otro marco de regulación internacional el es libre, es decir, los paÃses interesados en la biodiversidad pueden llevarse recursos, conocimientos de cualquier lugar del mundo. En realidad, se sabe que el 80 por ciento de estos recursos están en territorios de indÃgenas y campesinos quienes supieron preservarlos.
Los mismos paÃses que votaron en contra de la Declaración de Derechos para los Pueblos IndÃgenas de las Naciones Unidas en septiembre último se oponen al tratamiento de regular el y negociar un valor económico de esos recursos. Son Australia, Nueva Zelanda, Canadá asà como Estados Unidos que no es miembro de la Convención pero opina. Los pueblos indÃgenas de todo el mundo no han tenido una posición unificada en torno de estos procesos pero el Foro Internacional de Pueblos IndÃgenas sobre Biodiversidad, que participa pero no vota, aportó definiciones muy claras y firmes. Afirmaron en la reunión: âPara nosotros, los Pueblos IndÃgenas, nuestros conocimientos tradicionales y recursos genéticos asociados que se encuentran en nuestros territorios y tierras ancestrales son fundamentalmente espirituales y no simplemente de valor comercial (...). Consideramos que cualquier sistema de certificación de origen/fuente/procedencia legal que sean desarrollados deben reconocer los derechos colectivos de los Pueblos IndÃgenas y no afectar nuestro patrimonio cultural e intelectual en los cuales se incluyen los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales en los términos de los artÃculos 31 y 26 de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos IndÃgenasâ.
En general proponen guardar el derecho a decidir el otorgamiento de los s, que no sean los Estados nacionales los que lo hagan. Proponen demostrar a la humanidad que no hay valor económico para todo, no lo hay para la vida, la espiritualidad, para la diversidad biológica y cultural conservada desde valores propios.
Estas negociaciones muestran a las claras la necesidad de los paÃses desarrollados, de sus corporaciones, de apropiarse y sacar provecho de los recursos de nuestros territorios. En estos tiempos se enfrentan con la voluntad de los pueblos indÃgenas de defender sus territorios, cultura y los conocimientos de sus ancestros. Muchas legislaciones nacionales e internacionales están de su lado pero hay que estar atentos para que los Estados nacionales, los que finalmente votan y acuerdan, no terminen aceptando los términos y vocación colonialista de los paÃses desarrollados. La relación de fuerza en nuestro paÃs nos hace temer una posición de paÃs colonial. Sólo basta recordar la suspensión del tratamiento de la ley de bosques nativos, y luego su modificación, para fundamentar esta preocupación.
* Vivina Figueroa es abogada de la UBA, presidenta de la Juventud IndÃgena Argentina (Foro Internacional de Pueblos IndÃgenas sobre Biodiversidad).
** Norma Giarracca es socióloga, profesora e investigadora del Instituto Gino Germani, UBA.
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