El Banco Central enfrentó las presiones financieras de la semana pasada con la misma estrategia que ha venido utilizando en los últimos meses: mantener estable el tipo de cambio. Ese objetivo implica que la autoridad monetaria se pone del lado de la demanda cuando la oferta de dólares es abundante y el precio del billete tiende a la baja. Y asume la posición inversa en un contexto opuesto. Ninguna âespaldaâ del mercado es tan ancha como la del BC, que ostenta unos 50.200 millones de dólares de reservas para mantener el precio del dólar cercano a los 3,20 pesos por unidad. 252a48
En los pasillos del Central comentan que la proyección para fin de año sigue rondando los 3,30 pesos por dólar y que nada ha cambiado en los fundamentos de la economÃa, al menos sustancialmente, como para que esas previsiones tengan que ser corregidas.
Sin embargo, a pesar de que el humo que venÃa del campo se disipó hace varios dÃas, la convocatoria a un nuevo lockout del campo generó un aire espeso en el mercado. Los principales tÃtulos de deuda perdieron más del 10 por ciento en las últimas ruedas, debido a que los inversores liquidaron sus posiciones y se refugiaron en el dólar. El escenario se presenta complicado por la posibilidad de que en los próximos dÃas no haya liquidación de divisas por parte de los exportadores agropecuarios, lo que harÃa bajar sustancialmente la oferta de dólares.
En ese contexto, el BC tuvo que salir a vender divisas para evitar un salto en el tipo de cambio, con el desafÃo, además, de intentar que la merma de las reservas no las haga caer por debajo de los 50.000 millones de dólares. Por ello, el Central operó activamente en los contratos de futuros para marcar posición y no incurrir en desembolsos, cerrando negocios por hasta 100 millones de dólares diarios. Parte de las operaciones de contado, en tanto, se financiaron mediante la estructuración de âpasesâ en Nueva York, que consistieron en la entrega de tÃtulos públicos contra dólares de la banca privada. En este sentido, a comienzos de la semana algunos analistas no supieron interpretar ese movimiento al sostener que el objetivo era defender la cotización de los bonos. La evolución posterior mostró que las compras de bonos no buscaron evitar la caÃda en los precios sino que respondieron a las necesidades propias de la entidad, originadas en las operaciones de âpaseâ concertadas en el exterior. Ello explicó, además, la presunción de que las adquisiciones de tÃtulos por parte del Central, que arrancaron en este mes, involucraron montos relativamente bajos (siempre menores a los 100 millones de pesos diarios) y, por lo tanto, incapaces de contener una caÃda frente a los fuertes volúmenes operados. Por ejemplo, el miércoles se operaron en tÃtulos 2760 millones de pesos entre el MAE y la Bolsa de Comercio, el monto más alto del año.
Si bien aún no hay estadÃsticas oficiales, los operadores estiman una intervención en el mercado âspotâ de unos 10 a 15 millones de dólares en cada uno de los primeros dÃas de mayo, bastante menos que los casi 400 millones que hicieron falta el 25 de abril, la jornada siguiente a la renuncia del ministro MartÃn Lousteau.
Con superávit fiscal y externo, un nivel record de reservas, tasas elevadas de crecimiento y un contexto internacional favorable, la economÃa se encuentra mejor de lo que sugieren las expectativas. No obstante, el conflicto con el campo incrementó la incertidumbre de los operadores. En los últimos tres trimestres los residentes del sector privado llevan acumulada una fuga de más de 10.000 millones de dólares.
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