El concepto de anarco-capitalismo al que se refirió la Presidenta en la reunión del G-20 se puede encontrar bien desarrollado en el libro de Michel Foucault El nacimiento de la biopolÃtica, curso que dictó en el Collège de en 1979, y que trata de los orÃgenes (o mejor, la genealogÃa) de la idea de mercado y su vÃnculo con el ejercicio de un poder polÃtico-gubernamental en las democracias occidentales modernas orientado al gobierno de la âraza humanaâ (âbiopolÃticaâ). Foucault asocia el anarco-capitalismo o anarco-liberalismo con una vertiente extrema de la Escuela de EconomÃa AustrÃaca (Mises, Hayek) que fue la Escuela de Chicago en EE.UU. durante la década del 50-70, por ejemplo con economistas como Gary Becker o Milton Friedman. Becker trabajó en expandir la idea de mercado hacia lugares no tradicionales de análisis económico como la criminalidad y la familia, y es quien primero desarrolla la teorÃa del âcapital humanoâ, mientras que Friedman es más conocido por haber trabajado sobre temas macroeconómicos y monetarios, también desde una tradición liberal antiintervencionista. 3br23
Básicamente el calificativo de anarco-capitalismo se refiere a un capitalismo totalmente libre, donde el mercado es el espacio donde se resuelven no sólo las cuestiones económicas, sino sociales y polÃticas. Desde este punto de vista, los gobiernos deben dejar que el mercado resuelva por sà solo estas cuestiones, ya que cualquier intervención resultarÃa peor que lo que el mercado logra.
Se podrÃa rastrear la noción de anarco-liberalismo a la âmano invisibleâ de Adam Smith y al âlaissez-faire, laissez-erâ de los fisiócratas ses. Smith se pregunta cómo es posible que una sociedad de individuos egoÃstas y libres pueda existir sin colapsar, sin autodestruirse, si cada uno sólo busca su propio interés. La respuesta que nos da es que justamente la existencia del mercado es lo que permite que esto suceda, ya que es el mercado âquienâ resuelve esta multiplicidad de intereses egoÃstas en una resultante que es colectivamente beneficiosa. Por eso no hay que preocuparse por regular o controlar el comportamiento de las personas (siempre y cuando no tengan poder de monopolio, dice Smith), ya que es el mercado el que mejor lo hace.
Para la tradición liberal inglesa y sa, un buen gobierno, un buen soberano, es aquel que conoce y acepta las âleyes naturalesâ de la sociedad, leyes que se observan en el funcionamiento del mercado. El mercado es el espacio desde donde emana la verdad, es un âinstrumento de veridicciónâ nos dice Foucault, y âel arte del buen gobiernoâ es el gobernar de acuerdo a las leyes del mercado. El polÃtico que desconoce el funcionamiento del mercado, no tiene los elementos para hacer un buen gobierno, no tiene el conocimiento, el saber, que es necesario para gobernar bien a la sociedad
* Profesor de Historia del Pensamiento Económico.
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