Hace unas semanas, una fundación vinculada con uno de los mayores grupos editoriales del mundo con expansión en otros rubros de la comunicación y el entretenimiento, publicó su Indice de Transformación de Bertelsmann (BTI, por sus siglas en inglés). El Ãndice ordena a los paÃses del mundo en función de su cercanÃa o lejanÃa con el objetivo de alcanzar el grado de âdemocracias constituidas bajo el imperio de la ley y de la economÃa de mercado basada en principios de justicia socialâ. De acuerdo con el ranking BTI de 2014 difundido por algunos medios locales opositores, âlas perspectivas de la Argentina de alcanzar un desarrollo sostenible polÃtico y económico siguen siendo poco prometedorasâ debido, entre otras cosas, a âinestabilidad polÃtica, la inflación, la falta de al financiamiento, las restricciones a la importación, la corrupción y la ineficiencia de la burocracia gubernamentalâ. 2q6g5n
Las restricciones cambiarias, la expropiación de la mayorÃa accionaria de YPF, la no independencia del Banco Central, también engruesan las crÃticas de un informe que utiliza artÃculos de los principales diarios opositores como fuentes de información. En materia social, pese a señalar a la amplia cobertura de la Asignación Universal y de la polÃtica jubilatoria como las que permitieron reducir la pobreza y la pobreza extrema en âdos tercios desde el 2001â, termina concluyendo que âla protección social en Argentina no suma a un sistema coherente, pero es más bien una colección de las intervenciones individuales y programas aisladosâ. Es asà como ubican a la Argentina en los puestos más bajos de la región, sólo superando a Venezuela, Bolivia o Paraguay.
La confección del Ãndice se realiza a partir de una serie de objetivos sociales considerados deseables que van desde la participación civil en polÃtica o la disminución de la pobreza y la desigualdad, mezclados con metas económicas liberales como la apertura comercial y las privatizaciones. Sin embargo, más polémica aún es la forma de considerar la cercanÃa de un determinado paÃs a la realización de dichos objetivos. Lejos de la búsqueda de indicadores cuantitativos que permitan una medición relativamente objetiva y comparable entre paÃses, el BTI se basa para su elaboración en la opinión de un grupo de âexpertosâ.
Para el caso de Argentina, la âexpertaâ que participa de la elaboración del Ãndice es Liliana de Riz, una profesional opositora al Gobierno que califica a la ley de medios como un ataque a ClarÃn, la búsqueda de democratización de la Justicia como un intento del Ejecutivo para controlar al Poder Judicial y considera a los cacerolazos opositores como una muestra de âciudadanÃa con voluntad de poner lÃmites a la manipulación de la opinión que practica sin cesar este gobiernoâ (ClarÃn 8/5/13).
El lugar otorgado por los medios opositores al Ãndice realizado por una opositora profesional para la fundación de un grupo económico extranjero, contrasta con el silencio con que recibieron al âÃndice de calidad del crecimiento para los paÃses en desarrolloâ elaborado por el Fondo Monetario Internacional a partir de indicadores objetivos de crecimiento económico con otros de a la salud y a la educación. El organismo al que pocos se atreverÃan a calificar como kirchnerista, indicó que entre 2004 y 2011 (perÃodo similar al considerado por el BTI), Argentina ocupó el tercer lugar en un ranking de más de 90 paÃses en lo que respecta a calidad del crecimiento, superando al resto de los paÃses de la región que se ubicaron muy por debajo: Uruguay 7; Colombia 10; Perú 11; Brasil 15; Chile 17; entre otros
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