En 2000, en el Espacio Callejón, el joven autor y director Rodrigo Malmsten estrenó su ópera prima Kleines Helnwein, que mereció varias nominaciones y premios. Inspirada en la obra pictórica del austrÃaco Gottfried Helnwein, la obra se centraba en el perfil de una criatura andrógina (interpretada por Belén Blanco) que daba cuenta de una infancia solitaria, marcada por el autoritarismo paterno. âSe trata de una vÃctima, pero también puede ser considerada un posible victimario, dado que el abuso de poder deforma al individuoâ, reflexionaba el autor en su momento. Según su visión, aquella obra se ofrecÃa como âmetáfora de sociedades educadas-sometidas bajo las bases del ultraje y la intoleranciaâ. Un padre que atraviesa a sus hijos con su poder ilimitado, decÃa, los deforma como Hitler, Videla o Franco hicieron con muchos individuos criados bajo sus mandatos. 12172b
Tras nueve años de residencia en Bruselas, el artista volvió a Buenos Aires para mostrar otro espectáculo, esta vez interpretado por él mismo, también con música en vivo: Esqueletos transparentes, sobre textos extraÃdos de su poemario homónimo (Editorial Mansalva) con dramaturgia de Susana Torres Molina. La obra, que puede verse los jueves, a las 22, en Ofelia Casa de Teatro (Honduras 4761), presenta a otro personaje que ha vivido una infancia signada por la omnipresencia paterna, cuya historia se despliega ante el espectador como una suerte de álbum de familia. Es que el tema del poder y la intolerancia se encuentra en la base de todas las creaciones de Malmsten. Según él, el arrasamiento de la infancia como institución de la cultura es una realidad que tiene su raÃz en la experiencia inaugurada por el nazismo: âSin aquella cumbre orgásmica de poder y horror reinante en el siglo XX, ¿cómo se podrÃan explicar el atentado a la AMIA, los ataques xenófobos que padecen las minorÃas étnicas en este paÃs y el atentado a la Embajada de Israel?â, se pregunta hoy el artista.
Luego de aquel estreno, Malmsten se fue a Europa. Primero a Madrid, luego a Palma de Mallorca y Alemania. Finalmente, se radicó en Bruselas, donde creó una pequeña productora (Uxen 7 Arts) con la que suele montar espectáculos e instalaciones. También el personaje de Esqueletos... se llama Uxen como el antidepresivo que Malmsten tomó en su adolescencia. âEstá bueno inspirarse en las propias experienciasâ, ite, âpero llevarlas a un plano que vayan más allá de lo autobiográfico, atravesándolas por la fantasÃa y la potencia de la poesÃaâ. En Esqueletos..., Malmsten vuelve a la obra de Helnwein, proyectando fragmentos de sus cuadros sobre el tul que reviste el dispositivo de escena que encierra al personaje que interpreta, junto a fotografÃas de la argentina Elizabeth Mosconi.
Aunque tuvo la oportunidad de dirigir en ParÃs y Alemania, el artista no está conforme con su medio de adopción: âTambién allà comprobé que la cultura estaba monopolizada en beneficio de unos pocosâ, afirma. De modo que resolvió realizar funciones de teatro en el living de su casa. Como artista plástico tuvo especial éxito con su proyecto Mujer, agua, niño, instalación multimedia que espera traer a Buenos Aires el próximo año. Asimismo, están por publicarse en Oxford tres obras en edición bilingüe, Kleines..., Natura y Ficciones. âSin darme cuenta me puse renacentista. O psicótico, no lo séâ, opina entre risas.
â¿Cómo evolucionó su escritura?
âMi primera obra era muy oscura, hablaba acerca del poder subjetivo. Hoy creo que mi dramaturgia está más organizada pero sigue siendo potente. Sigo interesado en las relaciones de poder. Mi estética es minimalista; me gusta hablar desde la imagen, crear climas mentales y poéticos y hacer un contrapunto entre lo bello y lo abyecto.
â¿Cómo surge Esqueletos...?
âEsqueletos transparentes, mi libro de poesÃa, se transforma en otras obras. Del libro muta al videoarte: allà la inspiración poética se enuncia en el silencio y en la composición de la imagen y música. Luego surge esta obra, con la calidad y la potencia poética de los universos azules de Helnwein, con la fuerza del cuerpo expresadas en la cámara de Mosconi. Ellos son quienes aportan el discurso visual de la obra, que se fusiona con la interpretación, el texto y la música en vivo.
â¿Por qué se fue del paÃs?
âComencé a darme cuenta de las pequeñas miserias del medio teatral. Yo creo en un arte generoso. Sin solidaridad el arte no existe.
â¿Cómo vive la crisis europea?
âEuropa transita una gran crisis sociopolÃtica y cultural. Están como nosotros en 2001, sólo que no trasciende demasiado el malestar de la gente. Aquà se sigue pensando que Europa es solamente la parte más linda de ParÃs o de Londres. Pero hay graves problemas de desindustrialización, entre otros. Comparativamente y a futuro, creo que Latinoamérica se volverá más fuerte económicamente.
â¿Es difÃcil vivir en Europa de la producción artÃstica?
âTambién allà comprobé que la cultura estaba monopolizada en beneficio de unos pocos. Todo lo que hago tengo que producirlo yo. Además del esfuerzo que implica crear desde la nada, hay que desdoblarse como actor, empresario, productor y director.
âIgual que acá...
âEs que los argentinos idealizamos a Europa, como si allà existiese una movida que aquà no hay. Sin embargo, artÃsticamente hay una gran pobreza: aburguesamiento, modas y snobismos. Bruselas es burocrática y gris y en cambio, Buenos Aires, que tiene una energÃa muy fuerte, es una ciudad muy ágil.
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