Los objetos reformulados con fines artÃsticos para las artes escénicas y visuales constituyen el eje del segundo ciclo de GenealogÃa del Objeto, que coordinan Ana Alvarado y Caro Ruy, directoras y especialistas en este arte que sorprende nuevamente con la incorporación de la tecnologÃa, de elementos de la performance y la instalación, y âel trabajo de recicle de lo que se desechaâ. Lo enuncia Alvarado, autora de piezas de teatro, actriz y titiritera con formación en artes visuales y trascendencia internacional a través de su premiada labor teatral. Cofundadora del celebrado El Periférico de Objetos, junto a Daniel Veronese y Emilio GarcÃa Wehbi, docente en el IUNA y en la Unsam, dialoga con Página/12 acerca de este ciclo que se desarrollará entre hoy y el sábado, en los horarios de las 20 y 22, en Espacio Ecléctico, ârincón cultural de San Telmo, gestionado por artistasâ. 446h10
âEn uno de sus escritos sobre la naturaleza del objeto se refiere al encanto que deriva de una contradicción: la de cumplir, como personaje, el papel de un ser vivo, y hallarse, al mismo tiempo, limitado por ser un objeto. ¿Cómo se da esa tensión?
âUn objeto puede vivir en la escena, pero su lÃmite es la materia, su propia constitución. Aparentemente, no podrÃa vivir, y sin embargo vive. Esa relación del cuerpo del actor y la presencia del objeto es constitutiva del Teatro de Objetos. En esa relación entre el cuerpo y la cosa, uno y otra se afectan mutuamente. Es lo que llamo la batalla entre la carnalidad y la âcosidadâ; batalla en la que cada cual intenta mostrarse vivo desde la propia limitación para estar con el otro.
âEn ese esfuerzo, o esa batalla, ¿el creador está siempre en la obra o se aparta, como si lo hecho estuviera concluido?
âTodas estas experiencias son altamente creativas y el autor está siempre presente. Acá, todos los trabajos necesitan en algún momento la mano del humano, el manipulador, como en Xilodrama, del Grupo La Astilla, que tiene un fuerte contenido social; El mar dejó de moverse, de Ariel Varela, con textos de Federico GarcÃa Lorca; o en la performance de Mónica MartÃnez, quien viene de Rosario y trabaja con video y sombras (Palabras llegan... escalan el viento). Otras experiencias son Circo de Lupa, de Myrna Cabrera, del grupo El Bavastel, y Manejo de desastres complejos, de Román Lamas, quien trabajó con nosotros en El Periférico de Objetos. En otro orden están Paisaje, de Valeria Dalmon, y Residencia, de Patricia Báez.
âUna instalación inspirada en Un abandono, de Alejandra Pizarnik...
âPatricia estuvo recolectando paraguas abandonados en la calle y armó una instalación, respetando la historia aparente de cada paraguas. Un ejercicio más cercano a lo teatral es Modelando Hamlet, donde un actor que hace el papel de alfarero va construyendo el personaje con arcilla. El intérprete es Thiago Luz Raft. Diferente es la performance de Jorge Febre, quien trabaja con objetos sonoros. Otro experimento surge de la creación de robots interactivos, que el público puede usar. En todos los juguetes que aparecen en el ciclo hay siempre algo irónico y crÃtico.
â¿Qué hay en esto de la invención infantil?
âDe esa imaginación viene todo. Las obras del ciclo son para chicos y adultos. Por ahÃ, las funciones de las 22 tienen alguna cosita más fuerte, pero nada extraordinario. El trabajo con objetos, aun el creado para adultos, entra en una zona de ingenuidad. Está destinado a adultos con ganas de jugar.
â¿Y libres de prejuicios?
âClaro. El público se va a asombrar ante obras abstractas, como la de MarÃa Adela Santullo y MarÃa Eugenia Fernández, y Etis-Magnes, una experimentación con objetos e imanes realizada por dos jóvenes colombianos. Ellos están haciendo el posgrado que dirijo en el IUNA y la Diplomatura de TÃteres en la Universidad Nacional de San MartÃn, pero tienen una historia previa en el arte. Algunos de los que participan en el ciclo son alumnos mÃos o de Caro Ruy. Todos con formación previa: son actores o artistas plásticos o electrónicos. La propuesta Secuenciador WâCRAâ79, por ejemplo. En ese trabajo (de Sebastián Ziccarello) se utilizaron desechos tecnológicos. Se está creando mucho con el recicle de objetos que no son los de antes. En otra época, lo que buscábamos y encontrábamos eran muñecos.
âComo en los años de El Periférico de Objetos...
âAhora se hacen maravillas con otro material. Estamos muy contentas con Caro. Ella tiene experiencia: coordina un taller de diseño de objetos, partiendo de materiales descartados. En el primer ciclo nos fue muy bien. Esperamos expectantes el resultado de éste y la convocatoria para el tercero, que será entre Rosario y Buenos Aires.
âEn un escrito, se refirió a la obsesión universal por inventar un mecanismo que supere al organismo humano, a la creación del hombre artificial. ¿Sigue siendo una obsesión?
âEso viene de toda una época y tiene su costado romántico. Hubo una literatura volcada al imaginario del hombre perfecto fabricado, âposible y mejorâ. De esa idea deriva la investigación sobre el autómata, el que podÃa jugar mejor al ajedrez que el humano. En aquel escrito me estaba refiriendo a aquella época. Ahora me interesa reflexionar sobre un tema que tomé de la antropóloga Paula Sibila, de su libro El hombre post orgánico (cuerpo, subjetividad y tecnologÃas digitales). No estoy segura de que esto que digo esté en el texto, pero es el pensamiento que me dejó respecto del valor que tendrán los objetos a medida que se los reduzca.
âLa impresión es que se multiplican.
âVivimos en un mundo poblado de cosas, pero estamos empezando a reducir nuestra necesidad de esas cosas. Utilizando dos o tres máquinas, eliminamos muchos más objetos. Algunos ya están desapareciendo. Un chico se las arregla hoy con una computadora, una PlayStation y un celular. Los que trabajamos con objetos lo venimos notando. Al mismo tiempo, los jóvenes trabajan con el rescate de objetos y arman hÃbridos. La obra de Jorge Crowe, Fatto in casa, es un ejemplo. También el videoarte de Silvia Maldini. Con esto quiero decir que uno podrÃa llegar a sentir melancolÃa respecto de los juguetes. Los más chiquitos los piden, pero después los abandonan. No los necesitan. Nosotros debemos reflexionar sobre esto y sobre cómo trabajar con lo nuevo. Reflexionar crÃticamente y a la vez usar los nuevos formatos para crear nuevos mecanismos de pensamiento.
â¿Y nuevas formas de relacionarse?
âEso no lo sabemos todavÃa. Tenemos conciencia, sÃ, de que estamos comunicados y controlados. Esta experiencia es mucho más amplia que la que nos dejó el concepto de omnipresencia del Gran Hermano (que introdujo George Orwell en su novela 1984). El arte debe hacerse cargo de estos cambios sin por eso enamorarse caprichosamente de la tecnologÃa.
âMientras tanto, el teatro reivindica la experiencia viva del actor frente al público...
âEsa discusión es de toda la vida. La imagen del actor hablando âno digo moviéndose, porque ahà entramos en discusiónâ es un paradigma muy fuerte. Ante los avances tecnológicos, el cuerpo tiene continuidad en la máquina, y hay que preguntarse qué es ese cuerpo.
â¿No se trata entonces de la âcosificaciónâ del cuerpo en un entorno burocrático, sino del cuerpo en una integración activa?
âPareciera, porque hoy no puedo decir que en la Argentina se haya perdido el cuerpo a cuerpo: la presencia de los cuerpos es intensa. Por eso también es tan interesante la poética de rescate de los desechos. En las obras de este ciclo, los artistas se preguntan qué objetos descartados vuelven al escenario para ser otros. Un discurso de Robert Lepage (actor, director y realizador canadiense) armó revuelo porque dijo que las nuevas tecnologÃas eran la llama de la vela en el teatro, o sea, la luminaria del teatro primitivo. Muchos se enojaron, acusándolo de desconocer al actor y el cuerpo.
â¿Por qué un objeto convertido en personaje puede provocar al mismo tiempo âempatÃa y rechazoâ?
âLa empatÃa como el rechazo es parecida ante los objetos tradicionales y los tecnológicos. La apariencia de vida de un objeto, por ejemplo, de un robot, genera diversión y dispara pensamientos e ilusiones en el espectador que entra en un estado infantil. Pero ese algo que no vive, que es un adorno, pero camina, se percibe siniestro.
â¿Aunque se explique el mecanismo?
âSÃ, porque vive sin tener vida, porque sólo âaparenta vivirâ.
â¿Cuál es el punto de relación entre las obras?
âLa gente que participa es sensible a los materiales que utiliza y a la poética del teatro mÃnimo. En estos artistas es fundamental saber mirar, descubrir y crear a partir de lo que rescatan. Todos los trabajos parten de reflexiones profundas, pero son de distinto orden. Algunos parten de una forma, otros de una temática, pero con Caro no curamos el ciclo a partir de una lÃnea temática sino del objeto.
â¿Cómo influyeron las vanguardias europeas en este tipo de propuestas?
âLa vanguardia fue rupturista y dejó un efecto estético. Pero los nuevos trabajos no tienen nada que ver, por ejemplo, con el dadaÃsmo. Marcel Duchamp utilizó objetos cotidianos y mostró un mingitorio. Hoy esto serÃa ingenuo. La performance se desarrolló también a partir de las artes visuales. El creador polaco Tadeusz Kantor venÃa de la plástica y fue un post dadaÃsta que se encontró con el teatro, con los objetos y el cuerpo del actor.
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