Las relaciones hostiles en un clima de mutua dependencia pueden resumirse en diálogos peligrosamente sencillos, como los que se suceden en el nuevo estreno del director y actor, régisseur y docente Augusto Fernandes, quien regresa al teatro con Ojo por ojo, tÃtulo que anticipa una venganza o un castigo idéntico al mal que otro ha infligido. Se trata de una versión libre de Acreedores (1888), del dramaturgo y novelista sueco August Strindberg (1849-1912), el mismo de El padre, La señorita Julia, Danza macabra y Sonata de espectros. Dedicado con parejo entusiasmo a otras artes, como el cine y la pintura, además de impartir clases y seminarios a directores y actores, Fernandes sigue pendiente del destino que tendrá una filmación suya iniciada años atrás, donde âel guión es creado sobre la marchaâ y con improvisaciones que alguna vez podrá mostrar. Un proyecto en el que participa un importante grupo de actores que trabaja en cooperativa y cuya salida se demora por cuestiones ajenas a su director. âEspero poder hablar con las nuevas autoridades del Incaa. Este es un trabajo atÃpico, al estilo de algunas pelÃculas de John Cassavetes, Milos Forman y Mike Leigh, el director de Secretos y mentirasâ, apunta Fernandes, quien vivió cerca de dos décadas en Alemania, realizando periódicos viajes a la Argentina, España y otros paÃses europeos. Partió a Alemania convocado para realizar puestas en Frankfurt y Bochum mientras era rector del Conservatorio Nacional de Arte Dramático, quedando provisoriamente en su lugar el director AgustÃn Alezzo, entonces vicerrector, quien, al tiempo, le escribió que demorara la vuelta porque estaba en una lista negra. 1y6m3i
Su trayectoria es intensa y abarcadora. Ha estrenado, entre otras obras, Reflejos de una leyenda, sobre el Fausto, de Goethe; Madera de reyes, del noruego Henrik Ibsen; El relámpago (TravesÃa), sobre Camino a Damasco, de Strindberg, y La gaviota, de Anton Chejov. Se considera âbásicamente actorâ. A los cinco años integró La Pandilla Marilyn (programa de radio) y a los seis asistÃa al Instituto Infantil de Teatro Labardén. Participó en pelÃculas de Luis César Amadori y Carlos Borcosque y, ya adolescente, integró distintos grupos de teatro hasta crear el Teatro Experimental de Buenos Aires, donde estrenó La leyenda de Pedro, sobre Peer Gynt, de Ibsen. âMis padres, inmigrantes portugueses, me trajeron siendo muy niño. Eran campesinos con ambiciones. Mi madre querÃa ser actriz y mi padre enseñaba bailes portugueses. Cuando fui al pueblo en que nacÃ, me contaron que en Semana Santa, cuando se recordaba La Pasión, mi viejo hacÃa de Diablo. Fue mi madre la que me hizo ingresar al teatro infantil, asà como a mi hermana a la escuela del Teatro Colón. Mi hermana dejó, pero yo seguÃ, aun cuando mostraba claramente que me gustaba pintar. Pero mi madre no quiso que tomara clases porque âdecÃaâ iba a ver desnudos muy pronto.â
â¿Ojo por ojo fue una propuesta suya?
âVenÃa buscando qué hacer en teatro, porque al perder la escuela para actores y directores por intimación del dueño que quiso vender la casa y razones económicas, debÃa recuperarme: entraron ladrones a mi casa y me sacaron todo. Ese asalto coincidió con que estaba escribiendo una obra de teatro, porque querÃa que mi hija Romina Fernandes, que trabaja en el off, hiciera un papel donde pudiera demostrar lo que sabe. Lo hablé con el actor Fernán Mirás, pero no pudo ser. Paso un tiempo, tomé o con la actriz Erica Rivas y pensamos en Acreedores.
â¿Qué lo atrae de las obras de Strindberg? En 1996, estrenó El relámpago, su versión sobre la tercera parte de la trilogÃa Camino a Damasco.
âY en Alemania estrené El sueño, en 1991. Acreedores me dice mucho. Comencé traduciéndola y al final pasé a otra cosa, a temas como el prestigio y el manejo de la opinión pública. El ex marido que regresa (Federico Luppi) y besa a la mujer (Erica Rivas), que ha escrito un libro exitoso, busca que fotógrafos y periodistas, e incluso el marido (DarÃo Dukah) presencien esa escena, mostrando asà su dominio público y psicológico sobre la pareja. Me pasa algo muy fuerte con Strindberg y también con Chejov. Ellos fueron personalidades emergentes en perÃodos de cambio, tan difÃciles de asimilar, como en otras épocas el Renacimiento y la Revolución Industrial. También nosotros estamos en un momento de cambio, de caÃda de una cultura y comienzo de otra, y todavÃa no sabemos cómo vivir. No estoy diciendo que vamos pendiente abajo, pero sà que nos encontramos en un ciclo de decadencia de la cultura que hasta ahora acompañamos. El Renacimiento fue la primera gran crisis de la Iglesia. Recordemos, en Galileo Galilei, de Bertolt Brecht, la famosa escena del cardenal inquisidor con el papa Urbano VIII.
âDonde, por conveniencia, aceptan difundir los planos de navegación.
âNecesarios también para la Iglesia, que supo apoyarse en las obras de los grandes pintores y escultores renacentistas, en esas imágenes y figuras que los luteranos condenaban como una forma de idolatrÃa. Asà pudimos conocer esas magnÃficas obras. ¡No hay mal que por bien no venga!
â¿Sigue interesado en la astrologÃa?
âLa astrologÃa me permitió descubrir a Shakespeare, un poeta atraÃdo por la astrologÃa y la Cábala. Parte de esto se cuenta en el libro La filosofÃa oculta en la época isabelina. No sólo Shakespeare tuvo interés en tomar o con el judaÃsmo debido a la Cábala, también otros poetas, a pesar de la persecución a los judÃos. Cuando Christopher Marlowe escribió El judÃo de Malta no quedaba un judÃo en la calle. La gente salÃa a matar judÃos. Shakespeare escribe El mercader de Venecia cuando se estaba difundiendo la Cábala cristiana en Venecia. El monje Giovanni Pico della Mirándola basó la Cábala en la misericordia. El discurso del personaje de Porcia sobre el valor de la misericordia (en El mercader...) está extraÃdo de la Cábala cristiana. Me metà en esto a fondo, y sigo metido. Por eso me interesa también el perÃodo en el que los judÃos fueron expulsados de España (la diáspora sefardÃ). Muchos partieron hacia los PaÃses Bajos e Italia, donde los monjes benedictinos y franciscanos quisieron hacer alianza con los rabà (o rabinos), por el tema de la Cábala.
âEn cuanto a Strindberg, ¿qué opina de las alusiones a su misoginia?
âEl tema esencial de Strindberg no es la misoginia, sino Dios, como lo expone en su trilogÃa Camino a Damasco (la travesÃa del desencanto existencial de un personaje). Para este personaje, la cárcel de castigo es la Tierra y el redentor es el ángel caÃdo. El hombre y la mujer son como el agua y el fuego, los dos crean vapor, pero también el agua apaga el fuego y el fuego seca el agua. Strindberg era orientalista y de esto se sabe cuando fue ayudante de bibliotecario en la Biblioteca Nacional de Estocolmo. Claro que un poquito misógino debÃa ser. Pero lo veo y lo pienso desde otro aspecto. Era un enloquecido en relación con la mujer y tenÃa una mentalidad casi femenina. El personaje de Gustavo âel ex marido de Acreedoresâ es Strindberg; como lo son Tekla, la mujer, y Adolfo, el marido. Ellos son reflejo de una pasión distinta a la de esta época pero con algunos puntos en común. Hoy vemos que se va de un extremo a otro, o falta intensidad o se tiene de sobra y se mata o muere por celos. La emancipación femenina cambió el modelo anterior y no se encontró otro. Es complejo adaptarse a nuevos códigos. Está sucediendo también en nuestra sociedad. Por eso digo que una de las funciones del teatro es encontrar aquello que permita al público pensar o reflexionar sobre lo que tiene necesidad.
* Ojo por ojo, versión libre de Augusto Fernandes sobre Acreedores, de August Strindberg. Actúan Federico Luppi, Erica Rivas y DarÃo Dukah. Dirección, puesta en escena y luces: Augusto Fernandes. Diseño escenográfico: Marta Albertinazzi y Augusto Fernandes. Vestuario: Marta Albertinazzi. Asistencia de dirección: Milagros Plaza DÃaz. Producción general: Fernando Blanco y Paola Lusardi. Teatro Margarita Xirgu, Chacabuco 875 (tel. 4300-0359). Funciones: los viernes y sábados a las 21 y los domingos a las 20.
© 2000-2022 pagina12-ar.informativomineiro.com|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.