âEse teatro âsacadoâ era un sÃntoma social, y para los de mi edad, una curiosidad y una resistencia casi animal en medio de una sociedad todavÃa dominada por el silencio.â La actriz SofÃa Guggiari reflexiona de esta forma al presentar Vivo Urdapilleta, espectáculo que viene ofreciendo los sábados a las 23, en el bar de La Casona Iluminada (Av. Corrientes 1979). Se trata de una serie de textos de distinta época reunidos en el libro Vagones transportan humo, que el actor Alejandro Urdapilleta (fallecido el 1º de diciembre de 2013) escribió para ser interpretados. En conjunto, un áspero retrato de personajes desorbitados que se expresan sin contención frente a temas definitorios, como la muerte, la sexualidad y el deseo de aniquilar al otro. 295ml
âHoy deberÃa asesinarla. Tan sólo porque parece tener la misma cara de un perro aplastado por un camión...â, argumenta el personaje narrador de La hija de la mucama, uno de los monólogos que Guggiari, también directora, incluye en Vivo Urdapilleta. âMuchos somos hijos de esa generación que marcó nuevas estéticas de escritura y actuación. Ellos fueron protagonistas de anécdotas que causaron bullicioâ, señala esta actriz a Página/12. Con estudios de teatro iniciados a los trece años en los talleres de diferentes maestros, Guggiari menciona hoy a Juan Carlos Gené, Ricardo BartÃs y Norman Briski, y en otras especialidades y disciplinas a Mariana Briski (comicidad), Silvia Briemstam, Silvina Laguna y Liliana Cepeda (danza jazz y clásica); Gisela Atman y Federico Tabu, en canto. Estudia psicologÃa en la UBA y ha integrado los elencos de Locuración, obra basada en textos de Eduardo âTatoâ Pavlovsky que dirigió Eduardo Misch; Ya no pienso en matambre ni le temo al vacÃo, de Patricio Abadi; Las primas, de Norman Briski; Hermana, creación colectiva de danza-teatro dirigida por Sandra Fiorito; La isla de los niños, de Ramiro Guggiari, codirector junto a Horacio Pucheta y asistente de dirección en Vidé/La cinta fija (2009), de Vicente Muleiro, dirigida por Norman Briski. Participó en coros y en el micro documental Delegaciones en Villa Fiorito. En 2012 estrenó una pieza suya, Te amo tanto porque te he matado, que tuvo una segunda parte en 2013; y actuó sólo en una primera etapa en Las 50 Nereidas (de Norman Briski), junto a Eliana Wassermann.
âEsa marca de los textos de Urdapilleta es también rebeldÃa ante las frustraciones, como en el monólogo Viva la mentira, fragmento de MarÃa Julia. La Carancha. Una dama sin lÃmites (de Batato Barea, Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese). ¿A qué apunta hoy Vivo Urdapilleta?
âA homenajearlo. Pedà los derechos de algunos textos y me unà a otros actores con la idea de no apartarme de su estética. Los monólogos debÃan ser cortos y desarrollar un tema. Pensaba ocuparme de La hija de la mucama, pero decidimos con el elenco que harÃa Sombra de conchas, un texto terrible... Ahora no lo es tanto, porque se dicen cosas con una crudeza a la que en años anteriores no nos atrevÃamos. Urdapilleta fue una guÃa cuando empecé a escribir. El no pensaba en técnicas de escritura: transmitÃa lo que iba sintiendo. Es un autor poeta, y esto a los actores nos gusta.
â¿Qué siente ante las observaciones hirientes?
âCuando escarba en la herida es para recordar que la hubo, y cuando su personaje grita âte voy a matar, te voy a destripar...â, trato de entender cómo elaboraba eso que le hacÃa decir y cómo lo recibÃa la gente. En este momento la sociedad no se sorprende ante esas expresiones. A mis veintisiete años, su teatro me abruma pero no me confunde. iro su verdad.
â¿La verdad en la escritura es también su búsqueda? La pregunta es por su trabajo anterior, Te amo tanto porque te he matado I y II.
âEscribà esos monólogos con la idea de explorar y construir dentro del teatro y desarrollar mis textos con total libertad. Para el espectáculo sobre Urdapilleta, estuve viendo algunos de sus videos y me sentà identificada. Algunos son desbordados y otros más polÃticos. Viva la mentira es el que más gusta a la gente. (âPueblo argentino:/ Se ha acabado el tiempo de las mentiras/ ¡Caen como retazos secos la mentiras!/ Y las lluvias las deshacen/ A las mentiras/ Lluvias de verdades acalambradas/ Verdades en carne viva/ Confesiones/ Revelaciones...â)
âUn aspecto significativo en estos monólogos es la urgencia por cambiar de clima. Un ejemplo es Soy un espejismo.
âEsa velocidad nos costó, porque no querÃamos que los cambios fueran resueltos de manera paródica o a través de un chiste. Nos pasó en Sombra de conchas, una falta de respeto en continuado. No sabÃa cómo hacer ese monólogo, pero cuanto más me involucro me doy cuenta de que debo tomarlo en serio. Para Urdapilleta, el deseo es una baba y plantea cosas tremendas. En paralelo a este espectáculo sigo con mis clases de actuación y los seminarios intensivos sobre la construcción de monólogos. Descubrà cuánto se aprende en la relación con los alumnos. Estoy trabajando con mi hermano Ramiro en una obra suya, La voluntad de los monstruos, y terminé una obrita mÃa que me gustarÃa estrenar. Los personajes son una enfermera y una chica con problemas psiquiátricos. Trabajé como ayudante terapéutica en un psiquiátrico y me tocó acompañar a una señora que habÃa tenido un brote psicótico. A la semana del brote, hice el acompañamiento. Me llevaba cinco horas bajarle el delirio. SentÃa mis propias contradicciones y ganas de reaccionar mal.
âOtro deseo inconfesable...
âEn esa mujer, el delirio se manifestaba en actitudes insólitas, como armar un nuevo calendario para el mundo, hablar con gente inexistente, decir que a mi espalda habÃa alguien cuando no lo habÃa... A partir de esa experiencia escribà la obrita sobre la chica internada y la enfermera. En un documental sobre cine, el director alemán Werner Herzog decÃa que los directores deben hacer otra cosa además de ese trabajo porque pueden volverse locos. Estudiar psicologÃa me ayuda a salir de la locura de hacer teatro, que no es todo mi mundo, aunque me da libertad. Por eso, en los ensayos, cuando hay pelea entre los compañeros, les digo que si no hacemos esto con felicidad no tiene ningún sentido. Esto lo fui aprendiendo desde chica. Eramos niños cuando con Ramiro jugábamos a crear historias de siete universos con siete reyes. Nuestro juego se llamaba Azul y nos servÃa para elaborar lo que nos estaba pasando.
* Vivo Urdapilleta. Elenco: SofÃa Guggiari, Mariano Kevorkian, Sara Llopis, Nahuel Vec y Pablo Toporosi. FotografÃa: Mariana Sapriza Morán. Dirección: SofÃa Guggiari. Lugar: En el bar de La Casona Iluminada, Av. Corrientes 1979. Funciones: sábados a las 23. Entrada: 50 pesos.
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