Hay, por estos dÃas, una innumerable diversidad de espectáculos de teatro infantil. Los hay para todos los gustos y edades (y esta sección diaria ha dado cuenta de ello). Pero son pocos, quizá muy pocos, los que ponen la lupa en ciertos temas complejos de teatralizar, como el rol de la escuela pública, la defensa de los derechos del niño y la crÃtica a un sistema educativo que adoctrina, discrimina y no estimula el pensamiento crÃtico ni fomenta espacios para la creatividad artÃstica. Sobre todo eso y mucho más versa Hora libre, rock en la escuela, una puesta teatral y musical pensada para toda la familia y dirigida por Nicolás Manasseri. La obra divierte, entretiene, genera ganas de cantar y bailar y principalmente entiende al niño espectador como sujeto social. âEs de algún modo una obra contestataria. Quisimos hacer una crÃtica a la estructura de la escuela actualâ, explica a Página/12 el joven director, que además actúa en esta historia. a6z3k
âQuisimos dejar un mensaje que no sea sólo para el chico, sino también para el padreâ, explica Manasseri, sobre la puesta que cuenta con quince actores, un coro femenino y una banda de rock en vivo. âEs que a través de una historia infantil y entretenida se ponen en escena distintas temáticas âque no son fáciles de abordar desde la niñez, pero que aquà están perfectamente trabajadasâ como la defensa de la escuela pública y el rechazo a estudiar âde memoriaâ.â Una muestra de ello es una de las canciones, que apunta en su estribillo: â¡Oh, oh, oh, todos por la educación!â. Y, llamativamente, más de un niño ha salido embaladÃsimo cantando esa canción. âQue el mensaje de defensa por la educación quede en la mente de un nene para nosotros es muy importanteâ, señala el director.
Hora libre... cuenta la historia de un grupo de estudiantes (casi adolescentes) que frente al inminente cierre de la escuela a la que pertenecen deciden unirse y elaborar un plan para salvarla de las garras del villano, el empresario Sebastián, que planeará demolerla para construir en ese lugar una fábrica. Y asà llevar a cabo su gran objetivo: âDominar el mundoâ. Todo eso sucede teniendo como soportes la música en vivo (dirigida por JoaquÃn Salamero), las coreografÃas (a cargo de Fernanda Provenzano) y la escenografÃa (en manos de Clara Ventura).
Definitivamente, no se trata de una puesta solemne y aburrida, sino todo lo contrario: cuenta con una notable utilización del espacio escénico, una iluminación acorde, un decorado colorido que inmediatamente atrae la atención y la música que acompaña cada situación generando la necesaria tensión dramática. Lejos está de ser un espectáculo de teatro infantil rimbombante. No necesita de elementos ni escenas pomposas para entretener al espectador y captar su atención durante la hora de función. Hay una perfecta conjunción de la música, el baile y la actuación.
âNos interesa la idea de tomar temas que se estudian en otras disciplinas que no son artÃsticas, como la psicologÃa, y trasladarlos al teatro para que éste funcione como un medio de comunicaciónâ, cuenta el director, que en la obra encarna a Nico, un chico al que le gustan el rock y la poesÃa y quien se enamora de la chica más rebelde de la escuela, Luli. âEsta obra directamente busca una reflexión en el chico y en el adulto, sobre todo. Buscamos transmitir la idea de que la escuela es muy importante, es como una segunda casa, entonces es un mundo de identificaciónâ, concluye el joven dramaturgo, quien también estudia psicologÃa.
Informe: MarÃa Luz Carmona.
Hora libre, rock en la escuela |
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