La vida es otra cosa se puede leer online, en el sitio de El octavo loco, una de las dos editoriales que editaron el libro (la otra, Tren en movimiento). Forma parte de la colección conjunta âFuera de serieâ, pensada para textos que no encajan en ninguna categorÃa tradicional. Los poemas de Pérez/Gavilán son eso. Son poemas que en su momento no se reconocÃan como tales, poemas pensados para ser textos de radio.
âPiso 93 iba cuando terminaba Feliz domingo, como una forma de evitar el suicidio, pero también era todo lo que pasaba en la semana para llegar ahÃâ, explicó Saborido mientras presentaba a Rafa y Gavilán, o Hernández y Pérez, y se interesaba por cómo habÃan sido los dÃas previos a la primera emisión del programa. Para Hernández, habÃa âque recurrir a libros y a amigos que quisieran decir algoâ. Para Pérez la cosa pasaba por âseguir a Rafa a donde fuera, a los musicalizadoresâ. Los colaboradores aparecÃan donde fuese, en bares, tugurios, boliches. En el circuito nocturno de la Buenos Aires de fines de los ochenta. Allà entraban las influencias del viejo Expreso imaginario y se coexistÃa con Prix Dâami, Cerdos y peces y otros espacios semejantes. âLo fascinante de la historia es lo que no se suele contarâ, advirtió Pérez. âEn la historia del rock se habla siempre de las revistas, pero yo cuando era adolescente, sólo podÃa acceder a la escena en la radio, escuchándola en el auto de mi viejo, pescando música de pasadaâ, contó.
Todos los textos leÃdos al aire, y por extensión todos los publicados en La vida es otra cosa, tenÃan algún tema de fondo. Era parte del formato que terminó caracterizando al programa, en el cual se abrÃa el teléfono a los oyentes, pero con un eje temático particular, en torno al cual también se agrupaban las canciones de la noche. âDescubrimos que para que la gente hablara de sà misma y se mostrara lo mejor posible, habÃa que elegir un tema, que eso ayudaba a los musicalizadores y permitÃa hablar de uno mismo hablando de otras cosasâ, explicaron sus hacedores. La alternativa, el tema libre, no habÃa funcionado: terminaba en un âblues sin swingâ y llanto inevitable. Además, aclaró Saborido, no tocaban temas de actualidad.
âNosotros le decÃamos textos como minimizando la cuestión, pero son poemasâ, reflexionó Hernández. âEstos 30 y pico de años de alejamiento lo volvieron algo valioso, en ese momento escribÃamos y descartábamos, no como ahora que hay Radio Cut, entonces si no venÃs, te jodés y el domingo que viene será otra cosa, y tratábamos de no repetirnos, aunque a veces nos robábamos a nosotros mismosâ, completó el recuerdo. En la vorágine de producción de a siete textos por domingo, ni explicaban quién eran los autores, que podÃan ser ellos, amigos o un recorte de Cortázar. âMariana EnrÃquez una vez me contó que se enojaba con nosotros por no decir quiénes escribÃanâ, acotó Pérez.
Pérez dice que aunque él escribió esos textos, en realidad no eran suyos. âLos escribÃa pensando en la voz de Rafa, que me cascoteaba los muy sensibles y depresivos ây bien que hacÃaâ. Si bien los hice yo, estos textos tenÃan que ser recordados entre todosâ, consideró. âPor eso este es un libro de poemas y no, y un libro de microtextos sobre los medios, y tampoco es un libro sobre esoâ. La vida es otra cosa es un libro difÃcil de clasificar. Es, quizás, un poemario que también es radio.
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