Desde Mar del Plata 76v4n
El primer dÃa del IV Congreso Iberoamericano de Cultura abrió las puertas a jóvenes, militantes, funcionarios y artistas con ganas de discutir el futuro. Miles de personas asistieron a conferencias donde quedó claro que la equidad social y la democracia serán una referencia permanente hasta el cierre del sábado. El lema es âCultura, polÃtica y participación popularâ, y predomina la defensa de los emblemas de igualdad y de progreso. Hasta ahà todo es armonÃa. En las próximas jornadas se tratará de deslindar qué pone cada uno detrás de esos significantes. En la ceremonia inaugural, el interés por ubicar a la igualdad en el centro del temario emergió varias veces. â¿Cómo podrÃamos imaginar un proyecto popular sin cultura y sin polÃtica?â, preguntó Gustavo Pulti, intendente de General Pueyrredón y primer orador. En idéntico sentido fue Juan Carlos DâAmico, presidente del Instituto Cultural de Buenos Aires. âLas polÃticas públicas en relación con la cultura no están llamadas a acompañar el proceso democratizador, sino a producirloâ, recalcó. Minutos después el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, completó la idea subrayando que âla cultura es una gran herramienta para hacerles frente a los problemas no sólo materiales sino también espirituales que nos plantea el presenteâ.
El secretario de Cultura, Jorge Coscia âque venÃa de correrle el velo a una estatua a Piazzollaâ, cerró la primera tanda. âSomos irremediablemente hijos de varios siglos de historia y tenemos la responsabilidad de transformar ese pasado en un porvenir promisorioâ, opinó antes de hacer foco en el respeto como condición del diálogo entre iberoamericanos. âEs urgente retomar lo que dijo el inca Yupanqui en el siglo XIX, cuando lo invitaron a hablar en la Junta de Cádiz (España) como emisario de los aborÃgenes americanos. Ahà este hombre tan olvidado le explicó a la asamblea que estaba bien que España se liberase de la dominación napoleónica, pero que no se podÃa dejar fuera la situación de los indios, porque âun pueblo que oprime a otro no merece ser libreââ.
Desde luego, para que en Iberoamérica el famoso âyo te quiero, hermanoâ sea algo más que un de-siderátum de cantina, será indispensable tomar decisiones desde el Estado. Por eso a media mañana Coscia compartió escena con la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta), Consuelo Sáizar Guerrero, y con el ministro de Educación y Cultura de Uruguay, Ricardo Ehrlich. La mesa âBalances y dinámicas: de Conaculta a Mar del Plataâ se enfocó en el sendero trazado por iniciativas públicas en las últimas décadas. Tras destacar que âla hegemonÃa cultural es la madre de todas las hegemonÃasâ, Coscia consideró que aquà la gran inestabilidad de la cultura deriva de la inestabilidad polÃtica, âlo que redundó en la indefinición del rol social de la culturaâ. Para establecer un contraste con otras épocas, el funcionario mencionó los avances desde 2003, como las tres ediciones del Congreso Argentino de Cultura, la creación del Consejo Federal de Cultura, la descentralización de los institutos de cine y teatro y la ley de medios.
Sáizar Guerrero enumeró los méritos de Conaculta, institución pionera fundada en 1988. Afirmó que a mediano plazo habrá que âcontar con una plataforma de digitalización para preservar el legado sonoro, fÃlmico y blibliotecario de nuestros antecesores; ampliando el de las mayorÃas a los bienes culturalesâ. Con la misma certeza de que soplan vientos nuevos, el ministro uruguayo consideró que se está ante âun cambio civilizatorioâ y que será clave darles prioridad a tres ejes en las polÃticas culturales: la asociación entre cultura y pertenencia, el triángulo de cultura, capacidades y conocimiento, y el fortalecimiento mutuo entre cultura, compromiso y participación.
Una de las intervenciones más celebradas fue la de la senadora uruguaya LucÃa Topolansky, que conversó sobre âParticipación popular y militancia polÃticaâ junto a la periodista MarÃa Seoane. Topolansky âesposa del presidente José âPepeâ Mujicaâ recorrió su itinerario como militante y aventuró las posibles conexiones entre la lucha por una sociedad más justa y la acción cultural. âEsta es una de las mujeres más estupendas que ha dado nuestro continenteâ: asà describió Seoane a su interlocutora, que pasó trece años de cárcel en la dictadura. Y la aludida estuvo a la altura del elogio. Su respuesta fue: âY gracias a los muchachos de la organización, que lograron conseguirme un termo y un mateâ.
La primera dama recordó su paso por la militancia social y detalló cómo se fue interesando por la integración continental y las demandas populares. âCuando era joven trabajaba en un banco y me di cuenta de que estafaban a la gente. Lo que hicimos con los compañeros fue ir, llevarnos toda la documentación que demostraba el robo y dejarla en la puerta de la casa de un juezâ, señaló. â¿Saben lo que nos dijo el tipo? Que dado que habÃamos corrido de lugar los papeles, no tenÃa la seguridad de que no los hubiéramos adulterado.â Consultada sobre la gravitación que tiene la cultura en la conciencia colectiva, Topolansky se acordó de que durante su juventud âexistÃa una cultura para las elitesâ y que âtodo lo demás era considerado de segundaâ. Para la legisladora una de las mejores noticias recientes ha sido la elección de presidentes con raÃces indÃgenas, como Evo Morales y Ollanta Humala. âEstábamos muy lejos de esas etnias, que eran, no obstante, mucho más hermanas que Europa. Y es maravilloso que nos estemos acercando. Los aymaras están convencidos de que la verdadera riqueza no está en tener dinero sino en sentirse parte de una comunidad. Son culturas muy sabias y tenemos que aprender de ellas.â
Promediando la tarde, el intercambio acerca de âLa dimensión cultural en los procesos de integraciónâ tomó fuerza con opiniones como la de la colombiana MarÃa Emma MejÃa Vélez, secretaria general de la Unasur. âSomos una unión que nació con pronóstico reservado, pero que a tres años y cuatro meses de su llegada puede reconocer una serie de victoriasâ, ponderó. Para la dirigente, la coordinación de estrategias comunes en asuntos como defensa y alfabetización, más el acervo de tradiciones comunitarias de convivencia, hace de la Patria Grande una guÃa en el concierto internacional. âEn una crisis que no sólo es económica y que abarca lo ético y lo moral, sabemos que estamos capacitados para convertirnos en una brújulaâ, aseguró. Al cierre de esta edición, cientos de curiosos se acercaban al escenario de Pedro Luro y Mitre para escuchar a Liliana Herrero, Liliana Felipe, Teresa Parodi y la artista española Argentina.
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