Cuando se le preguntaba a Mercedes Sosa cómo definÃa su rol artÃstico, ella preferÃa catalogarse como cantora antes que como cantante. Según entendÃa, âcantoraâ es aquella artista que se compromete con su pueblo. Ese, precisamente, es el espÃritu de Mercedes Sosa: un pueblo en mi voz, una muestra que reúne fotografÃas inéditas, objetos y material audiovisual de la cantora tucumana y que se inauguró ayer en la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985). âMercedes expresa una sÃntesis entre la relación cultura, arte y compromiso. Y éste es un homenaje a quien sin duda ocupa un lugar máximo en la expresión del arte y del canto popular argentinoâ, consideró en el encuentro el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia. La muestra, que recorre momentos fundamentales de la vida de la artista, se abrirá al público a partir de hoy y se podrá visitar de martes a domingos de 14 a 20 hasta el 29 de febrero de 2012, con entrada libre y gratuita. 4pp5s
Uno de los aspectos más interesantes de la exposición es cómo están organizados los hechos que marcaron a fuego su vida y obra. La muestra âque ocupa los pisos 3 y 4 de la Casaâ se organiza cronológicamente a partir de cinco conciertos cruciales: Olympia de ParÃs (1979), Teatro Opera de Buenos Aires (1982), Lincoln Center de Nueva York (1992), Santa Catalina, en Jujuy (2001) y Coliseo de Roma (2002). Son esas instancias públicas las que ordenan el relato y muestran todas las facetas de la artista. En el primer concierto, una imagen gigante de su rostro evidencia su profunda tristeza a causa del exilio en Francia y más tarde en Madrid. Si hubo algo que mayor pena le causó y atravesó las canciones que eligió cantar, fue el desarraigo. âEn la voz de Mercedes hay misterio, dulzura, belleza, melancolÃa, pero también desgarro de hombres, orfandad de niños, urgencia de justicia, revoluciones necesarias y posibles utopÃasâ, dice un fragmento del escritor Ernesto Sabato que forma parte de la muestra.
Del dolor a la emoción. De Francia a la Puna jujeña. De la intimidad de su hogar a los escenarios junto a importantes músicos del mundo y referentes sociales. Esos son los vaivenes que permite este homenaje. Las fotos muestran a la cantora fundiéndose en un abrazo con Fito Páez o con Sting, tocando en Cuba con Silvio RodrÃguez, caminando por la calle tras su exilio junto a Charly GarcÃa y Daniel Grinbank o compartiendo un escenario con Luciano Pavarotti. Por las paredes cuelgan palabras de afecto de todos los músicos que la quisieron y la iraron: VÃctor Heredia, Teresa Parodi, Milton Nascimento, JoaquÃn Sabina y tantos otros.
Una serie de conciertos que fueron bisagra en su vida y que merecen un capÃtulo especial fueron los que realizó en el Teatro Opera en 1982. No fue una serie de presentaciones más: significó su vuelta a la Argentina y su reencuentro con su público y compañeros de melodÃas y de ideas. Al escenario subieron Charly, Tarragó Ros, Rodolfo Mederos, Ariel RamÃrez, León Gieco y Piero: âHay que reconocer una gran tradición artÃstico-polÃtica de nuestros intérpretes y creadores musicalesâ, le dice Coscia a Página/12. âEsa tradición abarca todas las artes. Entre los exiliados estuvieron casi todos los cantantes populares que se opusieron a la dictadura militar.â
Asà como la exposición destaca su costado más polÃtico, no descuida su faceta más Ãntima. Es que Mercedes Sosa también fue hija, madre y abuela y todo eso está reflejado en el homenaje. âExponemos fotos que quizás en otro contexto no podrÃamos mostrar y que hablan de su personalidad. Mercedes tenÃa sus momentos de intimidad, era divertida y graciosaâ, explica Fabián Matus, hijo de Sosa y uno de los organizadores de la muestra. âLa gente conocÃa a la Mercedes que cantaba, la de los reportajes, la que se plantaba ante diferentes situaciones, pero no a la Mercedes que jugaba con su nietaâ, completa la idea.
Si bien lo que predomina son las fotografÃas, en el cuarto piso se puede ver una completa colección de objetos que definen su iconografÃa. Unas piezas infaltables son los ponchos rojos y marrones que solÃa usar en los conciertos. No es casual que en las pinturas de Antonio Berni y Carlos Alonso luzca con esa vestimenta. Por supuesto, se exhiben vinilos y todos los discos que componen su obra, como asà también afiches de recitales en el paÃs y otras partes del mundo.
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