Ella es cantora y musicoterapeuta. Tiene cuatro finos discos de músicas de raÃz y aparece con el más nuevo entre manos: el flamante Rossetti canta a Edgar Morisoli. âIba a grabar âLa epopeya del riegoâ, la cantata, pero el tema es que no la podés poner en un escenario porque necesitás orquesta, coro... En fin, cambiéâ, contextualiza Edith Rossetti. El principal impulso para el cambio se lo dio Marcelo Simón, hoy director de Radio Nacional Folklórica, quien le sugirió grabar otras piezas del notable poeta pampeano. ââYa estáâ, dije. Investigué y me encontré con más de setenta temas de Morisoliâ, orienta la cantora, que redujo a dieciséis tal cifra: catorce cantados por ella, y apertura y cierre dichos por el mismo Morisoli. âEs un disco pampeano, claro. Hay huellas, milongas, triunfos, malambos, y canciones con âaires deâ... Apenas un muestrario, digamos, de todo lo que toca Edgar en sus poemas: los rÃos, la falta del agua, el amor, los personajes, esa pampa misteriosa que llama âcomarca hechizadaââ, profundiza la primera pata del proyecto a saber. 1w62d
La segunda se llama Miguel Lomez, es arquitecto y también habla de música, pero más de un salón de usos múltiples, cálido y flexible. De butacas, pisos, iluminación, ubicación del piano, estética y diseño. Del marco fÃsico âel proyecto a saberâ en que ella estrenará en breve su obra sobre Morisoli. Y que, por lo pronto, abrirá por primera vez sus puertas al público hoy, con el dúo Juan Quintero-Luna Monti, y proseguirá el sábado 14 de febrero con la maravillosa Cecilia Todd. â¡La Todd en Banfield!â, se entusiasman ambos, centrados en uno de los rasgos de la flamante sala El Gutiérrez: estar allà por donde se besan Banfield y Remedios de Escalada, pleno conurbano sur, en medio de un barrio de empedrado, árboles añosos y serenidad. âLa idea es que la gente del sur, que es mucha, no tenga que ir siempre a la Capital para escuchar buenas músicas argentinas y latinoamericanasâ, se plantan ambos.
El Gutiérrez está ubicado en Aráoz 681 y consiste en un peculiar espacio cultural suburbano coloreado con cuadros, calendarios mayas y mandalas, que los anfitriones construyeron debajo de su propio hogar, y pensaron como un lugar de encuentro para los vecinos, como un laboratorio de artes y como un taller de sueños. âBuscamos compartir clases, talleres, clÃnicas y conciertos en medio de mates y largas charlas. Aprender, sumar, crecer y transformarnos. Somos anfitriones de este espacio donde pequeñas maravillas barriales suceden a diarioâ, describen Rossetti y Lomez, que sacaron tal idea de Maridel Cano y Abel Acevedo. Esa pareja de artistas plásticos armó la obra itinerante Patria MÃa y tiene una casa en Costa del Este, donde programa conciertos y realiza actividades culturales para y con los vecinos. âLos visitamos cuando estábamos haciendo nuestra casa y algo nos quedóâ, dice Lomez, parado en el minuto cero de El Gutiérrez Casa Taller que sumará al ciclo de conciertos, clases de danza, música y técnica vocal; talleres de narrativa; muestras fotográficas, pictóricas, y hasta yoga. âEl hilo conductor es aportar arte para elevar el alma de todos, en lo práctico y lo espiritual. Sabemos que no es un proyecto único, que no estamos inventando el teléfono... es sólo un proyecto más y la idea es que le haga bien a la zona sur, con el de-safÃo de acercar el buen arte a los vecinos, y no al revés, no tener que viajar dos o tres horas para esoâ, determina Lomez.
Las fotos que pueblan el frente de la casa determinan la impronta del adentro. Están Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Cuchi Leguizamón y el mismo Miguel Angel Gutiérrez âaquel presentador de CosquÃn y conductor del programa de Radio Nacional Folklórica La Posada, muerto en agosto del 2010â en quien la pareja pensó para bautizar el lugar. Ella, en especial. âEl murió cuando estábamos construyendo la casaâ, evoca Rossetti, que ve en Gutiérrez a una especie de âtutor musicalâ. âEra muy exigente. Cada vez que yo grababa un disco, iba a buscarlo a la radio, se lo hacÃa escuchar y me decÃa: âpor qué quiere grabar esto, qué aporta, para quéâ. Me pedÃa que justificara lo que estaba haciendo y empezaba un vaivén, en el que yo tenÃa que defenderme, siempre tratándonos de ustedâ, se rÃe la cantora. âRecuerdo por ejemplo la discusión sobre âCoplas del valleâ: él decÃa que era una zamba menor, yo le retrucaba que habÃa una forma arreglada y lenta de hacerla... Al final la grabé con guitarra y violÃn, se la llevé, ¡y le gané! Terminó reconociéndoloâ, recuerda Rossetti, que se quiebra al abordar el momento de la desaparición fÃsica de Gutiérrez: âLo último que me dijo fue que me iraba... Cuando dijimos que esta casa no tenÃa que ser un capricho, o algo snob, sino que tenÃa que aportar lo mejor, entonces se tenÃa que llamar como élâ.
Rossetti y Lomez, parte de una ronda de amigos que se extiende a Delfor Sombra, Popi Spatocco, el poeta de Añatuya Tinco Andrada, las Aymama y Roberto Yacomuzzi, entre otros, hacen hincapié en el porqué del dúo Quintero-Luna como número apertura. âEra natural que ellos estén en la inauguración, porque vienen bárbaro con lo que traen y empiezan con una verdad que es âbueno, noso-tros somos estoâ. Que Cecilia Todd venga en febrero también es un golazo. Es medio raro pensar que en un lugar tan chico van a tocar ellos... A uno le parece que no, que no puede ser, pero pasa lo contrarioâ, se entusiasman, previendo los primeros pasos de un ciclo de conciertos que prevé mechar artistas locales (del sur del conurbano) con nacionales, y que, por lo pronto, nació para quedarse. Para hacerles un favor a las genuinas músicas argentinas y latinoamericanas, fuera del radio porteño. âPor supuesto que no vamos a vivir de esto, que no es la idea... la cosa pasa por otro ladoâ, remata Lomez.
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