âNadie sabe lo que puede un cuerpoâ: la frase es del filósofo Baruch Spinoza, pero podrÃa decirla con autoridad cualquiera de los artistas que integran el proyecto Mundo Alas. Como lo vienen haciendo desde hace años junto a León Gieco, músicos, comunicadores, pintores y bailarines con capacidades diferentes subieron al escenario el sábado. Fue en la Feria del Libro, durante la presentación de Cuento con alas (Editorial Lumen), un trabajo en el que las musicoterapeutas Patricia Knopf y Silvina Mansilla reúnen historias acerca de cómo el arte puede ayudar a superar las barreras que los diagnósticos médicos y la discriminación suelen levantar. A lo largo de una hora y media de show, los relatos incluidos en la obra se hicieron cercanos, hasta el punto de dejar a más de un espectador emocionado y reflexionando. 3a1243
El auditorio estaba colmado y habÃa quedado gente afuera. Después de confirmar que en diciembre se presentará una pelÃcula sobre el grupo y de cerrar con EMI las negociaciones para lanzar un disco del colectivo, Gieco, exultante, presentó uno a uno a los verdaderos protagonistas de la noche. En la inauguración de la velada lo acompañó la voz certera del locutor oficial Raúl Romero, del hogar Don Orione de Claypole. Asà le llegó el turno a Maximiliano Lemos, cantante de San Luis e integrante del Inadi, que interpretó âCinco siglos igualâ. No hubo ecos de los que una vez aseguraron que Maxi âno iba a ser educableâ por las consecuencias de una parálisis cerebral. Zonceras. El tipo conversó con el público e incluso se permitió alguna broma sobre el actual gobernador de San Luis.
Sutil, la voz de León se mantuvo siempre a un costadito del campo sonoro, para que también se lucieran los demás. La santafesina Carina Spina, que no ve pero habita intensamente el mundo de las melodÃas, aportó lo suyo desde el canto y terminó dando entrevistas frente a las cámaras.
También tuvo su momento Francisco âPanchoâ Chévez, del Hogar San Roque. âEl predice todo. Ahora seguro que no le interesa lo que pasa acá porque ya está planeando su recital con Los Tipitos el 23 de mayoâ, bromeó León. Gieco y Chévez se conocieron cuando el muchacho fue a contarle al Ãdolo que querÃa ser músico. León le dio su armónica y el santafesino ya compone sus canciones, acompañado por su amigo Beto. Pancho llamó por teléfono a Kirchner y le dijo que si los rockeros tocaban en la Casa de Gobierno, él también tenÃa derecho a hacerlo. Terminaron tocando todos en la Rosada.
León recordó que hace unos años algunos de sus fans se enojaron después de escuchar que una empresa se promocionaba con el tema âEl paÃs de la libertadâ. âYo le dije a Telefónica que les daba la canción si me pagaban cincuenta mil dólares para donar al Hospital Garrahan. Conseguimos un aparato sofisticado para los chicos hidrocefálicos, lo que a su vez me permitió conocer a un pibe que por no estar ese aparato en el Garrahan habÃa tenido que operarse de la cabeza como diecisiete veces.â Se referÃa a Alejandro Davio, que tiene cuatro discos editados y es uno de los creadores de la canción que será leitmotiv de la pelÃcula en rodaje. Afinado y preciso, Davio demostró que habÃa valido la pena rescatar para siempre esa guitarra que una vez encontró guardada en el ropero.
Le siguió Carlos Mello, que los domingos conduce el programa Emociones, por FM La Boca. âNo se olviden de nosotros en lo cotidiano. En las rampas de la vereda, en los colectivos. No queremos ser los desaparecidos de la actualidadâ, reflexionó el hombre de radio.
Entre otros, hicieron lo suyo los chicos de la compañÃa AMAR âKarina Amado, Nidia Scolzo, Lucrecia Pereyra Mazzara, Javier Trunzo y Eduardo Spasaroâ, que sacaron viruta al piso con unos buenos tangos. Demián Frontera, bailarÃn del grupo ALMA, sobre su silla de ruedas descolló con un valsecito y con âLa memoriaâ. Completaron la fiesta los pintores sin manos Carlos Sosa y Antonella Semaán. Rosita y Estelita, dos pibas del Hogar San Roque, no se quedaron atrás y mostraron lo duchas que andan en el terreno de la fotografÃa. âMientras tocamos, suelo darme cuenta de que a pesar de toda la alegrÃa que tenemos nosotros acá arriba, en el público hay gente que no puede evitarlo y se pone a llorar. Me parece que sucede porque se dan cuenta de que a veces desperdiciamos la vida quejándonos por estupidecesâ, se despidió León. Que cada quien saque sus conclusiones.
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