Fue el último representante âprobablemente el más destacadoâ de la telenovela de autor. A lo largo de sus más de 700 obras registradas entre radioteatros y telenovelas, conmovió a varias generaciones de argentinos con centenares de historias en las que el amor era el protagonista. Muchas amas de casa y almas en soledad le deben a su puño y letra numerosos años de compañÃa, con éxitos televisivos como Rolando Rivas, taxista, Piel naranja, Leandro Leiva y Pobre diabla, entre otros ciclos. Señor melodrama, nunca dejó que ninguno de sus programas fuera contaminado por la mano indiscreta y comercial de productores o programadores televisivos. Era un defensor nato de los derechos de autor, al punto que hasta su último aliento se desempeñó como director de Argentores. A los 74 años, producto de un corazón doblegado (tenÃa realizados 5 by), Alberto Migré falleció ayer en su casa de Caballito. Se fue como él mismo habrÃa querido que lo haga alguno de sus numerosos protagonistas en la ficción: en medio de la noche, durmiendo plácidamente en la cama de su casa. Tal como habÃa repetido una y mil veces, los restos del padre del melodrama argentino no serán velados. Según sus deseos, querÃa que en el dÃa de su muerte se lo recordara por lo que fue y por su obra. Sus restos serán inhumados hoy, desde las 10, en el Panteón de Actores del Cementerio de Chacarita. Nacido el 12 de septiembre de 1931 en el barrio porteño de Almagro, Migré se inició profesionalmente en la radio, medio en el cual se destacó rápidamente por la atracción que provocaban cada uno de sus radioteatros, el género con el que debutó como autor en Radio Libertad a los 15 años (protagonizado por Chela Ruiz y Horacio Delfino). En la década del â50, Migré se consolidó como autor, ubicándose âpese a su corta edadâ a la altura de los talentos de la época, como Abel Santa Cruz, Nené Cascallar, Delia González Márquez y Alma Bresan. La llegada de la televisión lo absorbió definitivamente, en el comienzo de una vasta trayectoria en la que realizó variados éxitos, siempre como autor de teleteatros. Para televisión escribió puestas como Silvia muere mañana, Aquà a las seis, Amelia no vendrá, Dos a quererse, Tu triste mentira de amor, Su comedia favorita, Adorable profesor Aldao, Un extraño en mi vida y Mi hombre sin noche, entre otros recordados programas. Sin embargo, ninguna de esas telenovelas ni las posteriores logró la masividad de Rolando Rivas, taxista (1973-74), la telenovela protagonizada por Claudio GarcÃa Satur y Soledad Silveyra que con el tiempo se transformó en un clásico de la televisión argentina. La novela duró dos temporadas, y en el segundo Nora Cárpena reemplazó a Silveyra, aunque fue en el primer año cuando se produjo el mayor éxito. Piel naranja fue otra de las telenovelas más recordadas, protagonizada por Arnaldo André y Marilina Ross, al igual que âmás cercano en el tiempoâ Una voz en el teléfono, Pobre diabla y El Rafa. Apasionado como las historias que contaba, Migré era uno de esos (escasos) autores que se acercaba a los ensayos y les marcaba a los actores y al director cómo querÃa las actuaciones y las escenas. Entre otra de sus manÃas, Migré se jactaba de escribir dÃa a dÃa los capÃtulos, ya que âdecÃaâ necesitaba ver en pantalla el transcurrir de la historia para recién después escribir el envÃo siguiente. Ese compromiso, único, hacÃa que muchas veces los libros los tuviera escritos horas antes de cada ensayo, generando el malestar de algunos actores. Obsesivo y detallista como pocos, Migré escribió cada una de sus setecientas obras en la más absoluta soledad, sin ninguna otra compañÃa. Pese al paso del tiempo y el avance de la tecnologÃa, Migré se resistió a dejar de armar sus historias de amor en la vieja máquina de escribir. âLas computadoras âexplicó alguna vezâ me resultan ajenas. El teclado, en cambio, tiene un sonido tan mágico de noche, cuando estás solo. La computadora es como una mujer que la vas a abrazar y te dice: ¡Nooo, que me hace mal!.â Hijo de la época de oro de la televisión, Migré se convirtió al frente de Argentores en un defensor acérrimo de los derechos de autor, en oposición al funcionamiento actual televisivo, en el que los productores son las figuras. âEn la actualidad el autor perdió aquel valor de creación que tenÃa y todos meten mano en el libro y opinan; los productores son los patrones y los escritores sus empleadosâ, señalaba. Tal vez fue por haber declarado la âmuerte del autorâ que en los últimos años no tenÃa demasiada cabida en la pantalla chica. De hecho, la recreación de Pobre diabla (2000) fue la última telenovela suya que vio la luz, aun cuando hace dos años realizó una versión de un par de envÃos Piel naranja, años después, como corolario del reality Nace una estrella. Defensor nato de la televisión de calidad, no por popular Migré âque en diciembre de 2001 fue distinguido como Ciudadano ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en homenaje a su âdestacada trayectoriaââ se permitió alejarse del buen gusto. âEn la actualidad âseñaló hace unos añosâ creció la producción, mejoraron los exteriores, los decorados son excelentes, el presupuesto es mucho mayor. Pero siento que la palabra en la TV argentina se volvió ofensiva, es grosera y carece de buen gusto, en un falso intento por buscar cierta naturalidad.â No fue casualidad, entonces, el hecho de que el autor incluyera en sus programas citas literarias, desde Pablo Neruda a Mario Benedetti. âUna vez ârecordó, pintándose de pies a cabezaâ me preguntaron por qué habÃa escrito poesÃa en Rolando Rivas.... Porque soy un enamorado de la buena palabra. Yo elegà a Neruda como un amigo. ¿Por qué guardármelo para mÃ? ¿Qué mejor que poder mostrar literatura en forma masiva?â 6uyb
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