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El lunes, dos dÃas antes de cumplir 91 años, murió el actor Rafael Carretta, más conocido como el Pato Carret. Los niños de más de cuarenta lo recordarán como una marca de la incipiente cultura de medios en sus infancias, en tiempos en que no existÃa el za-pping ni el cable (ni la play ni todo lo demás). Patolandia, el programa que condujo Carret entre 1976 y 1983, fue un icono televisivo de la niñez durante la dictadura. Antes, en su juventud, Carret formó parte de un programa muy popular en la radio, de esos que dejaron marca en el habla popular: Los cinco grandes del buen humor, en un elenco que también integraba Jorge Luz y del que Carret era el único sobreviviente.
La infancia de los argentinos de clase media urbana que ya arañan los cincuenta se divide básicamente en dos: están aquellos que recuerdan a El Profesor Enciclomúsico, La Brujita Marabunta y Ventanuska Magicuska Dibujaska, entre otros personajes de Patolandia, que podÃan engancharlos y gustarles más o menos, pero que seguro eran la previa para los dibujitos que también pasaban en el programa, entre sketch y sketch. Y están aquellos a los que, en cambio, les tocó nacer en una familia progre y por lo tanto les fue prohibido ver al Pato Carret. Es probable que en estos últimos, el trauma de infancia que los acompañó haya causado el efecto exactamente opuesto al buscado por sus progenitores, incluyendo idÃlicas imágenes de ese Pato Carret del que todos hablaban en la escuela.
Patolandia era, según se anunciaba, âel programa felizâ, y asà se machacaba en la canción de apertura: âVenà que en Patolandia, el programa feliz, haremos a los niños cantar y sonreÃr. Venà que en Patolandia tenemos que decir, que el niño es esperanza para nuestro paÃsâ. En esa lÃnea, el Pato Carret, con su remera celeste y blanca y su gorrito de marinero, se dirigÃa a esa infancia feliz con un tono y un contenido que es posible reconstruir siguiendo, por ejemplo, el texto de la contratapa del disco que se editó en pleno auge del programa: âPatolandia, el programa feliz!!! no es simplemente un slogan, o una frase que identifica a un show televisivo, es un mensaje que pretende llegar a los niños con un contenido claro, esencialmente argentino y profundamente cristiano. Las canciones son un intento para guiarlos por el sendero del amor, que es el que conduce hasta Diosâ.
Antes de quedar fijado en este lugar para la infancia, Carret fue protagonista del primer grupo cómico argentino surgido en la década del â40 en la radio: La Cruzada del Buen Humor, que devino luego en La caravana del buen humor y en el muy popular Los cinco grandes del buen humor, con Guillermo Rico, Jorge Luz, Juan Carlos Cambón y Zelmar Gueñol, un grupo que filmó más de quince pelÃculas. Fue también cantor, compositor e imitador âde su versión del Pato Donald surgió su apodoâ, y en su juventud jugó para River Plate y fue periodista deportivo. En cuanto a Patolandia, hoy es un recuerdo añorado por los que nunca llegaron a verlo.
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