Que las producciones audiovisuales suelen reflejar el clima social de una época es una afirmación que no carece de sustento. De alguna manera, el arte y los acontecimientos sociales poseen lazos más estrechos que los que el gran público suele creer. Para reflexionar sobre este vÃnculo en el ámbito cinematográfico, esta noche a las 23 Canal 7 estrena Cine conTexto, un ciclo que se propone develar de qué manera una obra, como toda muestra de cultura, refleja la ideologÃa dominante de la época de su realización. Bajo el análisis de José Pablo Feinmann, el programa presentará una visión distinta sobre la industria cinematográfica, sin caer en crÃticas, comentarios ni resúmenes de los últimos estrenos; indagará sobre la influencia no casual del séptimo arte sobre la sociedad, la polÃtica y la cultura. El envÃo de esta noche, titulado âDe Saigón a Bagdadâ, está dedicado a analizar la guerra y el horror a través de Apocalipse Now, el film dirigido por Francis Ford Coppola. 2k2564
Cine conTexto marca el debut de Dalà producciones, la empresa de Ricardo Cohen y Alejandro Fantino, en la pantalla estatal. Y su ingreso a Canal 7 no es casual: tras un paso por América, con ciclos como TVO y Fantino con todo, la productora se decidió a encarar básicamente proyectos culturales aptos para todo público, además de los deportivos (Espn estudio en el canal de cable). Claro que esta búsqueda de centrarse en la cultura como eje de producción, que tiene en FilosofÃa, aquà y ahora de Canal Encuentro su más claro exponente, conlleva el costo de replegarse a señales estatales que impone el negocio televisivo actual. Página/12 entrevistó a Cohen para que explique su idea de hacer de la cultura un entretenimiento televisivo no sólo posible, sino también rentable para los canales comerciales.
âNosotros trabajamos mucho en la producción de contenidos culturales, por llamarlos de alguna manera, rompiendo el prejuicio de que toda producción con fines culturales es aburridaâ, explica uno de los presidentes de DalÃ, que también produce RÃo revuelto en Radio Rivadavia y Música con pelota en FM 103.1. âAhora, para entender el prejuicio que la gente tiene con las cosas culturales hay que investigar qué le pasa a la gente. Hay cosas que le pasan que tienen un anclaje en la realidad, otras que son meros prejuicios instalados, y hay algunos mitos reinantes. Lo que debemos tener claro los productores es que trabajamos con las percepciones de la gente, no con la realidad. Por eso tenemos que estar informados y romper con esos estereotipos para no sumar argumentos al divorcio de la gente con la culturaâ, analiza Cohen.
âUna tarea que se supone compleja: si se analizan los programas de mayor rating, la TV y la cultura parecerÃan ser ámbitos opuestos.
âEl desafÃo es poder producir contenidos culturales con nivel de entretenimiento. Para emparejar esa lucha entre la TV basura y la cultural debemos hacer contenidos entretenidos, no elitistas. Claro que para eso se necesita tener espectadores activos. Hay que romper la distinción entre cultura y entretenimiento para el pueblo. Que algunos programas de mal gusto hagan 30 puntos de rating y que otros que buscan abrir espacio para la reflexión casi no tengan audiencia tiene que ver más con la pereza de quienes estamos atrás de las cámaras que con la ignorancia del pueblo argentino.
â¿Cuál es la recepción entre las personalidades de la cultura, reacias a la pantalla chica?
âHay mucha gente que cree que la masificación de determinada obra inmediatamente la desciende en su status. Nuestra idea es masificar programas culturales. Si alguien se siente diferente porque dice cuatro palabras inentendibles es un problema de vanidades personales. Buena parte de la intelectualidad peca de vanidosa y descree de la masificación del conocimiento porque creen ser elegidos por su formación, en un pensamiento casi discriminatorio.
â¿Esta idea de Dalà de cruzar entretenimiento con contenidos culturales no implica en la TV actual una limitación para el crecimiento y la rentabilidad de la productora?
âMe fueron del aire comercial, creo que ésa es toda una respuesta. En el aire hoy hay reglas que no sólo no ayudan a las productoras más pequeñas sino que hacen que les sea imposible subsistir, aun haciendo buenos programas. TVO era un programa fantástico, que medÃa bien y vendÃa publicidad. Habrá que preguntarle a América por qué decidió venderme a mà el espacio. Yo me pongo en mi rol de productor con responsabilidad social.
âSuena extraño que un productor hable de âresponsabilidad socialâ.
âEs que los contenidos que producimos, no por postura sino por convicción, no están sólo al servicio de ganar plata. No es verdad que generando contenidos de otro nivel de profundidad no se pueda ganar plata. La gran pregunta que deben hacerse los medios hoy es la de quién tiene el poder en el momento en que se produce algo. En Argentina, la farandulización hizo que cuando uno produce TV, radio o teatro el poder recaiga en el artista. Por eso al director teatral se le hace tan complicado dirigir a los actores, ya que éstos ostentan demasiado poder, además de ego, por lo que terminan autodirigiéndose.
â¿Y ése es un vicio argentino o es una tendencia mundial?
âCuando yo era director de CIE Rock & Pop, produjimos obras como Los miserables, Chicago o Disney on ice, y ahà me di cuenta de que los directores eligen los elencos no por su capacidad de convocatoria sino porque cada uno es el más apto para el rol. En Los miserables se le explicaba al director que tal artista tenÃa mucha convocatoria porque trabajaba en la TV y él muy suelto decÃa que bailaba mal. En Argentina hay una desesperación por encontrar la fórmula del éxito.
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