Los androides de Philip K. Dick soñarán con ovejas eléctricas, pero los de Westworld no les temen a las moscas. La muerte de ese insecto, al final del primer episodio emitido ayer por HBO, fue el indicativo de la autoconsciencia asumida por los robots y una metáfora explÃcita de la rebelión que se avecina. Se trata de una remake seriada del film de culto setentoso, transmitido a rabiar en Sábados de Superacción, sobre un resort con robots que le permitÃa al visitante situarse en distintos perÃodos históricos: la Antigua Roma, la Edad Media y el Viejo Oeste. En esta versión, al menos por lo visto en el piloto, solo existe el último escenario. Lugar donde los humanos dan rienda suelta a sus instintos más básicos. âMatando y teniendo sexoâ, como dice una directiva de la corporación. Sus diez episodios âcon el sello de J.J. Abrams y Jonathan Nolan como showrunnerâ irán cada domingo a las 23. 63n4a
Por un lado están los âhuéspedesâ humanos y los âanfitrionesâ hechos a imagen y semejanza de los primeros. Dioses y súbditos. Creadores y esclavos. Titiriteros y subespecie. Elementos perversos de carne y hueso contra desechos de un material plástico lechoso. El intrigante punto de vista para contar esta versión será el de los prometeos de un futuro cercano. âTodos éramos nuevos en este mundoâ, dice Dolores (Rachel Wood), la anfitriona más antigua del lugar, quien vive cual Bill Murray El DÃa de la Marmota pero entre vaqueros. Una y otra jornada son apenas variaciones de lo mismo. Saludar a su padre, ir al pueblo por unos vÃveres, cruzarse con su amado âotro âreplicanteâ llamado Teddy (James Marsden)â, y muy posiblemente ser asesinada y violada por las noches. Al otro dÃa, ¿por suerte?, su programa de funciones se reinicia sin registro de lo acontecido.
Además de los personajes, existe otra dicotomÃa con los escenarios donde se desarrolla la trama. Por un lado está el parque de diversiones de avanzada con panorámicas a la John Ford. Por el otro, la angustiante sala de operaciones detrás de esa fachada. Allà la cámara se detiene en frÃos salones parecidos a âBodies, The Exhibitionâ, los depósitos de chatarra, los guardias y demás de la corporación. Su gran duda es si humanizar a los anfitriones con recuerdos o, por el contrario, volverlos meros animales mecánicos. Ahà el relato privilegia al jefe de programación (Jeffrey Wright) y el Dr. Robert Ford (Anthony Hopkins). El director creativo del parque vive recluido en plan Gepeto, fascinado con el error ocasional de sus criaturas, y prefiere charlar con estos a tratar con los de su especie. Westworld, en este sentido, es un asfixiante, entretenido y peculiar estudio sobre la condición humana. ¿Qué nos vuelve personas? ¿Los recuerdos? ¿Las rutinas? ¿Las fantasÃas? Todo eso irán adquiriendo los robots, y para el pistolero/mesÃas (Ed Harris) es momento de vengarse.
La premisa de Westworld no será demasiado original. Los ecos de Blade Runner, Black Mirror, Truman Show, Matrix y hasta Jurassic Park (cuya novela fue escrita por el mismo Michael Crichton, director de la pelÃcula de 1973) son evidentes. Incluso las más recientes Ella (Spike Jonze), Ex Machina (Alex Garland) y Un amigo para Frank (Jake Schreier), han sido más profundas en su simpleza ubicándose desde la perspectiva de interacción entre âunos y otrosâ. Westworld, en cambio, se presenta como un sistema de relojerÃa trascendente, complejo y oscuro pero que es bastante sencillo de descular. Megatanque de la señal (su presupuesto estimado para la primera temporada es de más de 50 millones de dólares) concebido para durar un lustro. Es más, tras el fracaso de Vinyl ya se hacen apuestas sobre si éste será âelâ suceso/reemplazo de Game of Thrones, que culminarÃa hacia 2018.
De momento, Jonathan Nolan (productor, guionista y director del piloto), declara que su intención fue la de reconvertir la pelÃcula original âde adentro hacia afueraâ. âLos âanfitrionesâ descubren que han sido creados a nuestra imagen, y se comienzan a cuestionar si quieren aspirar a esa âhumanidadâ. Teniendo en cuenta sus circunstancias, es fácil entender por qué lo hacenâ, planteó el realizador y usual colaborador de su hermano Cristopher (Interstellar, El caballero de la noche asciende, The Prestige). Grandilocuente y ambicioso con sus declaraciones (âes una representación del próximo capÃtulo de la historia humanaâ) pero muy consciente de que ofrece un pasatiempo bombástico. Como sus escenas de balaceras (con âBlack Hole Sunâ de Soundgarden sonando de una pianola y âPaint it Blackâ de Los Rolling Stones en versión de cuerdas) o los terrorÃficos encuentros de los âanfitrionesâ con sus inventores en recintos ascéticos. âPronto esto te parecerá un sueño lejano, hasta entonces que descanses bienâ, le dicen a Dolores antes de ponerla a dormir. Casualmente, tras esa revisión técnica la cowgirl despertará.
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