Dos voces, un teléfono. De este lado, Daniel Beiserman, bajista fundador de Memphis la Bla. Del otro, Adrián Otero, cara principal y cantante durante buena parte de su vigencia. âAcá se terminó, no quiero seguirâ, dijo Otero. Y congeló, en seco, el destino de una de las bandas más populares âtal vez la másâ de la historia del blues en la Argentina. âAdujo problemas de salud y que no era por nosotros, sino por él. Que habÃa concluido un cicloâ, explica Beiserman, ya más tranquilo, a Página/12. 4i4y5h
âUn balde de agua frÃa...
âSeguro, porque fue una decisión abrupta, repentina. Tanto no-sotros como el stage quedamos sorprendidos porque se dispersó todo de repente.
â¿No hubo signos anticipatorios de la situación que los llevara a ustedes a presentirla?
âNo. Es cierto que después de tantos años juntos habÃa roces, como en cualquier grupo de gente que comparte muchas horas de su vida, pero nada en especial. No habÃa pasado nada grave.
Detrás quedaban, telefonazo mediante, treinta años de labor ininterrumpida: inicios de confraternidad bla en Floresta, toques en cabarets, desfiles, antros; un debut festivalero que terminó con sacos y corbatas llenos de naranjazos (B.A. Rock â82); un estupendo disco debut (Alma bajo la lluvia, el del âBlues del estibadorâ), el giro hacia la masividad que implicó Tonto rompecabezas (1988), las felicitaciones de BB King âque les firmó los instrumentos luego de un impactante show en Obrasâ, la explosión total con Nunca tuve tanto blues, el bemol de Otero internado por un problema en el páncreas, casi dos mil shows y un retorno âestético y humanoâ zigzagueante, que determinó el último disco de la banda: Etc. Transparenta Beiserman: âA veces uno agarra el camino de tierra, el camino equivocado. Pero yo me quiero volcar de lleno al blues, al rock and roll y al boogie-boogie, que es lo que siempre hicimos, más que inclinarme por algo más pop, como en los últimos tiempos. La idea es estar más cerca de la gente del blues, ya que estuvimos mucho tiempo alejados de ella. Yo, en general, siempre tuve perfil bajo y mi idea es salir del agujeroâ.
â¿Qué se lo impedÃa en Memphis?
âEl protagonismo de Adrián.
Ante la decisión de Otero, Beiserman y el saxofonista Emilio Villanueva âotro de los fundadoresâ intentaron reclutar al resto de la banda, pero ninguno aceptó. âNo sé... habrán visto un futuro medio incierto y decidieron tomar otro rumboâ, se resigna el Ruso. Entonces convocaron a parte del ejército de reserva del género (Nico Raffetta, teclados; MatÃas Cipiliano, guitarra, y Patricio Ra-ffo, baterÃa) y le pusieron otro nombre al mismo espÃritu: Viejos Lobos. La banda debuta en Makena (Fitz Roy 1519), hoy, 30 años y 4 dÃas después del debut de Memphis en el sótano de Unione y Benevolenza. âLa idea es, por lo menos, festejar con la gente que nos siguió durante tanto tiempo. Voy a cantar yo, como en los primeros tres años, y no vamos a dejar de hacer temas como âMoscato, pizza y faináâ, âEugeniaâ, âYa no me toquesâ y âPerro llorónââ, anticipa Beiserman.
â¿Por qué Viejos Lobos y no Memphis? ¿Problemas con el nombre?
âEs que Adrián no lo cedió y entonces no lo puede usar ni él ni no-sotros. Aunque intelectualmente el nombre fue idea de Emilio, está registrado a nombre de los tres y Otero no lo quiso ceder si no era a cambio de dinero. Por supuesto que no aceptamos y decidimos ponerle Viejos Lobos... las pruebas están a la vista, ¿no?
â¿Se siente cómodo retomando el rol de cantante?
âYo canté al principio, durante los tres años que Adrián se tomó para pasear por Europa. Cuando él volvió, encontró la banda armada y empezó a cantar, pero yo nunca lo dejé de hacer. La idea, insisto, es volver a las raÃces blas de ese comienzo, al toque tradicional que nunca debimos abandonar.
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