âSoy como un bebé viejoâ, ilustra Edu Schmidt en un momento de la charla. Hace una pausa para tomar un par de tragos de gaseosa y, con esa clara poética que tiene para escribir canciones, retoma: âEs simple, volvà a nacer con este disco, con esta banda y al regresar al under. Pero soy más grande que cuando empecé y tengo nuevas obsesionesâ. Un bebé viejo es una metáfora básica, en apariencia. Pero es bien clara, tiene fuerza y es entretenida. Tal como el disco que presenta a Edu Schmidt más allá de aquel âEdu de Arbolâ, como un músico que recobró el nombre propio para encarar un proyecto realizado a su modo: El silencio es salud. 135c2i
âCuando armé los créditos, me di cuenta de que las únicas invitadas eran mi vieja y mi hija. En el disco con el que volvà a nacer, ellas son las únicas que me acompañanâ, relaciona con una sonrisa. Lidia Schmidt está acreditada como âvoz en âA vecesââ. La hija que Edu tuvo a los 22 no está citada, pero sà presente en cada cosa que él hace y viceversa. El dÃa de la entrevista ella fue a dos castings y él la acompañó. âMe da una mano, escucha los discos y me dice qué opina. Y yo le hago la segunda. Tiene 13 y se morfó lo de Arbol hasta segundo grado, cuando en su escuela empezaron a pedirme autógrafos y se cortó la ondaâ, narra.
Edu Schmidt sigue siendo un sujeto entretenido, mantiene divertidas conversaciones y sabe ser gentil con sus gestos. Pero habla con una madurez finamente construida: âEl concepto de familia y la relación entre padres e hijos cambió. Hace veinte años era raro que un padre llevara a su hijo a un recital y ahora el rock está en Disney. Los Jonas Brothers rockean más que muchas bandasâ, evalúa.
âSi bien son mis canciones y está mi nombre como marca, somos una banda de rock que ensaya e intercambia ideas. En los shows se nota que tenemos muy trabajados los temas y eso hace que no sienta que es un proyecto solista. Hicimos muchos shows en el interior y llegamos a grabar con 40 encima. Y en 2009 dimos otros 30. Fue como volver atrás 10 o 12 años.
Hace doce, Arbol mostraba JardÃn frenético, su debut independiente, y era otra banda prometedora del Oeste del conurbano, interesante por su energÃa y su propuesta incluyente de ritmos e instrumentos. Hace diez, ya habÃa llegado la producción de Gustavo Santaolalla para Arbol, los videoclips y la distribuidora. Poco después, cautivarÃan a un público ATP con canciones como âPequeños sueñosâ, âEl fantasmaâ o âLa vidaâ; vendrÃan las giras continentales, los festivales y el alejamiento.
âMe llevó un año correrme de Arbol, pero no hubo dudas después. Sà extraño cosas vivenciales, sobre todo con Pablito (Romero), que era mi hermano. Pero en lo profesional y artÃstico, nadaâ, asegura. Igual, lo recordó al titular el disco (la conclusión âel silencio es saludâ surgió irónicamente durante la terapia grupal), en la letra de âPor eso no puedoâ âloop del âSon todas putasâ de Chapusongsâ y al incluir âUn mundo felizâ, que ya habÃa estrenado con la banda. âQuise recuperar lo que eran los shows de la época de Chapusongs: el Mocambo, los primeros Cemento. DebÃa volver a ese lugar para reencontrarme y arrancar.â
âEn ciertas crÃticas del disco, noté la esperanza de que hubiera hecho algo distinto, tal vez por esa fantasÃa de la gente de que me fui de Arbol para cambiar. En realidad, tres años después me di cuenta de que mantuve la lÃnea. Las personas buscamos, en todo momento de crisis, el cambio y la permanencia. Cambié mi equipo de laburo, pero en el qué decir y el cómo mantuve mi manera. También sé que es una etapa en la que se vuelve todo muy personal, muy desde uno. En este disco soy yo hablando de las cosas que me pasan o que están en mi cabeza, cosas de hace tres años, cuando no tenÃa claro qué iba a hacer, y cosas más viejas. Copadas y no tan copadas.
âNo me esperaba volver a estar contento en una sala o componiendo, no me pasaba hacÃa años. Después, creo que con Fernando Ruiz DÃaz una vez hablábamos de que llega un momento en que sos Cristian de El Otro Yo, Fer de Catupecu, Edu de Arbol. Pasar a ser Edu Schmidt fue fuerte porque todo lo que hago lleva mi nombre. Y también es cargar con el imposible de que la palabra y la acción vayan de la mano.
âLe pude poner Los Pochoclitos más allá de que fueran mis canciones y además el público de rock suele tener mejor onda con las bandas que con los solistas, pero habrÃa sido menos auténtico. Era un momento en el que querÃa seguir haciéndome cargo, pero de otro modo, más genuino. Como recién nacido, el concepto del disco son las obsesiones de un tipo que lleva años con preguntas recurrentes, pero en eso también está el deseo de volver a nacer y encontrar nuevas respuestas.Cuando me di cuenta de que llevaba casi un año sin tocar, me enamoré de vuelta de esto de hacer shows y nos fuimos a recorrer todo el interior.
âSÃ, el tema de producir también me oxigenó. No me parece casual que tantas bandas se separen durante o después de una grabación, es muy fuerte lo que pasa ahÃ. Siempre fui de preproducir y de dejar que de las grabaciones se encargara Pablito. A veces me pongo muy en jefe de mà mismo y puedo ser un jefe muy malo. Pero me hice una asamblea a mà mismo, relajé y abrà el juego. Ahora estoy mejor y más contento.
âPara que mucha gente se termine de enterar de que estoy haciendo música hace dos años con esta banda. La otra vez tocamos en Trenque Lauquen y apareció un tipo de 40 con la nenita y me dice: âEdu, me estaba haciendo un asado acá a tres cuadras, escuché tu voz y dije: âéste es el de Arbolâ. No sabÃa que te habÃas ido. ¿En qué andás, che?â.
âQue en lo de siempre, haciendo música.
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