âUna luna oval de la Esso/ conmueve e ilumina el beso/ de los pobres tristes felices/ corazones amantes de nuestro Brasilâ, cantaba en âPaisaje útilâ, en su primer disco, llamado, como él, Caetano Veloso. Treinta y dos años después, en Zii e zie, la voz âcasi la misma, una voz fuera del tiempo, eterna, podrÃa pensarseâ dice, como si se tratara de un ensayo (pero es una canción): âEl hecho de que los americanos/ no respeten los derechos humanos/ en suelo cubano es demasiado fuerte/ simbólicamente como para que me/ sacuda./ La Base de Guantánamo/ la base de la bahÃa de Guantánamo/ Guantánamoâ. Un beso iluminado por el cartel de una petrolera; el lirismo y el paisaje capitalista lado a lado. Del otro lado, la (extraña) poesÃa de un texto de astringente ascetismo. Y Caetano Veloso que dice: âEn mi manera de componer canciones no hubo cambios notables a lo largo del tiempo. Aunque muchas veces, hoy en dÃa, dejo intencionalmente de hacer cosas que a los 20 o a los 30 años hubiera querido lograr. Se fue desarrollando un cierto gusto por abandonar una solución melódica o armónica, una rima o una metáfora que me hubieran parecido bellas hace años. No es que ya no me parezcan bellas; es que ya no quiero aquel tipo de bellezaâ. 3c2l6o
A los 68 años, y junto a un trÃo aparentemente descarnado y minimalista, Caetano vuelve a Buenos Aires. La banda Cê, el grupo que actuará con él en el Gran Rex este viernes y sábado, está conformada por Pedro Sá en guitarra, Ricardo Dias Gomes en bajo, Marcelo Callado en baterÃa y una especie de cuarto elemento in absentia, su hijo Moreno, productor, junto a Sá, de los dos últimos discos, Cê y Zii e zie. âPedro Sá y Moreno son mis hijos âel último, biológicamente hablando, ninguno artÃsticamente: son hijos en la acepción familiera de la palabraââ, explicaba en el folleto de Cê. âAndan por los treinta: tienen una vivencia directa de los caminos que tomó el gusto musical en las últimas décadas e intervenciones personales notables en la orientación de esos caminos. Ricardo Dias Gomes y Marcelo Callado andan por los veinte. Fue Pedro quien sugirió tÃtulos cuando escuchó mis temas y mis ideas. Y nuestra comunicación fue tan clara que en pocos minutos de ensayo las piezas estaban listas para grabar. Todas. Ni una sola se trabó. Todos traÃan ideas que llevaban las mÃas a las últimas y mejores consecuencias.â Caetano cuenta, además, que el origen de este grupo tuvo que ver con una idea que venÃa desde hace rato, la de trabajar con Sá, y que incluso, en un comienzo, ni siquiera pensó que éste se convertirÃa en su proyecto principal.
El cantante conversó con Página/12 desde Brasil, antes de comenzar la gira que lo traerá a esta ciudad, y habló, entre otras cosas, de lo que significa para él trabajar con su hijo. âHay un placer especial en tener esa posibilidadâ, dice. Y sobre todo si ese hijo es Moreno. Lo que hace con sus amigos es muy refinado e inteligente. Conmigo, ahora ha producido esos dos discos y sin conocer las canciones de antemano. En el estudio nadie es como él: sabio, firme y calmo, con un oÃdo increÃble para los sonidos y sus relaciones. Hoy miraba un DVD de un especial televisivo que hice con Jorge Ben a fines de los años â70. Moreno aparece pequeñito cerca de mà mientras yo canto dos temas. El camina alrededor mÃo, casi baila un poco, mira hacia mÃ. Son escenas que yo no veÃa desde hace casi treinta años. Es impresionante su naturalidad, su calma, su total despreocupación con el público, su confianza tranquila en mà (y yo no parezco darle atención). Era un ángel sencillo. Y sigue siéndolo.
âA lo largo de su carrera ha trabajado con formaciones instrumentales muy diversas, desde cello o guitarra solos hasta orquestas. ¿Qué cuestiones lo llevan a tomar decisiones en ese aspecto? Y en el caso particular del grupo con el que está tocando actualmente, ¿hay una búsqueda particular, más allá de la obvia cuestión tÃmbrica?
âEn el fondo está, para mÃ, la profundización de la pregunta sobre mis relaciones conscientes con el rock, que empezaron en 1966. SÃ, porque las inconscientes han empezado diez años antes. Muchos de los cambios de sonido por los que pasó mi música han sido casi casuales. Pero otros han sido un esfuerzo de crear ejemplos de posibilidad de expresión para los músicos brasileños.
âEn Brasil son muchos los ejemplos de un pensamiento de vanguardia, o modernista, asociado a formas muy populares e, incluso, que han logrado gran popularidad. En su obra misma, hay varios de esos ejemplos y un comienzo fundante, podrÃa pensarse, en su trabajo junto a músicos como Rogério Duprat. ¿A qué atribuye esa ânaturalidad brasileñaâ para lograr lo que para gran parte de los artistas del mundo serÃa absolutamente imposible?
âMe cuesta pensar de esa manera el caso brasileño. Sé que Brasil es original: somos una nación gigantesca, sudamericana, de habla portuguesa, con una población racialmente muy mezclada. Pero las relaciones de la vanguardia o la experimentación con la música popular no son una exclusividad brasileña. Gilberto Gil y yo empezamos con lo del tropicalismo cuando los Beatles ya habÃan hecho Revolver. Es verdad que la colaboración con los poetas concretos y los músicos de vanguardia de San Pablo (Duprat es el más importante, pero no se puede olvidar a Julio Medaglia) fue particularmente intensa. Aun asÃ, en otra parte estaban los arreglos de George Martin y las experimentaciones de Lennon. Y también habÃa la osadÃa poética y tÃmbrica de Bob Dylan. De todos modos, nosotros venÃamos de la bossa nova, que, con Joao Gilberto y Jobim, habÃa hecho una revolución. Muchos de los temas eran verdaderas piezas de cámara. PodrÃa decirse que fuimos naturalmente atrevidos.
âEl tropicalismo fue un movimiento con fuentes y con alcances y consecuencias que estaban más allá de lo puramente musical. ¿ExistirÃa hoy una posibilidad de un nuevo tropicalismo? ¿Cómo serÃa?
âLos movimientos surgen cuando son necesarios y posibles. No se puede pensar si hay ambiente para algo como un movimiento. Sólo aquellos que lo estarÃan tramando ahora podrÃan tener esa visión. Nosotros no podemos ver. De todas maneras, parece que no es el caso: la creación musical está pulverizada. Pero es asà para nosotros. Si hay alguien soñando un cambio en que todo esté involucrado, lo sabremos después. Pero desde ya, el hip hop ha sido un movimiento que cambió la cara de la música y de la industria cultural. Y hay cosas a las que se considera generalmente como expresiones bajas de la cultura, como el funk carioca o la música de carnaval de BahÃa, que son movimientos espontáneos.
âEn su concepción estética, el cuerpo y lo corporal ocupan un lugar protagónico. ¿De qué manera esa concepción ha ido cambiando a lo largo del tiempo?
âTengo menos elasticidad que cuando tenÃa 25 años. Y menos equilibrio. Pero tengo más conocimiento de lo que puedo hacer con el cuerpo mientras canto. Lo mejor es no hacer nada. O casi. Pero que el cuerpo, la presencia del cuerpo, sea algo fuerte.
â¿Cuáles son los músicos que más le han enseñado, tanto en el o directo como, eventualmente, a través de discos o conciertos o lecturas? Y en otros campos, ¿qué intelectuales cree que han sido más influyentes para su obra?
âJoao Gilberto es las dos cosas a la vez, alguien que me influyó con su música y que me enseñó con el o personal. Con Gilberto Gil aprendà todo lo que podÃa con solo mirarlo tocando su guitarra. Y Carlos Drummond de Andrade, Joao Cabral de Mello Neto, Clarice Lispector, Guimaraes Rosa, Proust, Stendhal, F. Scott Fiztegrald, Fellini, Godard, Glauber Rocha, Rogério Duarte, José Agrippino de Paula, Augusto de Campos, Chet Baker, Miles Davis, Thelonious Monk, Luiz Gonzaga, Amália Rodrigues, Silvio Caldas, Gardel, Orlando Silva, Henri Salvador, Thomas Mann, Robert Musil, Lorca, Fernando Pessoa, Sartre, Lévi-Strauss están entre los otros. Me formó mucha gente.
âSu actividad como músico cubre unos cuarenta años de excepcional riqueza, tanto en Brasil como en el mundo. Como testigo directo de ese panorama, ¿cuál es su visión actual del paisaje musical? ¿Cree que las nuevas tecnologÃas y formas de circulación de la música favorecen o perjudican a la creación? ¿Le parece que ha habido un freno en la creatividad o, por el contrario, que ésta se está desarrollando más ahora que en la época en que comenzó a cantar?
âNo sé si ahora hay un desarrollo mayor. En general soy indiferente a los cambios de los medios tecnológicos y de los modos de producción. Sé que no es realista sentir asÃ, pero vengo de un ambiente un tanto angelical. Creo que la música encuentra maneras de afirmarse cualquiera sea el panorama. A mà me gusta poder buscar a John Cage o James Brown, a Schönberg o Noel Rosa, Camarón de la Isla o Webern en YouTube y encontrarlos a ellos y con ellos a otros impensados. También me gusta que Babe Terror, el original joven de San Pablo, haya surgido en la Internet. Empiezo a saber utilizar Garage-Band (mi hijo Zeca, de 17 años, trabaja con Live y Logic). Casi no gano dinero con derechos de autor ya. Me gustó el efecto exagerado de AutoTune cuando lo oà en una canción de Cher, hace años. Y aunque ya sea cansador, puede gustarme lo que hace Kanye West o Rihanna con ese tipo de aparato. Lo único que pienso es que la vida es asÃ: compleja. Y que la música la espeja y la transmuta.
âLos sesenta fueron años de discusiones fuertes. El tropicalismo despertó polémicas acaloradas, por ejemplo. ¿Qué queda de esas discusiones? ¿Hay algo que hoy merezca ser debatido con la pasión con la que se discutÃa entonces? ¿Cuáles son, o cuáles deberÃan ser, las discusiones del presente?
âRecuerdo haber tenido un embate fuerte con Geraldo Vandré, a quien lo que hacÃamos le parecÃa repugnante y que hacÃa un tipo de âcanción de protestaâ que me parecÃa aburrida. Aunque âDisparadaâ sea una bella canción. Algunos amigos de la post-bossa nova de RÃo estaban tristes conmigo (y con Gil) porque pensaban que habÃamos traicionado un pacto tácito de desarrollar una versión con armonÃas sofisticadas del programa ânacional-popularâ de las izquierdas. Pero con Chico, por ejemplo, nunca nos dijimos nada malo. Aquellos eran tiempos de alta definición polÃtica y estética. No es asà hoy. Bueno, hay sitios donde dicha definición es demasiado alta. Y, en realidad, hay ecos de ello por todas partes. La derecha religiosa americana propone decisiones radicales. Muchos movimientos islámicos también. Cuando empezamos con el tropicalismo querÃamos diversidad. Pensábamos que el nuestro era un movimiento para acabar con todos los movimientos. No siento una falta de confrontaciones. En general no me parece que le falte sentido al mundo, sino que hay demasiado sentido en todo.
âCuando se presencia un show suyo se tiene la impresión de un dominio absoluto de la situación, de paz y una seguridad en escena excepcionales. ¿Es realmente asÃ?
âMusicalmente siempre me sentà inseguro. No capto los sentidos de la música con la espontaneidad de un Djavan, de un Joao Bosco. Pero cuando sé lo que hago, lo hago sin miedo. De antemano busco solamente decir lo que para mà es verdad. Asà puedo estar tranquilo sobre el escenario casi siempre. En escena, me siento mucho más sereno que cuando tenÃa 23 años...
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