A medida que habla, Manuel Moretti recurre con frecuencia a las distintas conjugaciones del verbo âemocionarâ. La elección no es azarosa, ya que puede aplicarla tanto para referirse a lo que le generan los versos de algunas canciones que él mismo escribió hace más de dos décadas como a lo que busca producir en quien escuche un disco de su grupo, a cómo canaliza el impacto de una composición ajena o cómo lo enriquecen las situaciones de su vida cotidiana. Desde hace ya más de quince años, Moretti es el cantante, guitarrista y principal compositor de Estelares, la banda que formó en La Plata junto con el guitarrista VÃctor Bertamoni y el bajista Pablo Silvera a principios de los â90. Por entonces ya llevaba un largo tiempo viviendo en la Ciudad de las Diagonales, a la que se mudó desde su JunÃn natal para estudiar Medicina. Aquellos años iniciáticos en el oficio de volverse un compositor de canciones están retratados en âRimbaudâ, un tema del flamante El costado izquierdo, donde rememora el descubrimiento de lo que para él era un mundo nuevo. 632g5y
La melancolÃa es un factor recurrente en la prosa de Moretti (de hecho, es el tÃtulo de una canción de su anterior trabajo, Una temporada en el amor), pero la ejerce desde el repaso histórico y no desde la añoranza. El asegura que es algo heredado de su interés por el mundo del tango que, junto con la lÃnea clásica del rock argentino (Nebbia, Spinetta, GarcÃa y Páez) y algunas figuras del folk rock estadounidense (Bob Dylan, Neil Young, Wilco), conforman su ADN como autor. Hay en su obra una ambición: la de ser un artista popular, en el sentido más amplio de la palabra. Después de Extraño lugar y Amantes suicidas, dos discos editados a fines del siglo pasado que le valieron el reconocimiento de sus colegas y de un sector de la prensa, el grupo llegó a más público con sus últimos tres trabajos: Ardimos, Sistema nervioso central y el ya mencionado Una temporada en el amor (todos producidos por el perico Juanchi Baleirón). En ellos, el aporte de amigos y acérrimos de la talla de Andrés Calamaro, Jorge Serrano, Pity Alvarez e Hilda Lizarazu sirvió de apoyo para poder ser un foco de atención. Esta tarea se repite en El costado izquierdo, en el que figuran las colaboraciones de Fernando Samalea, Enrique Bunbury y Ale Sergi, de Miranda!
Además, por primera vez en años, Moretti parece haber hecho las paces consigo mismo. Si bien su obra mantiene la nostalgia, ya no posee una visión tan penumbrosa del presente del mundo que lo rodea ni del suyo propio. Persisten los sentimientos a flor de piel, pero de alguien que ha aprendido de la experiencia, como lo demuestra el estribillo de âDoce chicharrasâ: âSi no me hubiese hundido, hoy no hablarÃa del amorâ.
âEl costado izquierdo tiene una lÃnea de continuidad con Una temporada en el amor, pero con una veta más luminosa. ¿Coincide con esa idea?
âLo que hicimos con el disco fue dejarnos llevar por todo un espectro de canciones, melodÃas y letras para entrarles desde todos lados sin el menor prejuicio. Aparece mucho esta cosa nuestra de respetar y hacer honores a la canción popular. Como compositor, la primera sensación fuerte que tenÃa la tomaba, jugaba y la volcaba en música y letras. Este disco está construido a partir de una cosa traumática, que es que la ida de Carlitos (Sánchez, baterista del grupo), pero pudimos convertir eso en un punto a favor y trabajar las canciones en nuestras casas. Si el disco suena esperanzado es porque quise correrme del lugar del tipo encerrado en una habitación sin decir nada. No sé si lo pensé mucho, porque a pesar de que hay esperanza, en las letras está todo el tiempo planteado el conflicto. Yo lo siento como un disco muy emocional y quizá de los más honestos que hice. Todos fueron honestos, pero con éste lo digo en el sentido de que tuvimos que hacernos cargo de todo: de los primeros juegos de los demos hasta la última decisión de los arreglos y el sonido.
âSi bien ustedes ya habÃan producido sus primeros trabajos, venÃan de tres discos hechos junto a Baleirón. ¿Cómo resultó la experiencia de volver a producirse ustedes?
âAl no haber alguien foráneo, éramos nosotros tres quienes nos escuchábamos y hacÃamos diferentes intervenciones. Hablábamos entre nosotros y con Sebastián Perkal (técnico de grabación del disco), y en base a eso tomábamos una decisión. Se acordó de antemano que VÃctor laburaba todo, pero la decisión final estética era mÃa, entonces cada uno ocupó su rol y fue placentero. Al principio nos dio un poco de miedo cuando estábamos armando los demos. Al final fue como decir: âElijo ponerme este pantalón con este saco y me hago cargo. Si ando por la calle y a la gente le gusta, enhorabuena. Y si les parece que soy un payaso, también enhorabuena, porque me recontra hago cargoâ. Que Fernando Samalea haya sido el batero niveló mucho lo que quedó registrado, y a través de él amos a Alejandro Terán, que metió unas cuerdas buenÃsimas. Ahora que lo escucho, fue muy gratificante, porque puedo ver qué está bueno y qué no harÃa de vuelta. Siempre es asÃ, con la diferencia de que ahora corre todo por nuestra cuenta. Me parece que hicimos un humilde buen trabajo.
âUna constante en los últimos discos de Estelares es la presencia de invitados ilustres en el estudio. ¿Cómo eligieron a quienes llamar en esta ocasión?
âEsta vez fue todo sorpresivo. Yo no querÃa invitados, preferÃa que fuésemos nosotros solos. El primer demo de âDoce chicharrasâ salió de un asado con Ale Sergi, asà que Sebastián y VÃctor sugirieron que lo llamásemos para âInternacionalâ, que es una canción pop que quedó buenÃsima. A Enrique Bunbury le venÃa escribiendo mails porque tenemos un amigo en común y me pareció que era el indicado para âAleluyaâ, que es como una balada épica. Nos juntamos la última vez que vino a Buenos Aires para tocar en Ferro, pero no le daba el tiempo de las giras. El es muy profesional, asà que me dijo entre qué dÃas lo iba a grabar, lo envió y quedó perfecto. Está grabado en Los Angeles, y cuando lo metimos en el disco quedó perfecto, parece que estuviésemos los dos juntos. Después están los Súper Ratones, que son unos cracks, no se pueden creer los coros que hacen. Les das una canción pelada y flaca y se ponen a cantar hasta hacerte llorar. En âAleluyaâ dijeron: âBueno, vamos a meter un gospelâ, y parecen cuatro negras cantando. Hacen cualquier cosa, son ultradotados y aportan muchÃsimo. Y como no podÃa terminar la letra de âChica orientalâ, VÃctor me recomendó dársela al Cuino Scornik. Le alcancé como siete u ocho versos que no querÃa modificar, él se metió en esa historia y la resolvió de una manera increÃble, tanto que hasta le encontró la vuelta al estribillo. No querÃamos invitados, pero fue como si todos pasaran por la esquina de casa y les abriéramos la puerta para que se sentasen a comer.
âEn su rol como letrista, aparece no sólo una obsesión por el detalle a la hora de las descripciones, sino también la presencia de lugares como referencias geográficas del relato. ¿A qué se debe eso?
âViene de mis años de drogas duras y de la angustia de estar muy ido. Hubo algo en mà que me hizo tirar mojones geográficos en lo que escribÃa para bajar de mi angustia. Viene de ahÃ, de ese sentimiento, y de poder poner en palabras al menos algo en la tierra. Eso me empezó a gustar y después terminó funcionando bien en algunas canciones. Cuando aparece un verso fuerte, veo su historia, y casi siempre para poder escribirla tengo que situarla en algún lado. Tuve una relación muy fuerte, no planeada, con la soledad, por más que era siempre un tipo querido, y esa soledad me metÃa miedo. Supongo que algunas de esas cosas las puse ahà para decirme a mà mismo que habÃa que bajar a tierra.
âUsted suele retomar canciones que compuso hace varios años, e incluso ha regrabado canciones de sus primeros álbumes. ¿Por qué?
âEs que hasta que hicimos el primer disco con Estelares pasaron por nuestras manos más de setenta temas que cada uno tocó con sus respectivas bandas. Entonces, hay muchas canciones que no fueron grabadas o editadas y que considero buenÃsimas, y me emocionan no solamente a mÃ. Por suerte hay algunas de ellas que no se grabaron, pero son atemporales, asà que se las puede trabajar ahora. Tienen vida, y por eso yo cada tanto me pego una vuelta. En este disco está âJuliaâ, que está en La mañana del aviador (una colección de demos que Moretti editó de manera independiente en 2002), y ahà mismo hay varias que yo sé que me están pidiendo que las grabe. Con âEl corazón sobre todoâ y âEl último besoâ (canciones de sus dos primeros discos que la banda regrabó para Una temporada en el amor y El costado izquierdo, respectivamente) quisimos hacer dos homenajes, porque nos parecÃa que merecÃan ver la luz de nuevo para que las escuchasen quienes no las conocÃan.
âLa letra de âInternacionalâ usa irónicamente anglicismos como âcoolâ o âgrooveâ. ¿A qué apunta esa canción?
âEs un juego, y básicamente apunta a decir algo como âsomos tan grossos, la tenemos tan claraâ. Eso es algo muy argentino, y está también referido al egoÃsmo del neoliberalismo. Por enormes burbujas financieras, Asia, Africa y América latina se han muerto de hambre en los últimos veinticinco años. Es como jugar con esa idea de ânoso-tros somos reinspirados, la tenemos muy clara, estamos iluminadosâ, pero en definitiva lo único que hacemos es no saber, hundirnos cada dÃa más. Hay una frase que dice: âSomos todos financistas, el hambre por algo seráâ. No tiene un peso polÃtico, pero con todo lo que está pasando en Europa, no es broma. No quiero explayarme porque alguien dirá: â¿De qué la viene este boludo?â, pero hay paÃses enteros que se pudren por una mentira infernal, mientras trescientos tipos son megamillonarios para que el resto pueda comer una banana con dulce de leche, cuando tiene suerte. Me parece que eso no es broma para nada, pero no podés ponerlo en una canción, asà que me puse a jugar con eso.
â¿Cómo ve el panorama para la música en vivo, tanto para Estelares como para quienes están en una situación menos favorable?
âNo sé, cada lugar tiene sus gastos y eso siempre es complicado, más para los que recién empiezan. Pero asà la hicimos todos, si bien hay épocas que son más dóciles para que uno se desarrolle. Después de Cromañón hubo algún inconveniente, pero las cosas un poco se acomodaron. Cada artista que quiere desarrollarse tiene que encontrarle la vuelta al medio, hay que encontrar las maneras para que cada uno pueda tocar. Supongo que nunca fue fácil.
âOtro asunto con el que debe lidiar un artista es con la descarga gratuita de su obra, se tenga su consentimiento o no. ¿Cómo se lleva con eso?
âEstarÃa bueno que se instrumente algo legalmente para que un artista pueda elegir si pone gratis un contenido o no. Mal que pese, un disco sale plata y también vale plata. A nosotros se nos paga bien en vivo y el fan es muy fiel, pero el disco tenemos que pagarlo, asà que estarÃa bueno que se instrumente algo. Por supuesto que también serÃa positivo que cada intérprete pueda hacer uso de la web y las redes sociales para ofrecer un plus, como temas gratis. Eso serÃa mucho más encantador, poder separar el disco por un lado y cada tanto algún contenido extra. Pero me parece que es justo que lo que sale dinero, se pague.
* Estelares se presenta hoy a las 21 en Niceto, Niceto Vega 5510.
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