Erase la historia de unos amigos. Punto final. Esa podrÃa ser la biografÃa más cabal de Mompox, cuyos destinos siempre responden Ãntimamente a los vÃnculos afectivos que unieron a unos con otros, y luego a éstos con aquéllos. Desde Trijaus, que no era un trÃo sino el dúo que armaron en 2007 Ignacio de Andrés y Juan Tobal bajo la producción de Ezequiel Spinelli y cuyo único disco (Tree house) alcanzó cierta repercusión en Europa cuando ni siquiera habÃan tocado en la Argentina. 1b303h
Ese fue el humus del que fermentó Mompox, la buena nueva del indie local, con letras en inglés y un nombre que no pertenece a ningún idioma, pero que remite a un breve pasaje del barrio porteño de Constitución. Cuidado: la de los Mompox âque esta noche se presenta en Niceto, Niceto Vega 5510â no es una amistad ociosa y desinteresada. Es la expresa unión de melómanos empedernidos y diestros ejecutantes de sus instrumentos que se juntaban horas y horas a compartir discos e intercambiar conocimientos como parte de un intenso proceso por conocer la música, desgranarla y entenderla. La música, para ellos, es un lenguaje universal que codifican y decodifican a sus anchas. El esperanto de una generación retrofuturista que descubre el más allá en los rastros del pasado, lanzándose al cosmos desde la clave de Sol contenida en un pentagrama.
The big umbrella (2010) fue la materialización de esa ambiciosa polifonÃa, gestada en una casa del delta del Tigre alquilada durante un mes para componer las 16 canciones de ese disco debut, que demandó casi dos años de grabación. âCada vez que se nos ocurrÃa meterle una capa de cuerdas, vientos o lo que sea, Ãbamos a un estudio y lo hacÃamos. AsÃ, pasamos por siete distintos y terminamos teniendo hasta una sesión de clarinetes y violines klezmer y otra de percusiones brasileñas, un delirioâ, se sincera Ignacio de Andrés, voz, guitarra, teclados y artilugios varios de una banda que hoy comparte con Juan Tobal (voz, teclados y guitarra), Ale Wonder (voz y piano), Ezequiel Spinelli (bajo y sintetizador), Maxi Cataldi (baterÃa, octapad, metalofón y percusión), Andrés Ravioli (trompeta y percusión) y Maxi Russo (trombón y efectos especiales).
âTodos crecimos escuchando mucha música angloparlante de los â60, asà que fue natural pensar las letras de nuestros temas en inglés. La cacofonÃa del idioma nos suena bien para las canciones que hacemos y nunca nos propusimos probarlas en español porque no sabrÃamos muy bien cómo hacerloâ, explica Ignacio de Andrés acerca de la decisión que llevó a Mompox a escribir en el idioma de Shakespeare, singularidad que sigue inspirando la remanida pregunta entre curiosos y afines. âA veces, nos agarra curiosidad por saber cómo sonarÃa un tema de Mompox en castellano y nos resulta inimaginable, casi cómico. De hecho, a veces los cantamos en español y quedan horribles. De todos modos, lo único que importa es que la canción esté buena. No hay más vueltas que darle: si el tema es bueno, el idioma no importa en lo más mÃnimo.â
A ese cóctel de folk, psicodelia, beatle, bolero y sonidos varios que significó su ópera primera le sucedió El triángulo, asà llamado por defecto semiótico ante la falta de nombre constante y sonante. âCuando buscábamos nombre para nuestro disco, querÃamos un sÃmbolo que pudiera ser leÃdo en distintos idiomas y que resultara igualmente entendibleâ, apunta De Andrés, y profundiza: âEl triángulo nos venÃa siguiendo desde unos meses atrás. Es el pasado, el presente y el futuro, y en un año tan fuerte energéticamente como el 2012 nos pareció apropiado. Mompox, a su vez, tiene tres caras: la música, las letras y el espectáculo visual. En nuestros recitales son igualmente importantes las tres, por eso subtitulamos nuestras letras, ponemos muchas visuales y trabajamos intensamente la música y los arreglosâ.
Para su segundo disco habÃan redoblado la apuesta de abandonar la amabilidad de los elementos acústicos para abrazar los beneficios de la tecnologÃa. Una decisión que modificó los planes de la banda. âCuando se editó el disco nos sentamos a escucharlo y nos preguntamos: â¿Cómo demonios vamos a hacer para reproducir todo esto en vivo y que se entienda?â. La mayorÃa de los temas son una pila de sintetizadores con una capa de cinco voces encima y programacionesâ, cuenta De Andrés. âTécnicamente, era difÃcil llevarlo al directo y que se escuchara bien, asà que llegamos a la conclusión de que lo mejor era hacerlo en el único lugar donde tenemos el control total de la situación sonora: nuestra propia sala.â
Asà fue como hicieron treinta micropresentaciones para treinta personas durante el año pasado en La Fábrica de San Telmo, la sala en la que también ensaya Banda de Turistas y que comparten con grupos de danzas y artistas plásticos. Algo asà como la contracara de lo que podrá verse esta noche en Niceto con su espectáculo 1, 2, 3, donde hay promesa de una puesta grande, un set generoso con distintos climas, temas nuevos, proyecciones audiovisuales, láseres y subtÃtulos simultáneos. Una auténtica kermés 2.0. âQueremos que la gente se meta con nosotros en la galaxia Mompoxâ, resume el cantante.
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