Durante las horas previas a la noche del jueves, tenÃa cierta lógica que la gran noticia fuera la suspensión del show de Kasabian, la banda destinada a cerrar la primera de las noches del Pepsi Music: no es tan común que una banda baje a América del Sur en su mejor momento y sà es más habitual que los grupos vean a la región como un buen lugar a tener en cuenta para sus giras de reunión o para visitar una vez afianzadas sus carreras. Ya consumado el desaire para los fans (la producción intentó reprogramar su presentación para el domingo, pero luego lo terminó cancelando por problemas de salud de uno de los integrantes de la banda), sólo restaba preguntarse si entre Garbage, Gossip, Best Coast, The Maccabees y la variada grilla nacional (Richard Coleman, Deborah de Corral y Utopians) iban a poder remontar la fecha. Shirley Manson, la cantante de Garbage, se plantó frente a la ausencia con una alta dosis de sarcasmo: âLamentamos que no haya podido estar Kasabian, pero la buena noticia para nuestros fans es que gracias a eso vamos a tocar más tiempoâ. 593v57
Lo cierto es que el peso histórico de Garbage se ganó ese lugar, con casi 18 millones de discos vendidos, una veintena de hits y una propuesta musical atractiva que mezcla rock alternativo, pop e industrial con la voz de Manson, a veces dulce e ingenua, y otras fuerte y dominante. Pero claro, desde 1994 pasaron algunos años, y el tiempo puede ser un poco cruel con las canciones y estilos que marcaron una época. Aun con algunas variaciones en el tempo, en los arreglos y en las melodÃas, las canciones más antiguas de la banda de Wisconsin suenan tal como sonaron en los â90, y aquello que antes fue novedoso hoy ya no sorprende ni combina con la actualidad. Su virtud ây su defecto, tambiénâ será haberse mantenido fiel a su estilo.
Pero finalmente Garbage tocó, y reforzó aquello que ya se conocÃa del cuarteto, con un sonido más crudo y potente, pero lo suficientemente pop como para que lo disfruten quienes no lo conocÃan. En el escenario es una banda con sus instrumentos y nada más: además de prescindir de las pantallas que el resto de los grupos utilizaron, todos los amplificadores, retornos y demás implementos que completan cualquier puesta en escena básica estuvieron ausentes, lo que genera una sensación de minimalismo, pero también el interrogante de qué es lo que está siendo ejecutado ahà mismo, y qué es lo que viene pregrabado. Sea como fuere, la banda que completan Butch Vig en baterÃa (el más aplaudido detrás de Manson), Steve Marker y Duke Erikson (guitarras, programaciones y teclados) y el bajista Eric Avery se destaca por su trabajo en conjunto, que logra generar las texturas sonoras sobre las que se apoyan la voz y la imagen (enormes) de Shirley. No parece ser casual que tanto Vig como Marker y Erikson sean productores y no sólo músicos: ellos actúan desde atrás, y saben pasar inadvertidos para el oyente casual.
A lo largo de veinte canciones y noventa minutos de show, Garbage repasó cada uno de sus álbumes por igual y logró que su primera visita a la Argentina fuera eso que los fans esperaban. âSupervixenâ, âI Think Iâm Paranoidâ y âShut your Mouthâ marcaron el paso, que luego alternó entre el salto rockero y el baile de âWhy Do you Love me?â, âBlood for Poppiesâ, âStupid Girlâ, âCherry Lipsâ y âOnly Happy When it Rainsâ. De visible buen humor, la banda sacaba fotos y filmaba al público mientras Manson hablaba, contaba anécdotas sobre su infancia en Escocia (oportunidad en que oyó por primera vez sobre el paÃs, gracias a âDonât Cry for me Argentinaâ), corrÃa y hacÃa flexiones de brazos en pleno escenario. Gracias a la ausencia del número principal, Garbage pudo dar el show que merecÃa y que su público seguramente esperó.
Más temprano, Gossip habÃa hecho saltar y bailar a las 15 mil personas que se habÃan acercado hasta Costanera Sur, un poco adormecidas por la presentación previa de Best Coast. Con una puesta casi nula y gracias a la onda y actitud de Beth Ditto, su cantante y show-woman, es probable que Gossip haya dejado de ser conocida (al menos para los presentes) sólo como la banda de la cantante gordita, para empezar a tener nombre propio. Con simpatÃa y humor (âhoy vamos a tocar todos covers de Kasabianâ y âsiempre dije que éste era el mejor público del mundo, ¿o digo eso en todos lados?â), canciones pegadizas y una banda ajustadÃsima, Gossip se ganó a propios y ajenos, con guiños al pop, al dance y al rock, y aprovecharon para levantar la multicolor bandera de la igualdad.
Apenas empezada la tarde y con el sol todavÃa presente, Utopians aprovechó al máximo sus 20 minutos para seguir demostrando por qué es una de las bandas nacionales con más futuro. El escenario principal no le quedó chico, y con sólo un puñado de canciones dejaron en claro que el rock de guitarras todavÃa tiene buenas canciones para dar. Eso mismo parece sostener Richard Coleman, que al frente de su Siberia Country Club se ofreció a un público que parecÃa no conocerlo, pero que le prestó su atención y sus oÃdos. Los golpes de efecto llegaron al final, con la interpretación de âDios nos libreâ (coescrita con Gustavo Cerati) y âHéroesâ, de David Bowie, con Walas de Massacre como invitado. El festival continuará hoy con una fecha nacional encabezada por Las Pelotas, Catupecu Machu y Los Cafres; mañana tocarán Evanescence, The Drums y Carajo; y el lunes cerrarán los británicos Suede en el Teatro Vorterix.
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