âCreo que ningún arte o estilo que tiene un tÃtulo âjazz, rock, clásico, el que seaâ permanece en ese estado durante mucho tiempo. Es inevitableâ, dice. âEs como la poesÃa. Es un lenguaje que está sucediendo en todo el mundo, de tonos, de ritmos, pero con un mismo lenguaje. ¿Cuántos poetas hay en el mundo que escriben en castellano? No importa de qué modo lo combinan, o de lo que hablan, o si es objecionista, o realista, o abstracto, es castellano. Tenemos la obsesión de analizar, de poner etiquetas a las cosas. En música es lo mismo: no se trata de este tiempo ni sobre cuán diferente es mi vida. La música inevitablemente aborda su tiempo, siempre. Creo que la mayor parte de la música es diversa y contiene influencias de muchos estilos diferentes, pero el porcentaje diminuto de músicos que terminan en MTV o en el Top 40 de la radio en realidad representa a la proporción más pequeña de los artistas. Creo que cuando el mundo analiza el arte basado en un proceso de análisis por el cual se toma a una minorÃa de músicos para que representen a la mayor parte de la música, cuando uno se pone a mirar a la mayor parte de los músicos que hay en el mundo, la realidad de cómo la música incorpora lo que la rodea, está muy lejos de la manera en que las lÃneas limpias de los géneros operan en el negocio musical.â
Nacida en Portland, Oregon, en 1984, en 2011 Spalding obtuvo el raro record de haber sido la primera artista de jazz en ganar el Grammy a Artista Revelación por Chamber Music Society, arrebatándoselo inesperada y agradeciblemente a Justin Bieber. iradora de Liliana Herrero (âquerrÃa hacer algo con ella; tal vez en este viaje logre armarloâ), Spalding afirma acerca de su veloz ascenso: âUno tiene un deseo y trabaja para lograr eso, para ser capaz de expresar y ser reconocida. Me siento satisfecha cuando escribo una letra y sé lo que significa para mÃ, las visiones que me sugieren, los sentimientos que trato de comunicar. Y es muy satisfactorio cuando luego de eso viene un extraño que nunca he visto en mi vida y me habla de la experiencia que tuvo con mi poema. Y escucho que la idea, el sentimiento, el pensamiento que traté de comunicar al mundo realmente conectó con alguien, que funcionó. Eso es muy satisfactorio. Es algo que esperamos que suceda, es algo para lo que trabajamos, y cuando escucho que músicos que iro me entienden o me aprecian, pienso que es fantástico. Aquà hay algo que funciona, me digo a mà misma, y tengo que hacer más, tengo que trabajar más. Tengo que seguir haciéndoloâ. Spalding se rÃe y se compara con âuna escritora que, cuanto más vieja se pone, más ideas tieneâ, y agrega: âA medida que se crece, las ideas se hacen más profundas, se experimenta más y se quieren comunicar más cosas. Es un lujo, a mi edad y en mi lugar en la vida, haber podido comunicar de manera efectiva los pensamientos que tuve hasta ahora y que éstos fueran comprendidos. Rezo para tener el tiempo y la seguridad para continuar practicando y estudiando y seguir escribiendo poemas, y seguir escribiendo músicaâ.
Su estilo fue calificado por el pianista Herbie Hancock como âmúsica libre, que no necesita clasificaciones ni trucos mediáticos ni se rinde ante el mercadoâ, y ella odia hablar de sus fuentes âporque es imposible; la lista es tan larga que nunca sé por dónde comenzarâ. No obstante, aclara que allà hay âescritores, pensadores, actrices, músicos, cantantes, poetas, actores, directores de cine; hay tantas fuerzas que se combinan. Es como decir cuál de los afluentes de un rÃo es el más importante: todos lo son. Y por supuesto, a través de diferentes fases de nuestras vidas, nos sentimos atraÃdos hacia diferentes personasâ. No recuerda exactamente el momento en que se dio cuenta de que querÃa hacer música. Pero, cuenta, recuerda âa Fred Rogers, que era una persona que hacÃa un programa para niñosâ. Y, entre risas, amplÃa: âEl y (el cellista) Yo-Yo Ma tuvieron gran impacto e importancia en mi vida porque son las dos personas que hicieron posible que yo tuviera interés en hacer música. PodrÃamos decir que fueron esas dos personas, porque si trato de mencionar a todos, serÃan demasiadosâ.
En la presentación de esta noche, en el Teatro Gran Rex, Esperanza Spalding, tal como es habitual, tocará bajo eléctrico además de contrabajo y cantará. Junto a ella estará un grupo conformado por uno de sus más fieles compañeros de ruta, el argentino Leo Genovese, en piano y teclados electrónicos, Jeff Lee Johnson en guitarra y voz, Lyndon Rochelle en baterÃa y voz, Chris Turner en voz, Tia Fuller en saxo alto, Renato Caranto en saxo tenor y soprano, Aaron Burnett en saxo tenor, Jeff Galindo y Corey King en trombones e Igmar Thomas y Leala Cyr en trompetas. Spalding, en su último disco, publicado por Heads Up International (parte de Concord, una de las compañÃas del sello Universal), rinde homenaje al mundo de la radio y, claro, de los discos single que allà se difundÃan. âCuando era chica, el medio más barato de la música eran los discos, que costaban unos 50 centavos de dólar cada uno en las tiendas de músicaâ, relata. âEntonces yo iba allà con monedas que habÃa ahorrado y compraba música. PodÃas conseguir discos literalmente por esa suma, o inclusive 25 centavos. Recuerdo haber comprado, también, Scheherezade, de Rimsky-Korsakov, y al escucharlo quedé totalmente anonadada con la belleza, lo escuchaba una y otra y una y otra vez y trataba de que todos lo escucharan. Creo que ése fue el primer disco que escuché con verdadera atención. No tenÃa muchos discos que me dieran otros chicos, simplemente encontré ése. Escuchaba mucha radio también, algo de repertorio clásico, de conciertos que pasaban en ciertos programas, rock clásico de los â60, música de los â50 y los â60, y mucho R&B y soul clásicos. Creo que ésas son mis auténticas raÃces musicales, desde mucho antes de haber empezado a estudiar música.â
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