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El legendario manager Paul McGuinness podrá haberse desvinculado de U2, pero el golpe maestro ejecutado ayer por la tarde lleva su impronta: cuando nadie se lo esperaba, Bono y The Edge anunciaron la salida de Songs of innocence, nuevo disco de la banda irlandesa. No sólo eso. El disco fue lanzado gratis y llegó instantáneamente a 500 millones de s de iTunes en 119 paÃses, en lo que podrÃa denominarse el golpe del siglo. En la clásica presentación de productos de Apple en la sede de Cupertino (California), el CEO Tim Cook anunció la cereza de la torta de anuncios. Es que los rumores alrededor de un nuevo disco de U2 arreciaron desde comienzos de este año, pero en los últimos tiempos habÃa una pequeña guerra de versiones contrapuestas: cada vez que en la web se disparaba la información de que el grupo dejarÃa la edición para 2015, un vocero salÃa a aclarar puntualmente que el nuevo disco verÃa la luz âantes de fin de añoâ. El secretismo habitual previo a las presentaciones de Apple y la costumbre de reservarse momentos espectaculares tan propia del fundador Steve Jobs encontraron ayer una actualización. Y la movida pareció un espejo de lo que hizo David Bowie el año pasado, cuando lanzó de un dÃa para el otro su nuevo disco, The Next Day. En el caso de Bowie, claro, el efecto sorpresa fue aún mayor porque nadie sabÃa que estaba grabando.
Al tomar el micrófono y antes de tocar âThe miracle (of Joey Ramone)â, una de las nuevas canciones, Bono señaló que âdesde el principio en U2 quisimos que nuestra música llegara a la mayor cantidad de gente posible. Con lo que lo de hoy es algo que nos vuela la cabeza: el disco más personal que hayamos escrito puede ser compartido por 500 millones de personas, con sólo apretar send. Ojalá la composición de canciones fuera asà de sencillaâ, se rió el cantante, y redondeó: âEs excitante pensar que quizás haya gente que no escucha a U2 o siquiera rock y que ahora podrá chequear lo que hacemos. Trabajar con Apple siempre fue algo alucinante: ellos siempre quieren hacer cosas que no se hayan hecho antes. Y es fascinante ser parte de esoâ.
La referencia tiene que ver con una relación que se remonta a 2003, cuando U2 jugó un rol central en el entonces último capricho de Jobs, la tienda virtual que terminó imponiéndose en el mercado como una de las nuevas formas de comercialización en una industria acosada por la piraterÃa fÃsica. Incluso U2 en su momento lanzó un iPod especial, decorado como el disco How to dismantle an atomic bomb, y una âcaja digitalâ con toda su discografÃa reforzada con canciones extra. Pero esto, sin dudas, es un paso aún más grandilocuente, de alcance ciertamente global: durante cinco semanas, hasta la aparición en formato fÃsico, el decimotercer disco del cuarteto irlandés estará disponible en descarga libre para todo de productos Apple que tenga convenientemente instalada la plataforma iTunes.
Y entonces, lo que importa: ¿de qué va el nuevo disco de U2? El equipo de productores integrado por Danger Mouse, Flood, Paul Epworth, Ryan Tedder y Declan Gaffney podrÃa hacer suponer lo peor, una sobrecarga de esas que a veces hace más daño que mérito. Pero curiosamente las primeras audiciones revelan a un grupo con intenciones frescas, ligero en la forma y en la concreción. Aunque âThe miracle (of Joey Ramone)â, âEvery breaking waveâ âcon esa ligera resonancia inicial a âI still havenât found what Iâm looking forââ y la marchosa âCalifornia (There is no end to love)â proponen una tÃpica apertura a la irlandesa, Songs of innocence reserva algunas sorpresas. Sorpresas de las agradables: la banda pareció elegir un acercamiento al viejo estilo, con cierta crudeza de la performance en vivo que se traduce en momentos por demás destacables como âVolcanoâ y âCedarwood Roadâ: arranques de suciedad rockera apoyadas en la inoxidable guitarra de The Edge y una presencia inédita en la mezcla de Adam Clayton. Pocas veces se sintió el bajo tan al frente, llevando el pulso como siempre pero con un protagonismo no tan habitual.
Aquà y allá, entonces, aparecen marcas de identidad indisimulables: los falsetes de Bono en âSleep like a baby tonightâ, las guitarras con delay entretejiendo paisajes sobre ese bajo omnipresente en âIris (Hold me close)â, el conocido balance entre ritmo a tierra y percusión etérea de Larry Mullen Jr., el tono algo oscuro de âRaised by wolvesâ y hasta un velado homenaje al modo en que The Clash solÃa adoptar los ritmos disco en âThis is where you can reach me nowâ. En suma, un disco que demuestra que U2 sigue tomándose pausas casi eternas entre disco y disco, pero al menos emplea bien el tiempo. âQuisimos hacer un disco bien personalâ, dijo el cantante a Rolling Stone, en la previa del gran evento de la manzanita. âTratar de pensar en por qué queremos estar en una banda, las relaciones dentro de ella, nuestras amistades, nuestros amores, nuestras familias. Todo el disco es sobre primeros viajes, de Ãndole geográfica, espiritual, sexual. Fue difÃcil. Pero pudimos hacerloâ. Y un buen dÃa, ese ejercicio privado se convirtió en regalito para millones.
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