Una plataforma, un lanzamiento, un punto de partida. Un movimiento que toma el arte y la paz como banderas con las cuales manifestarse activamente. El primer paso hacia una movida itinerante, que se espera convoque a artistas de todo el paÃs y de la región. Todo eso propuso ser el primer Arte por la Paz Argentina, con Raúl Porchetto, León Gieco, Estela de Carlotto y las Abuelas de Plaza de Mayo como impulsores fundantes. La reunión, el martes pasado en el Centro Cultural Haroldo Conti, dentro de lo que hoy es el emblemático Espacio de la Memoria ây que alguna vez fue todo el horror de la ESMAâ, fue en rigor algo más que eso. Fue, ante todo, un encuentro de pares, de gente decidida a dar forma a algo por el solo hecho de querer hacerlo y considerarlo necesario. Artistas plásticos, músicos, actores, escritores y referentes del mundo de la cultura y la polÃtica se dieron cita en este particular encuentro que plantó la primera bandera de Arte por la Paz Argentina, y que tuvo un final colectivo con un coro alusivo en el tema de Porchetto: âAlgo de pazâ. e1yo
âArte por la Paz lo formamos un colectivo de personas que buscamos a través del arte promover en cada rincón de la Argentina y el mundo valores como la convivencia, la solidaridad, la justicia, la igualdad y la verdadâ, leyó Estela de Carlotto, emocionada, la definición del manifiesto que sienta las bases de esta iniciativa (ver aparte), que contó con el auspicio de Página/12 y del canal Encuentro, cuyas cámaras registraron la jornada. âLos artistas y ciudadanos que adherimos a Arte por la Paz nos encontramos en comunión con estos valores y entendemos el arte como una herramienta transformadora. La dimensión emocional y comunicativa que nos brinda el arte da posibilidades infinitas de construir vÃnculos y espacios donde primen el amor y el respeto al otroâ, declaró en el manifiesto. En el auditorio del Haroldo Conti, repleto y cargado de expectativas también en los pasillos, la seguÃan atentamente, entre otros, el secretario de Derechos Humanos de la Nación, MartÃn Fresneda; el director del Haroldo Conti, Eduardo Jozami; el director nacional de Artes, Rodolfo GarcÃa; el escritor Osvaldo Bayer; el titular de Red Solidaria, Juan Carr; músicos, cantantes, actores y actrices como Susú Pecoraro, Adriana Varela, Carolina Peleritti, Emilio del Guercio, Luis Gurevich y Gustavo Garzón. Estaban presentes también muchas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y parte de la extensa familia de Estela de Carlotto. Entre ellos, dos nietos músicos que más tarde subirÃan al escenario: Juano Falcone e Ignacio Guido Montoya Carlotto.
âEl que quiera sinceramente la paz, tiene que respetar los derechos de los pueblos, la igualdad de las nacionesâ, advirtió Jozami al dar la bienvenida como âdueño de casaâ, poniendo en contexto muy actual esa idea de paz sobre la que este encuentro trabaja. âEsta iniciativa interpreta la mejor tradición del movimiento de los derechos humanos, que es ante todo un sÃmbolo de pazâ, evaluó. Tras él, Porchetto y Gieco, los primeros impulsores de la iniciativa, redondearon el concepto de este movimiento que básicamente busca promover la paz a través de expresiones artÃsticas, manifestaciones de todas las disciplinas y de artistas de todo el paÃs, que según se planea se irán pasando la posta. âEsto no es un concierto, ni un espectáculo, es una especie de comunión artÃstica que se manifiesta por la pazâ, marcó Gieco. âEstamos convencidos de que la paz es una concentración de poder, y es ese poder el que queremos articular. La tele todos los dÃas nos dice que hay muchos motochorros. Bueno, no-sotros sabemos que hay muchos más poetas que motochorrosâ, aseguró Porcheto.
Ya el ensayo de Arte por la Paz, durante la tarde, habÃa mostrado el clima festivo, de reunión de amigos âporque de eso se trató, también, toda esta movidaâ que marcarÃa toda la jornada. Tras la actuación de la CompañÃa Nacional de Danza Contemporánea, con su cuadro sobre âAntiguos dueños de las flechas (indio toba)â, la noche del martes avanzó como una sucesión de sorpresas y juntadas sobre el escenario. Pudieron verse algunos videos: el del tema âHoy bailaréâ, en el que Gieco baila con Carlotto; la versión de âSólo le pido a Diosâ de Gabriel Meyer, el hijo del rabino Marshall Meyer, interpretada en árabe y hebreo, entre otras lenguas; el video colectivo que lanzó la colombiana Marta Gómez, con artistas de toda Latinoamérica y una estrofa común: âPara la guerra, nadaâ. En escena, además, Antonella Semaán, la pintora sin manos que acompaña a Gieco con Mundo Alas, pintó con sus pies un cuadro con la cara de John Lennon, mientras el trabajo de sus pinceladas podÃa verse en una pantalla. También se vieron las creaciones de Rep, que dibujaba en vivo sobre lo que sucedÃa en el escenario.
Las primeras canciones fueron las de Gieco, casi como en un living de festejo doméstico, solo con su guitarra y su armónica. En su repertorio, junto a temas como âEl desembarcoâ y âLa memoriaâ, incluyó âEl fantasma de Cantervilleâ, dedicado a su amigo el guitarrista Carlos âNegroâ GarcÃa López, fallecido trágicamente el sábado pasado. âEs un tema que hemos cantado muchas veces con élâ, explicó. Ya en dúo con Porchetto, entonaron âBajaste del norteâ ââes un tema que Porchetto cantaba de una forma muy compleja y yo se lo transformé en zambaâ, se rió Giecoâ. Junto a su hijo Daniel y Chino Monti en percusión, Porchetto recorrió a su turno algunas canciones de su autorÃa, dos de ellas junto a dos âgrandes amigasâ. Con Susú Pecoraro sumándose en el recitado, âLos cisnes no cantan cuando muerenâ, y con Adriana Varela, una destacada versión de âReina Madreâ.
Hubó más artistas manifestándose por la paz: Carolina Peleritti, solo armada de su voz y de su caja, introdujo en este clima las posibilidades de la baguala, con âVámonos vida mÃaâ. Tom Lupo acercó la poesÃa de Jacques Prevert y de Susana Thénon, y también algo de su humor: â¿Griesa, podemos hacer algo de poesÃa en desacato?â, preguntó. Llegaron saludos por video: el del artista plástico Ciruelo; el de Baltasar Garzón. Se sumaban las expresiones plásticas y fotográficas que también se manifestaban desde las paredes: las de los artistas plásticos Alberto Bruzzone y Laura Kornblihtt, la del escultor Andrés Zerneri, las fotografÃas de Rubén Andón, en su recorrido por los inicios del rock argentino (ver aparte).
Y mientras tanto fue creciendo la música y se fueron sumando los músicos, como Machi Rufino, en lo que terminó siendo âcon los ex Almendra Rodolfo GarcÃa y Emilio del Guercio también presentesâ un homenaje implÃcito a Luis Alberto Spinetta. Entre tanto músico subiendo y bajando de escena, hubo uno que se mantuvo siempre como público: fue Luis Gurevich, tecladista de la banda de Gieco y coautor de muchas hermosas canciones, además de integrante de la destacada Orquesta Popular de Cámara Los Amigos del Chango. Es que en los temas finales quien ocupó el teclado fue Ignacio Guido Montoya Carlotto, el ânuevoâ nieto de Estela. Junto a él tocó también otro âviejoâ nieto: Juano Falcone, en percusión. Y asà âlos nietos músicos de Estelaâ se sumaron a âCinco siglos igualâ y âBicentenarioâ, el tema que compusieron juntos Gieco y Porchetto. âAhora tenés que cantar vos, Estela. Ya bailaste conmigo; es lo único que te faltaâ, le dijo Gieco ¿en broma? a la titular de Abuelas. Mientras tanto, desde la pantalla se veÃa el dibujo que completaba Rep: âPorEstelaGieco. El discoâ, era el tÃtulo que cerraba la caricatura de Porchetto, Carlotto y Gieco juntos, sonrientes, cantando. El último y emblemático tema, âAlgo de pazâ, terminó reuniendo a los organizadores, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los artistas convocados, en un coro colectivo.
Eso, cantar juntos, es algo de lo que propone Arte por la Paz, el movimiento que en este acto fue lanzado. De eso se fueron hablando con entusiasmo los que participaron, de cómo sigue y crece esta iniciativa.
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