Fue músico de jazz. Fue músico de tango. Tocó con la segunda formación del octeto eléctrico de Astor Piazzolla âque completaban Tomás Gubitsch en guitarra, Osvaldo Caló en órgano eléctrico, Luis Cerávolo en baterÃa, Ricardo Sanz en bajo, Daniel Piazzolla en sintetizador y Luis âChachiâ Ferreira en saxo y flauta. Integró un trÃo memorable con el bandoneonista Juan José Mosalini y el contrabajista Patrice Caratini. Se formó, además, en la tradición académica con lo más granado de la música contemporánea argentina. Los caminos del pianista y compositor Gustavo Beytelmann podrÃan haber continuado por cualquiera de esos lugares. El eligió, en cambio, hacerlo por todos a la vez. O, mejor, por no preguntarse en dónde estaba sino, más bien responder con su propia historia. âHay músicos que separan de manera muy clara cuando hacen música popular o de la llamada clásicaâ, dice a Página/12. âA mà eso nunca me salióâ. 4z715o
Radicado en ParÃs desde 1976 volvió ahora a Buenos Aires para presentarse hoy en el Centro Cultural Kirchner, junto a Pablo Agri y la Camerata Argentina. âHay una larga historia en común con Pablo y él me llamó para ofrecerme hacer algo nuevo. Le pregunté para cuándo y me dijo âpara ahoraâ. Asà que aquà estoyâ, cuenta. En el concierto, esta tarde a las 18 en la Sala Sinfónica, él tocará solo, junto a una orquesta de cuerdas, a un cuarteto, y también en formaciones más pequeñas junto a dos solistas notables, el clarinetista Mariano Rey y el contrabajista Horacio Romo. âCuando se dice que uno no piensa en su lenguaje desde luego que no es cierto; uno piensa muchoâ, reflexiona. âPero no se trata, para mÃ, de ceñirse a una fórmula preexistente sino de buscar, en todo eso que a uno lo conforma, todo lo que ha escuchado y lo que ha tocado y ha aprendido en su vida, aquello que más conviene a lo que uno tienen en la cabeza en ese momento.â
Beytelmann ha desarrollado también una importante tarea como docente y es director artÃstico del Departamento de Tango del Conservatorio de Rotterdam, en Holanda. âPrácticamente todas las piezas son creación argentina âexplicaâ; tienen una existencia europea pero nunca fueron tocadas en el paÃs. No forman parte de un disco, fueron compuestas para diversas circunstancias. Las reunà porque dan una idea global de mi desarrollo como compositor: es una especie de retratoâ. Esa suerte de retrospectiva le permite âencontrar grandes diferencias y, al mismo tiempo, sorprendentes elementos en común. Es interesante revisar piezas que uno hace tiempo que no toca. En ocasiones uno hasta se ha olvidado un poco de ellas y se soprende. Las aborda con una especie de frescura, casi como si fueran de otro.â
Nacido en Venado Tuerto en 1945 y discÃpulo de Francisco Kröpfl, ha compuesto para radio, televisión y, también, la banda de sonido para más de 40 pelÃculas, entre ellas La balada del regreso, La mafia, Quebracho y Los Gauchos judÃos, cuya canción central, escrita junto al poeta Leonardo Castillo, interpretó Alfredo Zitarrosa. Entre 1995 y 1998 fue compositor residente en la ciudad sa de Dijon, y entre 2002 y 2003, en Guebwiller. Desde 2005, dicta clases magistrales en la Académie de Musique de Mónaco. En los últimos años grabó discos en piano solo (Sigamos!), a dúo con el guitarrista César Angeleri (Corta distancia), y en trÃo con el violinista Cyril Garac y el clarinetista Rémi Lemer (L´autre visage). La Camerata Argentina, por su parte, fundada y dirigida por Pablo Agri, está integrada por LucÃa Luque, Alfija Gubaidullina, Rodrigo Beraldi, Manuel Quiroga y Sebastián Prusak en primeros violines, Natalia Cabello, Sergio Polizzi, Alma Quiroga, César Rago y Augusto Sourigues en segundos, Benjamin Bru Pesce, Javier Portero y Carolina Folger en violas, MarÃa Eugenia Castro, Slava Poloudonine, y Florencia Tomasini en cellos y Daniel Falasca en contrabajo.
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