Dos versos se convirtieron en una especie de contraseña para toda una generación de españoles. âUna de las dos Españas/ ha de helarte el corazónâ, escribió el poeta Antonio Machado. Almudena Grandes se inspiró en esa âdeclaración de principiosâ machadiana para titular su última novela El corazón helado (Tusquets), ganadora del Premio al Libro del año 2007 que otorga el Gremio de Libreros en Madrid. La novela comienza con el entierro de Julio Carrión, exitoso hombre de negocios que se hizo poderoso durante el franquismo. A su hijo Alvaro le llama la atención la presencia de una mujer desconocida que observa desde lejos la ceremonia, Raquel Fernández Perea, hija y nieta de exiliados republicanos en Francia. Ellos se enamoran, pero las certezas de Alvaro tambalean cuando investiga el pasado de su irado padre, cuando descubre quién fue realmente. âNo habrÃa podido escribir una novela como ésta si no hubiera tenido resuelta mi propia historia personal. Tengo una familia muy dividida; las dos Españas están muy bien representadas, habÃa comunistas, socialistas, falangistas. Durante los tres años que duró la guerra no se hablabanâ, cuenta la escritora española, que hoy a las 19.30 se presenta en la Feria del Libro, junto a Eduardo Mendicutti (ver aparte), para hablar sobre La realidad y las estrategias de la ficción. 503k5c
Escribir esta novela le permitió también comprender viejos asuntos familiares. âEl padre de mi madre era militar; mi abuelo materno apoyó el golpe de Estado. Los republicanos lo detuvieron, estuvo en la cárcel Modelo, lo llevaron a un campo de prisioneros y se escapó. Volvió a Madrid como un héroe de guerra condecorado y le dieron un puesto en un ministerio. Siempre he oÃdo contar que mi abuelo un dÃa dejó todo, el ejército y el ministerio. El tenÃa un puesto muy especial en un ministerio que se llamaba Regiones Devastadas, que era donde mejores negocios se hacÃa en todo el régimen. En el año â42 lo dejó todo porque no podÃa soportar el nivel de corrupción del ministerioâ, recuerda. âEstuve años escribiendo la novela y pensando si ponÃa a mi abuelo o no en los agradecimientos. Porque realmente el personaje de Eugenio es un poco la historia de mi abuelo. No puse el nombre de mi abuelo porque la mitad de mi familia se iba a enfadar.â
âLa novela gira en torno de los secretos que guardan las familias. ¿Por qué el pasado franquista sigue siendo tan conflictivo?
âEn el momento histórico en que esos secretos deberÃan haberse liquidado, en el â75, después de la muerte de Franco, no se hizo. Se optó por prolongar indefinidamente el silencio. La novela refleja la dinámica generacional que ha afectado a la memoria en España. Ha habido tres generaciones con actitudes diferentes. La de los vencedores, que optaron por callar, lo cual es curioso, porque en el caso de los derrotados es comprensible, no sólo porque fuera deprimente estar recordando todo el tiempo que has perdido, sino porque el franquismo fue un Estado muy sanguinario. Franco fue capaz de ejecutar en paz, no en guerra âque se supone que es âel terror calienteââ, a más de 50 mil personas. La primera generación optó por el silencio; la segunda generación se educó en el miedo como forma de vida. Siempre recuerdo que en el â81, con el golpe de Estado frustrado de Tejero, mi madre hizo un armario nuevo en la terraza y lo llenó de conservas porque tenÃa metido el pánico en la cabeza. Mi madre habÃa nacido en el â36, no habÃa vivido la guerra, pero la habÃan educado en esa especie de terror permanente a todo. Esa generación fue la que hizo la transición y eso significa que dio por zanjada una historia que no conocÃa. Luego la generación de los nietos, que es la mÃa, al principio parecÃa que estaba muy conforme con todo, pero cuando llegamos a los 40 años empezamos a hacer preguntas y no nos gustaron las respuestas que recibimos y fuimos los que âlevantamos un poco la liebreâ, como decimos nosotros.
â¿Cuál fue la primera pregunta que se hizo como generación de nietos?
âCuando Franco murió yo tenÃa 15 años, sabÃa en qué paÃs vivÃa, intuitivamente sabÃa qué pasaba. En el â72 o â73, mi madre me contó que mi abuela habÃa visto bailar desnuda a Josephine Baker en un teatro en Madrid. En un momento se me quebró la coherencia espacio-temporal y la idea del mundo, porque no me podÃa creer que mi abuela hubiera visto bailar a esa mujer desnuda en un teatro, no lo podÃa entender. A los 12 años supongo que pensaba que lo normal era que yo fuera más moderna que mi madre y mi madre más moderna que mi abuela. De repente descubrà que mi abuela era más moderna que mi madre y ya no entendÃa nada (risas). Con el tiempo me di cuenta de que vivÃa en un paÃs en que los nietos no podÃamos entender la vida de nuestros abuelos y pensé que eso era algo muy anormal. Uno de los crÃmenes más tremendos del franquismo fue cortar los hilos de la memoria, hacer imposible que los nietos se pudieran mirar en la vida de los abuelos. El reto de mi generación es llegar a ser tan modernos como nuestros abuelos y no sé si vamos a conseguirlo. Mucha gente de mi edad pregunta cosas parecidas; es el estupor y la perplejidad de darse cuenta de que nuestra vida se parece más a la de nuestros abuelos que a la de nuestros padres.
âUno de los momentos más conmovedores de la novela es cuando uno de los personajes, Ignacio Fernández, se lanza a las calles de ParÃs para festejar la muerte de Franco. ¿La sociedad española se olvidó del exiliado republicano?
âEspaña no ha comprendido todavÃa la deuda que tiene con el exilio español. MuchÃsimos exiliados en otros paÃses perdieron su nacionalidad; los rusos, los polacos, optaron inmediatamente por naturalizarse en los paÃses donde fueron acogidos. Los españoles no comprendemos hasta qué punto es importante que los exiliados españoles hayan decidido seguir siendo españoles; es un proceso que hace posible que para nosotros Machado sea un escritor español, Alberti sea un poeta español, cuando en muchÃsimos otros casos se perdió la relación con la tradición cultural. Me interesaba incluir a los exiliados en mi novela porque me parecÃa irable esa tenacidad y ese coraje, y elegà el exilio francés, que era el de menor calidad, porque en Francia se quedaron los que tenÃan menos que ofrecer al resto del mundo. Esa perseverancia y esa especie de fe en nosotros los españoles que hemos venido después me pareció emocionante y yo querÃa agradecerla.
â¿El corazón helado es una novela sobre los miedos?
âSÃ, el miedo es una pasión predominante en la novela. Lo irritante es que es un miedo que no tiene sentido. Cuando dicen que es mejor no remover estas cuestiones, me pregunto qué sentido tiene a esta altura tener miedo. Hay gente que tiene un miedo heredado, que no es suyo, y no lo entiendo en personas de mi edad, porque no hay nada en la realidad que inspire ese miedo, y hasta que no acabemos con ese miedo, todo estará mal.
© 2000-2022 pagina12-ar.informativomineiro.com|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.