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âEl género va emergiendo de la tumba, como los zombis, que arrancan por la mano, y ahora ya tenemos casi todo el cuerpo afuera.â Quien habla es Pablo Sapere. Y la comparación no podrÃa ser más acertada, porque se refiere al BARS, es decir, al festival de cine de género Buenos Aires Rojo Sangre, un clásico de la grilla festivalera nacional que comienza hoy y festeja, cual virginal Carrie escarlata, sus 15 añitos hasta las rodillas de vÃsceras, horrores de ultratumba, pesadillas reptantes y aullidos ensordecedores. Que es, a fin de cuentas, el mejor modo de celebrar esta cita ineludible de las pelÃculas âde miedoâ.
El BARS llenará de espanto el Complejo Monumental (Lavalle 836) entre hoy, con la proyección de la estadounidense Asà en la tierra como en el cielo (John Erick Dowdle, 2014) y el 9 de noviembre. Del festival participarán decenas de largometrajes y habrá 12 bloques de cortos de distintos orÃgenes. Porque la sangre a chorros no es patrimonio exclusivo de Hollywood ni del Lejano Oriente, en las distintas competencias los espectadores podrán ver films de España, TurquÃa, Reino Unido, Serbia, Canadá, Bélgica, Francia, Chile, Italia, México, Cuba, Colombia y Uruguay. Además, por supuesto, los créditos argentinos darán que hablar, en un circuito que crece cada dÃa más. Entre éstas se destacan Naturaleza muerta (Gabriel Greco), El Desierto (Christoph Biehl), Corazón muerto (Mariano Cattaneo) y Buscando la esfera del poder (Tetsuo Lumiere). La programación completa puede consultarse en http://rojosangre.quintadimension.com/. Además, las pelÃculas en competencia se repartirán en tres categorÃas: Internacional, Iberoamericana y Bizarra (con tÃtulos tan prometedores como delirantes: Cosplay Fetish Battle Dromes o El onanista perturbado, por caso).
Consultados por Página/12, los mentores del BARS reconocen el crecimiento del sector y lo celebran. Saben que el festival juega un papel importante hacia adentro del circuito, pero aseguran que lo más importante está sucediendo fuera. âDejamos de ser ese pequeño festival de ghetto, parece que el género argentino empieza a ser parte del menú del circuito comercialâ, afirma Sapere. Es que las pelÃculas del palo comenzaron a hacerse un huequito en los festivales más importantes del paÃs, como el Bafici o el internacional de Mar del Plata: âEso para nosotros es como festejar un gol de Messi en el Mundialâ. ¿La Pulga zombificada picará con la misma rapidez?
âEl otro dÃa Telefe proyectó Sudor frÃo en trasnoche e hizo más de 4 puntos de rating, que equivale a 400.000 personasâ, destaca el director del festival. Según los datos, lideró su franja horaria y la cifra llama la atención: cuando se estrenó en febrero de 2011, la cinta de Adrián GarcÃa Bogliano llevó 86.000 espectadores a las salas.
âEl desafÃo es llegar a un público más grande, entrar al circuito comercial y encontrarte compitiendo con los tanques, pero también luchar con las cadenas de exhibiciónâ, reflexiona Sapere y advierte que por âgrandeâ no se refiere a éxitos arrolladores como Relatos salvajes. El sector se conforma âpor ahoraâ con permanecer varias semanas en cartel y alcanzar números dignos. âHay un público para este cine, pero no siempre se entera que estas producciones llegaron a la salaâ, considera.
âNo es casualidad que sean los Loreti, los De la Vega, los Diment, quienes llegan a festivales y salas comercialesâ, evalúa su compañera Ariana Bouzón, productora del BARS. âHubo un camino paralelo para el cine de género argentino que existió siempre y al cual el festival acompañó con su exhibición; de algún modo esta gente que siempre estuvo acá insistió y logró con mucho esfuerzo ese espacio más que merecido en salas comercialesâ, celebra. Cinco años atrás, era un notición que el Incaa hubiera vuelto a financiar una pelÃcula de terror argentina, tras décadas de desprecio al sector. âEsa es una batalla ganada, la siguiente es con el público, que tiene costumbres y no está habituado a ver pelÃculas de terror argentinasâ, proyecta.
Bouzón sabe de ese crecimiento. Lo âsufreâ en carne propia y desde varios meses antes del festival, cuando tiene que empezar a ver cómo manejar el flujo cada vez mayor de pelÃculas para traducir y actividades para coordinar en el encuentro anual. âAmpliar el festival fue una necesidad, hace un par de años agregamos una sala y este año seguÃa sin alcanzarnosâ, confÃa. Y eso, pasando de los siete dÃas que venÃan programándose en las últimas ediciones, a las 11 jornadas de este 2014. âTuvimos que aprender a delegar mucho másâ, confiesa. Los voluntarios bancan con su trabajo previo mucho de lo que los espectadores disfrutan luego en una sala oscura con música truculenta.
âEste crecimiento es algo a lo que nos fuerzan las circunstanciasâ, coincide Sapere. âCada vez hay más pelÃculas y cosas para mostrar, los siete dÃas ya nos quedaban chicos, pero este esfuerzo va a resultar en un festival más grande, con más público y más pelÃculas.â El BARS, en su decimoquinta edición, ya se demostró como un pivote del cine de género nacional. Sus organizadores, sin embargo, mantienen la cabeza frÃa (el mejor modo de manejarse con demonios, trasgos hambrientos y seres del más allá): âNo creemos que el festival sea el gran promotor, sólo es el mascarón de proa, es más visible, pero es parte de un gran movimiento de realizadores y públicosâ.
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