Para bien, para mal, el cine no fue el mismo luego de Peter Jackson y su adaptación de El señor de los anillos. No es tanto que el neocelandés haya inventado la rueda, que la fantasÃa épica existe desde tiempos primitivos, pero el empujón digital de la primera saga de los hobbits desplegó una seguidilla de traslaciones y films originales que continúa sólidamente hasta estos dÃas, tanto en la pantalla grande como en la pequeña. El séptimo hijo âbasada libremente en The Spookâs Apprentice, de Joseph Delaney, editado en la Argentina por estas fechas con el tÃtulo de la pelÃcula, para evitar âconfusionesâ y promover la sinergia comercialâ es un relato de brujas, hechiceros, dragones y gigantes que transcurre en un mundo medieval de fantasÃa, hecho a la medida barroca del diseñador de arte Dante Ferretti, en el cual los pueblitos celtas se mezclan con el orientalismo y el rococó. En ese universo se mueve a sus anchas el Maestro Gregory, cazador de brujas de profesión y único descendiente vivo de una orden de caballeros dedicados a tales menesteres. 516o33
Por alguna razón, los únicos que pueden adquirir la destreza necesaria para el oficio son los séptimos hijos de un séptimo hijo (un experto en estadÃsticas a la derecha, por favor), que no andan ciertamente creciendo como flores silvestres por allÃ. A pesar de ello, Gregory âun Jeff Bridges caricaturesco, al lÃmite del dibujo animado de carne y huesoâ se consigue otro asistente en cuestión de dÃas luego de la muerte de su anterior aprendiz. Es que la legendaria y malvadÃsima Madre Malkin, una bruja que puede transformarse en dragón a piacere merced a las bondades de los expertos en imágenes generadas por computadora, volvió a las andadas, llamando a sus congéneres y súbditos para sumir al mundo en el terror absoluto. Si Bridges parece una versión en ácido del Gandalf de Ian McKellen, la Malkin interpretada por Julianne Moore se asemeja a la versión telenovelesca de una hechicera malvada de Disney. Si esto no es el kitsch, ¿el kitsch dónde está?
Pero lejos de ser un festÃn autoconsciente y con sentido del ridÃculo, El séptimo hijo se juega al todo o nada de la solemnidad âal margen de un par de gags aquà y alláâ, le suma un amor contrariado entre el joven aprendiz (Ben Barnes, el Caspian de Narnia) y una hija de bruja interpretada por la sueca Alicia Vikander, y arremete con escenas de destrucción masiva cada vez que el guión se torna obvio o esperpéntico. Lo cual ocurre metódicamente a lo largo de los 100 minutos de metraje. La historia del cine incluye unos cuantos desastres de producción que derivaron en grandes o, al menos, interesantes obras. No es éste el caso, y no parece casual que el estreno del film se haya aplazado en tres o cuatro ocasiones a lo largo del último año y medio, como si pocos confiaran en el resultado final. De todas formas, la mayor rareza es el nombre del ruso Sergey Bodrov en el rol de director: el veterano realizador navega aquà por aguas alejadÃsimas de las costas de su Prisionero de las montañas, largometraje que le valió allá por 1996 su primera nominación a un Premio Oscar, e incluso de la más reciente Mongol, superproducción épica sobre el legendario Gengis Khan que al lado del pequeño gran desastre de El séptimo hijo puede ser vista como un dechado de virtudes cinematográficas.
Seventh Son
Estados Unidos/Reino Unido/Canadá, 2014.
Dirección: Sergey Bodrov.
Guión: Charles Leavitt y Steven Knight.
FotografÃa: Newton Thomas Sigel.
Montaje: Jim Page y Paul Rubell.
Música: Marco Beltrami.
Duración: 102 minutos.
Intérpretes: Julianne Moore, Jeff Bridges, Ben Barnes, Alicia Vikander, Olivia Williams, Kit Harington.
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