Su primer disco es de 1965, cuando aún no habÃa cumplido 19 años. Más de cuatro décadas y media después, Maria Bethânia sigue publicando álbumes extraordinarios. Oasis de Bethânia, del año pasado, corona una serie de trabajos notables, publicados por Biscoito Fino en Brasil y por RP Music en la Argentina, entre los que brillan Que falta você me faz, dedicado a Vinicius de Moraes (2005), el dÃptico conformado por Mar de Sophia y Pirata (de 2006 y 2007) y su dúo con Omara Portuondo (2008). 2o94r
Es posible que no haya voz más personal e inconfundible en el campo de las músicas de tradición popular, que la de Maria Bethânia Viana Teles Velloso. Sin embargo, ese timbre rugoso, esa cualidad tridimensional, la oscuridad de su voz y esa tesitura inevitablemente grave, están lejos de serlo todo. Sin su manera de frasear, sin su forma de arrastrar ciertas sÃlabas, de deslizarse por la melodÃa, de jugar casi imperceptiblemente con el tiempo y de lograr, con una pausa imprevista, el efecto de un maremoto, nada serÃa exactamente como es cuando ella lo hace suyo.
Cantante del tropicalismo aunque nunca fue tropicalista estricta, especialista en dúos (aquel con Chico Buarque, de 1975; el Ao vivo con su hermano, Caetano Veloso, en 1978; el más reciente con Portuondo), compañera de ruta de Vinicius aun cuando mantuviera sus distancias con la bossa nova, Bethânia nutrió su repertorio tanto de esas canciones como de elecciones personalÃsimas que podÃan ir tanto a Roberto Carlos como al bolero. Siempre más afÃn a los acompañamientos mÃnimos, a las percusiones en primer plano y a las guitarras intimistas que a las orquestaciones ampulosas, ella se dio siempre el lujo, además, de pensar cada disco (y a veces cada canción) como un universo particular. Y, de paso, de haber logrado, con AlibÃ, en 1978, ser la primera brasileña en vender más de un millón de discos.
En Oasis... se trataba de diez canciones escritas por diez autores y arregladas cada una de ellas por un músico diferente, que a veces coincidÃa con el autor y, en ocasiones, con el intérprete. La nueva edición de RP Music, separada en dos volúmenes y titulada Noite luzidia, va algo más atrás en el tiempo y recoge una actuación histórica, la que Maria Bethânia ofreció en el Canecâo en 2001, festejando sus treinta y cinco años de carrera. Si se tratara de otra, los âconvidadosâ que anuncia la tapa âuna lista que resume lo mejor de la música brasileña, de Carlos Lyra, Caetano y Gilberto Gil a Chico Buarque, Moreno Veloso, Adriana Calcanhoto y Lenineâ podrÃa tratarse sólo de una operación de mercado. AquÃ, en cambio, no hay nada de pastiche.
Con excelentes arreglos de Jaime Alem, cada una de las invitaciones es significativa y cada una de las canciones tiene vida propia. Los discos, con presentación impecable que incluye fichas técnicas detalladas y la letra de todas las canciones, tienen un solo defecto y es que ambos son casi iguales (mismo tÃtulo, foto de la tapa apenas diferente) salvo por el número casi invisible que está en el lomo y que indica de cuál de los volúmenes se trata y por la lista de invitados. Una cuestión muy menor, en todo caso, si se la compara con la audición de âDe manháâ, con Caetano, de âSe eu morresse de saudadeâ, con Gilberto Gil, âDepois de ter vocêâ, con Calcanhoto, âSem fantasiaâ, con Chico Buarque, o, a solas, su maravillosa versión de una de las canciones más bellas, âTravessiaâ, de Milton Nascimento, engarzada con âComeçaria tudo outra vezâ, de Gonzaguinha y, después, con âAlegriaâ, de Antunes.
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