Cuando Cristina Banegas y Juan Leyrado leen poemas de Francisco âPacoâ Urondo queda flotando la idea de que la poesÃa se ha convertido en imagen a través de un exótico mecanismo de transposición. Con entusiasmo, cada uno detiene su mirada en esos escritos de un personaje no sólo de la literatura argentina âolvidado mucho tiempoâ sino también de la historia polÃtica. Las interpretaciones podrán verse en Paco Urondo, la palabra justa, documental de Daniel Desaloms que se emitirá hoy a las 22 en el ciclo Ficciones de la real, conducido por Diego Brodersen en Canal 7. El film, estreno para la TV, data de 2004 y la idea surgió cuando Desaloms comenzó a pensar en otra categorÃa de desaparecidos: âLos desaparecidos culturales. Con la complicidad de los gobiernos democráticos, claro. Figuras que habÃan sido muy importantes por su injerencia en la cultura, por sus obras, por su compromiso polÃtico, olvidadas. Y Urondo es casi un caso emblemáticoâ, señala Desaloms en la entrevista por mail, ya que se encuentra en Cuba dictando seminarios de cine. âSi viviera estarÃa al mismo nivel de calidad poética de Gelmanâ, asegura el director. 574u19
Paco Urondo, la palabra justa cuenta con recuerdos emotivos de amigos como Horacio Verbitsky y Miguel Bonasso, y de familiares como su hermana Beatriz y sus hijos Javier y Angela. Angela fue una sobreviviente del atentado en el que murió su padre y, posteriormente, del secuestro y desaparición de su madre. El documental se completa con testimonios de personas involucradas con el protagonista, y cuenta con un jugoso relato de las últimas horas de Paco Urondo perseguido por los militares en un viaje a Mendoza durante 1976. En ese momento, el film adquiere un intenso clima de suspenso, digno de un thriller ya que el relato de una compañera de militancia que sobrevivió a la emboscada militar es en presente, como si estuviera sucediendo en el mismo instante en que fue filmada la pelÃcula. Luego llegarÃa la tragedia. âPaco era una figura inquietante, se mató (N. de la R.: tomó una pastilla de cianuro) para no delatar. Se hizo cargo aun cuando su vida corrÃa peligro de muerte. No abandonó a sus compañeros. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?â, se pregunta Desaloms.
El film también aborda los sentimientos de Paco Urondo con âsus mujeresâ. Se detiene tanto en la vida pública como en la privada del poeta, militante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y recordado periodista, cuya pluma circuló por las redacciones de Primera Plana, Panorama, Crisis y el diario Noticias, entre otras. Un riguroso material de archivo complementa los testimonios con imágenes de la época, donde a través de la vida de Urondo se puede reconstruir el contexto histórico de los â60-â70. âLa vida de Paco, como la de todos aquellos que tuvimos alguna militancia, estuvo atravesada por la historia. No se concebÃa al intelectual sin compromiso polÃtico. En el film la historia es un contexto inevitable. Además, es una manera de que las nuevas generaciones comprendan por qué ocurrieron algunos hechos, que la violencia armada de los â60 fue la respuesta a una violencia institucionalizada por la dictadura de OnganÃa y, por supuesto, la proscripción del peronismoâ, relata Desaloms.
âLa anécdota que cuenta la hermana de Urondo, de que cuando era chico se disfrazaba como defensor de pobres, permite conocer su sensibilidad temprana...
âLa anécdota surgió espontáneamente. La foto que encontré disparó el comentario. Es verdad, visto desde este lugar de la historia, parece una premonición.
â¿Por qué el documental indaga en la vida pública y la privada?
âPorque fue siempre esas dos vertientes, e intenté ser lo más fiel al personaje. El fue un hombre, tal como lo describen sus Ãntimos, de perfiles excepcionales. PodÃa ser un bohemio, ganador con las mujeres, poeta, periodista, como también un militante duro que no dudó en tomar las armas. Quise que esta complejidad estuviera presente.
â¿La poesÃa era parte de su militancia? ¿Su escritura se cruzaba con la polÃtica?
âPodemos hablar de dos etapas. Cuando la poesÃa era su manera de estar en el mundo, cuando formó parte del grupo PoesÃa de Buenos Aires, entre los â50 y principio de los â60, y luego de su viaje a Cuba y, desde ya, de su incorporación a las FAR. Eso sÃ, nunca dejó de crear, aun cuando fue enviado a Devoto, como se ve en el film.
âSi bien los poemas de Paco son recitados, ¿por qué hay pocas referencias a su poética?
âPorque si hubiera elegido ahondar en su poesÃa, la estructura del film se hubiera resentido. Justamente, el mejor homenaje a su poesÃa son esos fragmentos luminosos que actúan como separadores de la pelÃcula, recitados por Banegas y Leyrado.
â¿Cómo se transforma el lenguaje poético en imagen?
âCada director visualiza la poesÃa de un modo particular. Yo no quise crear ninguna metáfora. Elegà que el texto fuera el corpus poético. Por eso ni Cristina ni Juan recitan, sólo leen los poemas que están sobre un atril y la cámara gira alrededor de ellos. No enfatizan ni sobreactúan.
â¿Paco Urondo fue suficientemente reconocido como poeta?
âNunca fue suficientemente reconocido. Le tocó vivir épocas donde el reconocimiento mediático o crÃtico estaba en segundo orden ante las urgencias del compromiso polÃtico. De cualquier modo, era un poeta respetado. Creo que hoy, gracias a la edición de toda su obra, podemos valorar su talento. Hasta antes del film, Paco era inhallable en las librerÃas.
â¿El âPaco militanteâ es el que más le impacta?
âNo, en absoluto. El militante me infunde respeto, aunque por cuestiones polÃticas, hubiera discutido con él de manera intensa. Especialmente en la época en que se incorpora a Montoneros y la organización realiza operativos en que terminaron de quebrar la relación con Perón y aislarlos de la sociedad. Lo que rescato de Paco es su ética. Eso es enorme.
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