Mañana huiremos al norte, al pueblo natal de tu padre. Diremos que somos hermanas y yo evitaré la boda. 6q5w2r
â¿Qué boda? âpreguntó Xiaomei.
Me empeñé en ser más precisa, pero fue todavÃa peor porque Xiaomei me preguntó con una nota de esperanza:
âEntonces, ¿se ha cancelado el casamiento de tu hermano?
Me sentà más que traicionada, abandonada.
Esquivando mis miradas, con los ojos clavados en la punta de sus zapatos, Xiaomei hizo tan sólo lo indispensable para calmarme.
âLingâLing âempezó a decirâ, supongamos que un dÃa yo cometiera un grave error, supongamos que estuviera equivocada acerca de algo, ¿me harÃas entrar en razones?
âClaro que sà âcontesté.
âLing âvolvió a decir Xiaomeiâ, soy tu amiga, pero no puedo escapar, no puedo dejar a mi padre, que en el fondo es un pobre ciego, ni a mi madre, que lo cuida como a un niño de tres años. ¿Te conté que ella se ocupa de cortarle las uñas y de asearlo cada dos dÃas, cuando no me pide que lo haga? Si yo pudiera casarme con el hijo del señor Zhao, o con cualquier otro heredero como él, no andarÃa quejándome ni buscando cómplices para una fuga. No te quejes tanto, Ling. Vivirás pronto en las nubes azules de la riqueza.
No me quejé. Guardé silencio.
âTe odio âle dijeâ. Te odio por no entender nada. âY sin despedirme de ella, volvà corriendo a casa, enfurecida, me metà en la cama y lloré en la oscuridad.
* Fragmento de El paÃs imaginado (Emecé).
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