Formulemos un dilema con fines exploratorios. Tomemos como punto de partida dos noticias de la edición del sábado 24 de septiembre de Página/12. Una de ellas habla de un grupo de fÃsicos que experimentó con el acelerador gigante europeo LHC. Este grupo declaró que tiene evidencias de que la partÃcula subatómica llamada neutrino puede moverse a mayor velocidad que la luz. Este resultado hace temblar la TeorÃa de la Relatividad, uno de los fundamentos más sólidos para la comprensión de la estructura del universo. El anuncio provocó conmoción y excitación, no sólo en la comunidad internacional de fÃsicos de altas energÃas, sino también, dicho un poco ampulosamente, en lo que podrÃa llamarse el imaginario cultural globalizado. Hermoso desafÃo a la noción de racionalidad que nace con Galileo, que pone en evidencia el internacionalismo altruista de la ciencia frente a los grandes problemas. 6g5w1r
Otra nota en el mismo diario cuenta que, durante 2011, en la Argentina las importaciones están creciendo más rápido que las exportaciones. Este es un problema histórico estructural de los paÃses latinoamericanos, que los economistas llaman âla restricción externaâ. El paÃs se industrializa, entonces importa más bienes de capital e insumos. Si a esto se suma la fuga de capitales, como consecuencia de que las multinacionales que operan en el paÃs remiten sus ganancias a sus casas matrices, el resultado es un saldo negativo en la balanza comercial. De persistir, hay que devaluar. Entonces caen los salarios, se frena el crecimiento y se debe recurrir al endeudamiento. A pesar de la innegable relevancia del problema de la restricción externa, por lo menos desde la óptica de una gran mayorÃa de ciudadanos argentinos âo de cualquier otro paÃs periférico que busca industrializar su economÃaâ, no parece un problema que se considere un desafÃo a la racionalidad cientÃfica, ni ponga en movimiento el internacionalismo altruista de la ciencia. ¿Por qué? Porque tal vez la pobreza no está en la lista de los grandes problemas.
Aquà llega el dilema que quiero plantear: ¿es menos importante, interesante, desafiante o prestigioso orientar nuestros laboratorios en una dirección que colabore con la resolución del problema de la restricción externa que resolver el problema del neutrino, o cualquier otro problema desafiante sobre los arcanos del universo? ¿Qué problemas cientÃficos son dignos de ser investigados? ¿Cómo o quién define su importancia?
En el caso del neutrino, se cuestiona una de las grandes teorÃas de la fÃsica contemporánea. En el caso de la restricción externa, estamos frente al desafÃo de cómo modificar una estructura económica que condena a muchos paÃses periféricos a la pobreza. En el caso del neutrino, se necesitan fÃsicos de altas energÃas y aceleradores de partÃculas que sólo Estados Unidos o consorcios de paÃses europeos pueden afrontar. En el caso de la restricción externa en la Argentina, se necesitan economistas, ingenieros, tecnólogos, biólogos, quÃmicos, fÃsicos, sociólogos, matemáticos argentinos que resuelvan problemas que nos sirvan para importar menos, exportar más, equilibrar la balanza comercial, continuar industrializando la economÃa y avanzar en la redistribución de la riqueza.
Ahora bien, ¿el acelerador multimillonario LHC se construyó solamente para averiguar cosas como la velocidad del neutrino? Si estas sofisticadÃsimas máquinas no sirvieran como bancos de prueba para desarrollos tecnológicos de punta que luego se pueden utilizar en la industria, ¿los ciudadanos europeos estarÃan dispuestos a sostenerlos? Dicho de otra forma, si la fÃsica de altas energÃas no sirviera al desarrollo económico de los paÃses centrales, ¿serÃa un problema cientÃfico importante el neutrino?
PodrÃa insistirse en que el neutrino está en la frontera del conocimiento, mientras que el problema de la pobreza o de la restricción externa no es un problema de frontera. Sin embargo, el concepto de âfronteraâ (en singular) es una metáfora con enorme carga ideológica. Si hay una sola frontera sólo nos queda acortar la brecha (que en los hechos se agranda), es decir, seguir la huella copiando, comprando, pagando royalties.
¿Y si pensamos que hay muchas fronteras del conocimiento? ¿Y si, además, decidimos que el problema de la restricción externa es un problema cientÃfico importante? De hecho, su solución necesita del conocimiento económico, sociológico, tecnológico, necesita modelos matemáticos, abstracción teórica. Incluso, es probable que sea un problema más difÃcil que el del neutrino.
Se podrÃa responder que en el problema de la pobreza no sólo deben tenerse en cuenta cuestiones epistemológicas (teorÃas, mediciones, cálculos, instrumentos), sino también cuestiones vinculadas a relaciones de poder, intereses, ambiciones, etc. Suponiendo que estas variables no juegan en la construcción de un acelerador multimillonario (asunción falsa, pero que, de hecho, no viene a cuento), son justamente cuestiones como las relaciones de poder, las ambiciones y los intereses âindividuales, sociales, nacionales, corporativosâ los que definen la complejidad del problema de la pobreza.
De hecho, categorÃas como ârelaciones de poderâ, âinteresesâ o âambicionesâ no sólo son objeto de abordaje cientÃfico, sino que además componen el núcleo de reflexión de las ciencias sociales. Es decir, aquà tenemos el ejemplo obvio de otra frontera del conocimiento. Con lo cual ya tenemos, como mÃnimo, dos fronteras.
La ciencia y la tecnologÃa no bajaron con las tablas de Moisés. La agenda de problemas cientÃficos relevantes se define a partir de intereses y valores. La agenda cientÃfica para un paÃs pobre que busca equidad y de-sarrollo social no puede ser la misma que la agenda cientÃfica de una potencia económica que promueve una lógica consumista o que encuentra un núcleo dinámico en la innovación bélica y el keynesianismo militar. Otra cosa muy diferente es reconocer que la estructura económica global ây los valores que la sostienenâ también sean un determinante en el mundo cientÃfico y académico y que la dependencia cientÃfica también sea un fantástico negocio.
¿PodrÃamos imaginar que mientras en Europa y Estados Unidos intentan resolver problemas como el de la velocidad del neutrino, en la Argentina y en América latina se va a intentar aportar conocimiento para resolver complejÃsimos problemas como el de la pobreza? Si Dios tiene aceleradores en Europa, ¿no puede tener igualdad e inclusión en América latina?
* Doctor en FÃsica. Historiador de la ciencia argentina. Participó del Copuci.
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