Viernes, 12 de noviembre de 2004
PolÃtica 3i119
el cÃrculo de las mujeres 2j4b5y
Mujeres lÃderes polÃticas de Uruguay, Brasil, Paraguay, Colombia y Argentina se reunieron convocadas por el Instituto Hannah Arendt, que preside Elisa Carrió, para diseñar estrategias y alianzas transversales que, más allá de la ideologÃa, permitan abrir espacios en lo público para todas. 31r2g
Por Marta Dillon
Fue al otro dÃa de que se inauguraron las sesiones del Foro de lÃderes mujeres polÃticas de Latinoamérica que los principales diarios âincluido ésteâ dieron cuenta del acontecimiento. Y fue gracioso leerlos después de haber asistido a la primera ronda de discusiones: buena parte de lo que se estaba planteando en ese encuentro circular âpor el modo en que se sentaron las mujeres polÃticas y por el modo en que la palabra anduvo de boca en bocaâ estaba siendo escrito en el mismo momento. La cantidad de lÃneas destinadas a describir los atuendos de las participantes, la elegancia del evento, lo diferente que se veÃa esta reunión de otros foros polÃticos ocupó tanto o más espacio que el meollo del asunto: la búsqueda de estrategias comunes de las mujeres polÃticas latinoamericanas, independientemente de su ideologÃa, para ocupar el espacio público, transformar el concepto hegemónico del poder y abrir el juego para que cada vez más mujeres se integren a la rueda.
âYo he ganado elección tras elección dentro de mi partido y sin embargo me han puesto a un señor a compartir la dirección general como si yo no pudiera sola. Porque no importa lo que yo haga, siempre va a haber más espacio para preguntarse si tengo pelo debajo de la pañoleta o para llamarme Górdoba en lugar de Córdoba, porque eso parece ser lo que único que puede decirse de una mujerâ, dijo Piedad Córdoba Ruiz, senadora del Partido Liberal Colombiano, defensora de la solución polÃtica al conflicto armado en su paÃs y âenemiga de la estrategia paramilitarâ cuyas fuerzas âa la orden de Carlos Castañoâ la tuvieron secuestrada durante dos semanas en 1999. Elba Recalde, ex senadora paraguaya, fue todavÃa más enfática: âBasta que una asome una ceja a los lugares de poder para que todo el entorno tienda al exterminio personal, la degradación, la caricaturización. Yo he visto dibujos mÃos de una página para ridiculizarme, y eso en mi paÃs tiene un peso muy importante porque sólo el 34 por ciento de la población leeâ. Ejemplos fáciles de entender en este paÃs donde la misma anfitriona del Foro, Elisa Carrió ây su instituto de formación cultural y polÃtica, Hannah Arendtâ, ha tenido que responder más de una pregunta sobre su aspecto fÃsico. O donde la lÃder piquetera Nina Peloso recién ocupó algún espacio en el ágora polÃtica después de haber posado en minifalda en la tapa de una revista de actualidad.
Fue un efecto buscado que las experiencias personales se escuchen en el primer dÃa de discusiones entre mujeres diversas. Es lo que se pretendió desde la convocatoria, reducida y con invitaciones personales, que tuvo como criterio buscar âlideresasâ âsegún la palabra que eligió Diana MaffÃa, filósofa y directora académica del instituto Hannah Arendtâ que a pesar de haber tenido que atravesar diversas barreras hayan alcanzado alguna cuota de poder (¿de éxito? ¿de representación? ¿de capacidad de gestión?) sin contar con el padrinazgo polÃtico de un padre o un marido. Asà fue como Cristina Fernández de Kirchner e Hilda González de Duhalde quedaron fuera del cÃrculo y hubo una única invitación a una afiliada alPJ: Roxana Latorre, senadora por Santa Fe. Las que sà pudieron sentarse a la misma mesa y dialogar cómo no lo harÃan en otro ámbito fueron Patricia Bullrich, presidenta de Unión por Todos, y Patricia Walsh, diputada del bloque unipersonal de Izquierda Unida en el Congreso nacional, por poner ejemplos claros de lo más opuesto del arco ideológico, aunque se podrÃa seguir el juego de contrastes nombrando a Elsa Quiroz, flamante secretaria general del ARI, y a Gabriela Michetti, diputada macrista en la ciudad. O a MarÃa Eugenia Estenssoro âBloque Pluralâ, que se reconoció como una mujer âmuy masculinaâ antes de tomar conciencia de las dificultades propias del género en el terreno público, y Elisa Carca, de la siempre agonizante UCR, miembro permanente del Foro de Mujeres PolÃticas del Cono Sur y muy ligada a las temáticas de género. O, en el plano internacional, se podrÃa mencionar a Mónica Xavier, primera senadora del Frente Amplio de Uruguay, y a Beatriz Argimon, diputada uruguaya por el Partido Nacional.
Este Foro, que dio origen a la Red de mujeres lÃderes polÃticas latinoamericanas que se reunirán el año que viene en Colombia, fue financiado por la fundación sueca Idea. Y esto también es algo que desde la organización se quiso destacar. âEs que cuando financia la ONU o alguna de sus oficinas la agenda la marca Washington, y lo que nosotras querÃamos era poder discutir desde nuestras realidades para poder imponer una agenda latinoamericana desde las mujeresâ, dijo Elisa Carrió, riéndose de la última vez que asistió a una reunión de mujeres convocada por el BID en donde ella y Piedad Córdoba firmaron un documento en rebeldÃa y donde empezó a gestarse el Foro que terminó hace una semana.
âMe pareció desafiante volver a pensar a América latina como región âdice Diana MaffÃaâ porque todo conspira para desmembrarla en tanto región geopolÃtica. Se habla del ALCA, de la región del PacÃfico, cortando a Chile de sus paÃses vecinos, o del Mercosur por un lado y de los paÃses andinos por otro fracturando los aspectos culturales comunes. Por eso es tan importante, y es un desafÃo pensarnos como mujeres en un contexto de pobreza, de mestizaje, de exclusión.â Además, fue también un desafÃo organizar una reunión de mujeres para hablar de los temas centrales de la cosa pública: el concepto de poder y las estrategias comunes para modificarlo âen tanto sinónimo de acumulación o en los términos binarios de vencedores y vencidosâ, el financiamiento de la polÃtica y la relación con los medios de comunicación en la era de la imagen. Porque lo cierto es que las mujeres siguen llegando al ágora polÃtica, y hasta ocupando puestos que parecen poderosos, pero el poder se les escapa o es algo que les deben a sus padrinos polÃticos.
â¿Podremos salvarnos y salvar a otros a través del relato, como hizo Scherezade?â, fue la pregunta que formuló Carrió y disparó los debates, como una metáfora puesta en común para reinventar los modos de la polÃtica, para convertir la asociación poder-conflicto en una ética distinta, una ética del cuidado o de la justicia âeso es parte del debateâ pero que ponga a circular el poder entre las relaciones que construyen el entramado social.
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