Supongo que el primer gesto serÃa observarme en detalle, incluso con lupa, mis nuevos atributos fÃsicos. Y aunque quizás extrañarÃa lo que me va a faltar, no me cabe duda de que la exploración resultarÃa muy interesante... Pero es obvio que una mujer es mucho más que esas diferencias que saltan a la vista, de modo que proseguirÃa más a fondo la investigación y acaso logre responder a la famosa pregunta de Freud: ¿Qué quiere una mujer? 1f3n6o
Sin embargo, debo decir que en lo que hace a las conductas especÃficas femeninas y masculinas, creo que ya no hay diferencias tan marcadas, ha habido mucho intercambio en esos roles que se creÃan inamovibles.
En el orden del arreglo, tengo que decir que soy coqueto a mi manera. Para ir a trabajar me pongo lo que tengo, pero sale combinado porque soy monocromático, tonos neutros, asà que el vestuario me sale más o menos composé.
Lo que no practicarÃa como mujer serÃa ciertos maltratos con el cuerpo, como creo que lo son las cirugÃas a las que hay tantas aficionadas.
AsÃ, de buenas a primeras, creo que la investigación en el terreno erótico la iniciarÃa con mucho pudor, pero a la vez con sumo interés. Quién sabe, a lo mejor es tan bueno el descubrimiento que me convierto rápidamente, felizmente, sin lamentación alguna. Aunque inevitablemente tendrÃa que enfrentarme con actitudes machistas, sexistas, que por cierto no dejarÃa pasar, apelarÃa a toda mi capacidad agresiva. Ahà serÃa peleadora. Creo que me convertirÃa en una mujer insoportable para los hombres porque no les dejarÃa pasar una. En fin, seguro que me arrepentirÃa de muchas cosas que hacemos los hombres, como tender a crear inseguridad en las mujeres. Se me ha abierto un horizonte ilimitado con esta pregunta.
Salvando distancias y quitando obvias metáforas misóginas, creo que en primera instancia serÃa algo parecido a lo que sintió Gregorio Samsa, ya saben, en La metamorfosis de Franz K. Quiero creer que poco a poco me irÃa haciendo a la idea y comenzarÃa a pensar que âsalvo los dÃas de reglaâ tan mal no está. Por supuesto que me surgirÃan mil cosas diferentes para averiguar, pero creo que lo básico, lo más importante afortunadamente ya lo aprendÃ: que ninguna mujer tiene dueño.
Mis primeros pasos se dirigirÃan al armario femenino más cercano para calzarme los tacos más altos y ver cómo es el mundo desde ahÃ, desde ese cambio de postura y de altura (aunque ahora que me acuerdo, alguna experiencia tengo al respecto porque me he probado tacos en más de una oportunidad...). Para hacerme el hombre, me pintarÃa barba y bigotes que combinaran con un rimel livianito, lo suficiente para no perder el estilo durante el dÃa. Labios poco, porque los tengo naturalmente muy coloridos.
Dada mi clara y definida tendencia hétero, elegirÃa a una mujer para probar por fin qué es el lesbianismo, después a un hombre para experimentar la diferencia y, posteriormente, lo lógico serÃa un trÃo para el paroxismo total. Más allá de estas fantasÃas, debo decir que a mà no me importa demasiado si tenés pito, concha, teta, culo. A fin de cuentas, solo se trata de agujeritos y protuberancias. De modo que: vivan las mujeres, los hombres, las drags, los putos, los travestidos, las lesbianas, los reprimidos y las reprimidas, los y las que no saben cómo llamarse, los de quÃntuple sexo... En resumen, ¡viva la vida, carajo!
¿Mañana mismo me despierto convertido en mujer? Y... lo primero que pienso es ¿qué me pongo?, después de inspeccionarme... Pero, ay, me ponés ante un abismo tremendo, primero porque la idea de castración es muy fuerte desde un punto de vista masculino. Porque a mà me encanta el universo femenino, me sumerjo allà cuantas veces puedo, de todas las maneras que me permiten mi moral y mi cultura... pero me aferro a mi pito, debo reconocer que su desaparición fÃsica me asusta mucho. Sé que tendrÃa otros órganos como mujer, pero no jodamos, el pito no lo negocio, que después me lo devuelvan. Está todo bien, yo puede ser recomprensivo, hasta me puedo convertir en un feminista, pero quiero a mi pito, lo defiendo como a un viejo blasón demarcatorio de mi identidad.
Me encantarÃa tener tetas, por ejemplo, llevar algo que me gusta tanto. Lo de las reglas debe ser incómodo, pero me harÃa cargo. Eso sÃ: serÃa de esas minas que no se depilan, me parece una agresión al cuerpo y un trabajo agotador e interminable.
De profesión, serÃa actriz, eso está fuera de discusión. HabrÃa que ver qué me pasa al salir a la calle: yo no soy de decir piropos groseros a señoras y señoritas, pero sà de mirarles el culo. Tendré que probar qué se siente al estar sometida a ese examen.
Una vez convertido en mujer disfrutarÃa de cosas que envidio mucho, como los orgasmos múltiples, esa sensibilidad diferente, como más metafÃsica. Ese aura captador, intuitivo, sabedor de otras cosas, una cultura propia.
Me imagino que me encontrarÃa con montones de rincones de la vida cotidiana de los que surgirÃan preguntas, no solo desde yo como mujer y el lugar donde me paro en la vida, sino con el afuera: cómo es el mundo construido por tipos para una mina. Y si hay que pagar un abortito, que se haga cargo el responsable. Porque, como bien se sabe, las mujeres ganamos menos...
Lo primero que harÃa si me llegase a levantar un dÃa siendo mujer serÃa volver a acostarme y seguir durmiendo, a ver qué pasa. Si la cosa continuase, entonces ya me lo tomarÃa más en serio y tal vez aprovecharÃa la oportunidad. TodavÃa en la cama, como acto inaugural, me rascarÃa la concha.
Ya levantada y vestida irÃa al bar Rodney, en donde buscarÃa rápidamente a otra mujer a quien le propondrÃa ser âmi mejor amigaâ. HablarÃamos de todo y nada, nos reirÃamos, pasarÃamos la tarde juntas, llenas de contradicciones, de actos espontáneos y emociones genuinas. BeberÃamos licor y comerÃamos bombones de chocolate. En un momento llorarÃa a flor de piel, ese mar de lágrimas lo vivirÃa como un exorcismo. Entrada la noche, saldrÃamos a âexperimentarâ. Ya en el nombre del verbo hay una actitud, una búsqueda positiva frente a la incertidumbre. Es como una declaración de principios. Si en el mundo ese dÃa todos nos despertásemos siendo mujeres, sin duda serÃa un dÃa más emocional, complejo y divertido, un dÃa feminista...
Me parte la cabeza esta pregunta. Ah, ya, compro, quiero empezar a conocer las respuestas a esas preguntas que me inquietaron toda la vida: ¿Cómo es esto de saber antes de saber? ¿Qué pasa con el disfrute, el goce? ¿Cómo se siente el tema del poder?
Me gustarÃa ser atractiva e inteligente, darme todos los permisos que me di como hombre a ver qué pasa. Probablemente, me verÃa en problemas, porque lo que siendo varón era aprobado, como mujer me tacharÃan de putón patrio. Y te digo la verdad: me gustarÃa ser un putón patrio. Por supuesto, me gustarÃa conocer en carne propia la experiencia del embarazo. Y desde luego, querrÃa saber cómo piensan las mujeres: ya sé que cada una tiene sus propias y diferentes ideas, pero creo que hay un sistema de pensamiento, que la mujer tiene otra mirada sobre el mundo, llena de sutilezas, de detalles que los hombres pasamos por arriba, pero que a la hora de la confrontación hombre-mujer, a ella le sirve de herramienta y nos deja culo paâarriba.
En fin, creo que esta pregunta puede ayudar a una reflexión que aligere la manera de vivir y de relacionarse, a dejarnos de joder con tantos lastres, tantos preconceptos.
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